avisos políticos

El pato

A tenor del artículo 39 y de la Disposición Transitoria Primera del nuevo Estatuto de Canarias, en las elecciones autonómicas del próximo año los electores isleños nos podremos encontrar con las barreras electorales bajadas razonablemente, la regional y, sobre todo, la insular; con la triple paridad (en realidad es cuádruple, como hemos demostrado repetidamente) rota por el aumento de un diputado en la circunscripción de Fuerteventura; y, ¡oh, milagro!, con una circunscripción regional, la octava circunscripción, que tantos hemos propugnado y argumentado durante tanto tiempo. En realidad desde siempre, desde el primitivo Estatuto de 1982.

Porque el problema más importante y definitorio del sistema electoral autonómico canario lo ha constituido siempre la ausencia de una circunscripción comunitaria o lista regional. Esta circunscripción es la prueba fehaciente de una reforma genuina o auténtica del sistema, hasta el punto de que toda reforma que no la contemple es una falsa reforma, cosmética o aparencial. Y no parecen fundamentadas las opiniones de que la circunscripción regional produciría dos clases de diputados: regionales e insulares. Existen suficientes ejemplos en los sistemas electorales comparados para poder afirmar todo lo contrario. En el actual Senado, por ejemplo, conviven senadores con tres distintos orígenes (provinciales, insulares y autonómicos), sin que se establezcan entre ellos diferencias sustantivas en base a tales orígenes diferenciados.

Es verdad que esta circunscripción regional nacería con una modesta dimensión de nueve diputados, con lo cual no podría cumplir una de sus principales razones de ser: aumentar significativamente la proporcionalidad del sistema y aproximar el valor del voto de los electores entre sí, con independencia de la isla en que residan. Pero lo importante es su mera existencia, la aceptación de que constituye uno de los elementos necesarios del sistema, que viene para quedarse y que puede desarrollarse y desplegar mayores efectos en el futuro. Con independencia de que, incluso con solo nueve diputados, contribuirá a implementar entre nosotros una cultura política pancanaria y solidaria, y a obligar a los partidos a no practicar el séptuple lenguaje y a decir lo mismo en todas las islas en las campañas electorales y en el día a día, que son otras de las múltiples misiones de esta circunscripción regional. En definitiva, la ausencia de una lista regional ha establecido entre nosotros un ámbito exclusivamente insular del discurso político, las campañas electorales y el liderazgo político, lo que ha incentivado nuestro secular pleito insular.

El poeta norteamericano James Whitcomb Riley, que vivió en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, parece haber sido el primero que expresó humorísticamente una forma de razonamiento inductivo, que identifica un objeto desconocido por medio de la comparación de sus características, con la famosa expresión: “Cuando un ave parece un pato, anda como un pato, nada como un pato y parpa como un pato, entonces probablemente sea un pato”. Pero eso será en el resto del mundo. En estos andurriales macaronésicos puede ser cualquier cosa, incluso un desarrollo inconstitucional o fraudulento de la reforma electoral consagrada en el Estatuto. Aunque, por supuesto, los canarios seguiríamos pagando el pato.

TE PUEDE INTERESAR