latitud 38.9: la casa blanca

¿Por qué Estados Unidos es el país más peligroso del mundo desarrollado para dar a luz?

Estados Unidos tiene uno de los índices de mortalidad maternal más altos, con aproximadamente el doble de muertes que España, Alemania, Francia o Japón
EMBARAZO EEUU

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Cada año, cerca de 50.000 mujeres en estados Unidos resultan lesionadas de gravedad y 700 mueren durante el parto. Estas cifras sitúan al país norteamericano entre “los más peligrosos” para dar a luz entre los países más desarrollados a nivel mundial. De hecho, Estados Unidos tiene uno de los índices de mortalidad maternal más altos, con aproximadamente el doble de muertes que España, Alemania, Francia o Japón, y es el único en el que esos índices en lugar de declinar como ha sido la tendencia en países desarrollados por las últimas décadas, continúan creciendo.
¿Por qué un país tan avanzado a nivel económico y tecnológico produce unos resultados tan pobres y sorprendentes?

Una investigación de la publicación USA Today reveló que docenas de hospitales de Nueva York y Pensilvania, entre otros, no siguen los procedimientos recomendados para salvar vidas, por ejemplo: menos de la mitad de las pacientes en esos hospitales no recibieron tratamiento para presión arterial peligrosamente alta o no siguieron procedimientos para prevenir hemorragias. Illinois, Arkansas, Texas, Ohio, también presentan problemas similares. Según los expertos, cerca de la mitad de las muertes que sufre Estados Unidos cada año por parto y embarazo, podrían prevenirse con una mejor atención médica, lo que una vez más no deja de sorprendernos cuando hablamos de uno de los países más ricos del mundo y que más dinero gasta en el cuidado de la salud. Un estado que ha puesto mecanismos en marcha para revertir estas cifras es California donde desde 2009 y hasta 2015 un nuevo protocolo para determinar la salud de la madre y prevenir sorpresas desagradables durante el parto, ha reducido el número de víctimas mortales a la mitad, convirtiéndose en el estado más seguro de la Unión para las futuras madres americanas.

Este delicado tema es conocido en el país, aunque no de forma generalizada. A nivel político, las soluciones normalmente quedan relegadas debido a problemas en la escena sanitaria que están siendo el foco de toda la actividad legislativa, desde el tema de la reforma del seguro de salud, a la crisis de los opiáceos, o las constantes epidemias de salmonella e incluso nuevos brotes de enfermedades aún desconocidas como la que está causando parálisis en niños en 39 estados, con síntomas similares a la polio. Los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) una agencia federal bajo el Departamento de Salud y Servicios Humanos cuya misión es proteger la Salud Pública, fue la primera en llamar la atención sobre este tema. Su último informe indica que las mujeres estadounidenses tienen mayores probabilidades de morir durante el parto y por complicaciones del embarazo que las mujeres de cualquier otro país desarrollado en el mundo. El informe apunta también a una disparidad racial, con las mujeres embarazadas afroamericanas o de color con un índice de mortalidad del triple o incluso el cuádruple que las mujeres blancas. Para entender los resultados de los últimos estudios en este campo hablamos con el doctor Tollies Elliott. El Dr. Elliott, ginecólogo y especialista en Salud Reproductiva de la Mujer, reconocido en la publicación The Washingtonian, como Médico del Año en 2016, es parte del personal de Emerson Clinical Research Institute con sede en Washington D.C. EMRI es un afamado Instituto dedicado a la investigación clínica de varias enfermedades, así como del estudio de la Salud Reproductiva de la Mujer.

-¿Por qué un país tan avanzado como los Estados Unidos presenta estos resultados tan negativos?

Dr. Elliott: “Los factores invisibles asociados con los determinantes sociales de salud son difíciles de revelar. La sociedad ha cambiado a niveles astronómicos para todos los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, no todos los cambios han sido para mejor. Factores relacionados con el acceso insuficiente al cuidado médico, vivienda, nutrición, empleo, abuso de sustancias, violencia doméstica, racismo, e incluso cuidado infantil, son muy difíciles de extraer de documentación que se enfoca en facturación y diagnósticos. Estos factores sociales, en su totalidad o en parte, pueden contribuir al estrés tóxico. La presencia de este estrés tóxico, tiene un impacto significativo en la mujer fisiológicamente y en sus actividades diarias en dirección hacia el resultado de su parto”.

Hay que recordar que en Estados Unidos, a diferencia de nuestro país, no hay sanidad universal. Para poder optar por la seguridad social una familia debe estar muy por debajo del umbral de pobreza, lo que deja normalmente a la clase trabajadora y a la clase media con salarios básicos, completamente desamparadas. Los estudios muestran como consecuencia, disparidad no solo en cuanto a los estados del que procedan las pacientes, sino a la raza a la que pertenezcan, lo que normalmente suele condicionar su nivel socioeconómico que repercute negativamente en su salud antes, durante y después del embarazo.

-¿Es importante esta disparidad según el origen o la situación socioeconómica de la mujer para determinar el éxito del embarazo y parto?

Dr. Elliott: “Definitivamente hay una brecha a lo largo de los Estados. Sucintamente, se trata de las posibilidades de acceder al cuidado de salud. La solución reside no solo en proveer recursos financieros que únicamente cubren un déficit en el acceso a la atención médica, sino a recursos destinados a apoyar a esas comunidades más impactadas también. Esta diferencia es más acusada en comunidades de color. Los estudios muestran que cuando una mujer afroamericana queda embarazada, aún con recursos económicos tiene mayor riesgo de morir durante el embarazo o parto que una mujer blanca. La pregunta es: ¿por qué? Para muchos de los que viven la experiencia de formar parte de una minoría en Estados Unidos, particularmente siendo afroamericano la respuesta es obvia: microagresiones, racismo descarado, racismo institucionalizado. Todo apunta hacia un ambiente estresante que se manifiesta en estrés tóxico crónico. La salud de la mujer afroamericana empieza a deteriorarse en la primera etapa de la edad adulta como consecuencia física de la acumulación de desventajas socioeconómicas”.

El costo monetario de la atención médica también es un factor importante. De acuerdo con un estudio de la organización Hsia de 2013, y por citar un ejemplo, una mujer de California puede recibir una factura de entre 3.296 y 37.227 dólares por un parto vaginal sin complicaciones, y entre 8,312 y 70,908 por una cesárea sin complicaciones, dependiendo del hospital donde la atiendan. Naturalmente hay que sumar a los costos, la atención prenatal y postparto, más el tiempo de hospitalización que puede estimarse en $65 por hora, anestesia, y ambulancia si esta fuera necesaria. En caso de complicaciones o parto de gemelos, están cantidades se disparan. Los problemas no acaban aquí. En Estados Unidos no hay ninguna ley que obligue a las compañías a ofrecer baja por maternidad (pagada o no), por lo que además muchas mujeres se encuentran sin trabajo ni ingresos de ningún tipo (tampoco existe el desempleo en muchos estados) después de dar a luz. Para miles de mujeres es difícil hacer frente a estos gastos, y muchas veces no acuden a los controles por evitar la factura, lo que finalmente conlleva complicaciones que no se pudieron detectar a tiempo. La cifra de muertes de mujeres en el parto, se ha triplicado entre 1993 y 2014.

-¿Qué puede hacerse para revertir esta situación?

DR. Elliott: “Hay muchos expertos y organizaciones maravillosas que existen para revertir esta tendencia. Sin embargo, yo diría que no hay suficientes proveedores médicos y no hay suficientes recursos económicos designados a ayudar a estas comunidades que más lo necesitan. Los costos relacionados con las complicaciones derivadas de esta carencia durante el embarazo y de las muertes en el parto, son inmensos. Los esfuerzos que se hagan para impactar este área no solo salvarán vidas sino que salvarán comunidades, y ahorrarán una importante cantidad de dólares también. El 80% de los diagnósticos proceden del historial del paciente. Si escuchamos a estas mujeres, los retos a los que se enfrentan, lo que están experimentando desde el punto de vista clínico y social, seguramente podremos definir una solución que lleve a un resultado más positivo”.

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