santa cruz de tenerife

El mayor espectáculo jamás visto en la Isla (y 2)

The Jacksons, formado por cuatro de sus hermanos, recordarán el 21 de diciembre en el mismo escenario de la Dársena de Los Llanos del puerto de Santa Cruz, el multitudinario concierto que Michael Jackson protagonizó hace 25 años ante unas 50.000 personas
Cartel del concierto del 21 de diciembre de los hermanos de Michael Jackson /DA

Ya nada será igual aquel 26 de septiembre de 1993 en que Santa Cruz de Tenerife acogió el mayor espectáculo que se recuerda en Canarias. Michael Jackson, que hoy tendría 60 años, ya no está entre nosotros, pero sí sus hermanos, de los que cuatro de ellos (Jermaine, Jackie, Tito y Marlon) forman The Jacksons y estarán aquí el 21 de diciembre, en la misma Dársena donde actuó su hermano pequeño, para celebrar el 25 aniversario de aquel concierto que tanto marcó a la ciudad y a los 50.000 que tuvieron el placer de disfrutarlo.

El recital de The Jaksons, pretende ser un espectáculo visual y musical que incluya todos los mega-hits producidos con su hermano, Michael Jackson, y junto al cual son una de las familias más reconocidas en la historia de la música.

“Actuarán en Santa Cruz en un año histórico lleno de simbolismos para ellos, ya que se cumplen el 50 aniversario de su primera gira y el 25 aniversario del concierto de Michael Jackson en la capital tinerfeña, un 26 de septiembre de 1993, en pleno apogeo mundial del Rey del Pop”, señala Pepe Chiyah, el promotor de la idea de contratar a los Jacksons, como en su día fue el impulsor de traer a Tenerife a la primera estrella musical de los noventa y de la historia del pop.

Aquel concierto de Michael Jackson se cubrió con gastos, aunque dos de sus principales promotores, Valentín Álvarez (entonces en Producciones Oye) y Víctor Dubois, de BC Publicidad, tuvieron que hacer frente al final a ocho millones de pesetas. “El caché del artista fue de 250 millones de pesetas, y lo pagamos con un cheque de 125, que firmó Cándido (hoy lleva Producciones Oye) porque yo estaba ese día en El Hierro, y el resto con un aval. A esa cantidad, según cuenta Valentín Álvarez, hubo que sumarle caso 24 millones de pesetas para la Sociedad General de Autores – “nunca un concierto había contribuido tanto a la SGA”, recuerda- y los gastos de los traslados de 62 camiones en dos grandes aviones, el de más de 250 personas de producción y hoteles durante tres días, además de un seguro de ocho millones de pesetas. “Creo -señala Valentín Álvarez- que al final el concierto salió por 327 millones de pesetas”, una cantidad que finalmente se pudo cubrir con el aforo de 48 entradas de pie a 5.000 pesetas y otras dos mil a 10.000 pesetas, más ingresos de publicidad y una ayuda del Cabildo. “Solo nos faltó incluir en el aforo un barco de Trasmediterránea como zona VIP, pero la normativa del puerto nos impidió el atraque porque se pasaba de los 100 metros que se permitían”, relata Álvarez.

Ahora, 25 años después, Valentín Álvarez vuelve a embarcarse en un gran proyecto, ahora como Xenox Producciones, tras la iniciativa de Pepe Chiyah de traer a The Jacksons, contrato firmado hace unos días en Londres. “Es un mal necesario que cuenten conmigo, porque la producción de ese concierto se hace compartida con el de Navidad, y lo correcto es que la producción de los dos conciertos sobre el mismo escenario ya lleve la misma persona”, señala.

Para esta ocasión, con The Jacksons, se habilitarán seis zonas para el público y las entradas oscilarán entre los 38 (casi las 5.000 pesetas de hace 35 años) y los 150 euros. Tanto las entradas como toda la información de este evento ya se encuentran disponibles en la web www.thejacksonstenerife.com y cuenta Pepe Chiyah que la venta de entradas en la primera semana ha sido espectacular.
La banda, que proviene de los legendarios Jackson Five (más Michael) bebe de diferentes estilos musicales, como el soul, el pop, el pop rock o el rhythm and blues. Su gran éxito, hasta ahora, lo han protagonizado con el álbum Triumph, con el que consiguieron vender más de tres millones de copias en los Estados Unidos y más de 10 millones en el resto del mundo. Ya en la década de los 80 editaron Victory y emprendieron una gran gira, consagrando a The Jacksons en todo el mundo.

Después de este tour, que concluyó en el año 1984, Michael abandonó el grupo para emprender su exitosa carrera en solitario, lo que poco tiempo después decide hacer también Marlon. Ese mismo año, lanzaron el sencillo State of Shock, un tema que tuvo un éxito arrollador y que se convirtió en un superventas, consiguiendo el tercer puesto en las principales listas de ventas de los Estados Unidos.
Tito se convirtió en el líder del grupo y participa, junto a otros integrantes de la familia Jackson, en un concierto que se llevó a cabo con el objetivo de recaudar fondos para el hambre en África y en el cual sacaron el sencillo We Are The World, una canción grabada con los cantantes más destacados de la época y que fue escuchada y tarareada en todos los rincones del planeta.

Corría el año 1989 y The Jacksons lanzaron un nuevo disco denominado 2300 Jackson Street, en el que participó toda la familia exceptuando a Latoya, una de las hermanas (la otra es Janet). Una década después, The Jacksons sorprendió al público con una serie televisiva en la que retrataron la vida de la familia en una mansión de lujo.

La inesperada muerte de Michael Jackson, en el año 2009, hizo que algunas de las giras y conciertos de la banda se anularan, hasta que en 2012 algunos de sus componentes se volvieron a unir, con el expreso deseo de lanzar canciones nuevas.
Tras actuar en 1982 en Madrid, no ha sido hasta este verano cuando los Jacksons regresaron a España, con actuaciones en Santander, Barcelona y Palma de Mallorca. Y en Navidad, en Tenerife, como su hermano hace 25 años.

Valentín Álvarez, promotor del concierto en Tenerife / DA

“Solo nos pidió huevos Kinder y globos en el camerino”

“Sería falsa modestia adjudicarme la producción de aquel concierto”, afirma Valentín Álvarez, porque “no fue difícil, ellos lo traían casi todo y todo etra perfecto, como le gustaba hacer las cosas a Michael Jackson”. Ni siquiera se apunta la autoría del concierto. “Fue Pepe Chiyah el que nos habló de traer a Michael Jackson, después de sus viajes por Europa, y la intervención del alcalde José Emilio García Gómez la que posibilitó que se firmara el contrato en julio de 1993”, comenta el que entonces era el responsable de Producciones Oye.
Para él lo más difícil fue “luchar contra el tiempo”, porque este tipo de conciertos se programan con un año de antelación y “nosotros teníamos apenas 75 días para montarlo todo y vender las entradas”. “Montar el escenario -prosigue- fue muy duro, porque no es lo mismo que hacerlo en un estadio. Le propusimos tres y al final aceptaron el de la dársena. Y no era nada fácil, porque se trataba de un recinto para 50.000 personas y una sola entrada, con diez carriles, cuando por ejemplo, el Wanda Metropolitano tiene 32 puertas o el Heliodoro, 14. Gracias a Dios no pasó nada, aunque tuvimos que abrir las puertas a las dos de la tarde”.
Recuerda como anécdota que los productores de Michael Jackson para hacer el camerino del cantante se fijaron de un container gris que estaba preparada para hacer una oficina de Hacienda en el muelle. “Hablamos con Hacienda y nos lo cedió; solo tuvimos que ponerle una moqueta”. También recuerda que “Michael no nos pidió nada en especial, aparte de un catering 24 horas para los 250 miembros de su equipo y decorar el camerino con huevos Kinder y globos en el techo; he conocido a otros artistas mucho más pejigueras”, relata Álvarez, para quien aquel concierto marcó su carrera: “Hubo un antes y un después para mi empresa, ya no era un promotor local, era el promotor que pudo traer a Michael Jackson”.

Comenzó con fuegos artificiales

Aquel 26 de septiembre de 1993 Michael Jackson impuso enseguida sobre el escenario una precisión matemática en la puesta en escena de las canciones. Empezó a las 22.15 y el público entró inmediatamente en un gran sueño musical y visual, del que no pudo despertar hasta el mismo desenlace del recital. El espectáculo se inició con los sones de Carmina Burana de Carl Orff, pero el cantante no apareció en escena hasta el tema siguiente, Jam, bajo una lluvia de fuegos artificiales que desataron el delirio, relata Carmelo Martín en la crónica de El País.

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