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¿Pero por qué soy yo de derechas?

Había un spot muy bueno, del Atlético de Madrid, para captar abonados

Había un spot muy bueno, del Atlético de Madrid, para captar abonados. Un niño y su padre van en el coche y el niño, desde el asiento de atrás, le pregunta a su padre, hincha de un equipo que no ganaba nunca nada: “Papá, ¿por qué somos del Atlético?”. A mí me parecía aquel un anuncio de una ternura enorme y la pregunta del niño estaba llena de lógica. El otro día, en la tranquilidad de mi retiro, yo me preguntaba: “¿Y yo por qué soy de derechas, si el PSOE y Podemos me van a subir la pensión, preparan unos presupuestos más sociales y, además, no tengo un puto duro en el bolsillo? Yo tendría que ser un viejo de izquierdas y Pablo Iglesias, que es rico, un tipo de derechas, pero resulta que ocurre al revés. Él se compra un chalé de más de un millón de euros -olvídense del ficticio precio oficial- y yo, ya digo, vivo de una mierda de pensión que me he ganado a pulso en casi 50 años de trabajo, sin ocupar jamás un cargo oficial ni un empleo público. Esto de los anuncios y memes nos aportan una lógica aplastante. Acabo de recibir otro, genial. Están el rey y Pedro Sánchez juntos y éste le dice al monarca: “Majestad, siento el retraso”. A lo que don Felipe le responde: “Tranquilo, Pedro, el retraso se te nota, pero no vuelvas a llegar tarde”. Está claro que los españoles tenemos una notable mala leche, como buenos pícaros generalizados. No hay piedad. Pero me gustaría reflexionar sobre el porqué, por los motivos aludidos, yo me siento un tipo de derechas, eso sí de la derecha liberal, cuando debería figurar en la Vieja Guardia Roja que me acabo de inventar, porque la Guardia Roja era joven. En fin, contradicciones de la vida.

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