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Eran grillos

Los investigadores de las universidades de Berkley (California) y Lincoln (Reino Unido) han establecido que el supuesto ataque sónico de 2017 contra la Embajada USA en La Habana no fue tal. Eran grillos, que cantaban todos al mismo tiempo. Grillos cubanos de la especie Anurogryllus celerinictus, que hacen chocar sus alas y emiten un ruido tan desagradable que los diplomáticos norteamericanos creyeron que, o era un ataque sónico o una intervención de Rufián en el Congreso, aunque resultó ser lo tercero: los putos grillos. Los moradores de la Embajada y sus funcionarios se quejaron de molestias de distinto tipo, yo creo que más para que los mandaran a otro destino que por enfermedades reales. Esta es la noticia internacional. La otra, más nacional, aunque tenga lugar en Bélgica, es que Puigdemont da a probar sus bocatas a los escoltas, por si acaso alguien lo envenena, como hacía Nerón. Y no es que por comer bocatas esté más gordo Puchi, sino porque también lleva un chaleco antibalas, tipo Maduro, que le agranda la panza cantidad. Si quieren la guinda, en una entrevista, el inefable Pablo Iglesias, presidente de honor del Gobierno de España, ha dicho que los hombres feministas follan mejor. Joder, cómo se ha puesto el patio. Las tres noticias que les brindo son absolutamente ciertas, así que ya saben ustedes que el mundo se ha vuelto tan loco, que entre folleteos y chalecos antibalas, los grillos provocan daño cerebral y conmoción, pero sólo a funcionarios norteamericanos. Yo creo, a juzgar por lo visto, que también diarreas. Me faltó decirles que Podemos ofrece la cabeza del Bautista Borrell a los independentistas catalanes y Sánchez lo quiere quitar de ministro y mandarlo a la Eurocámara. Es decir, a la única voz medio sensata de este Gobierno desdichado.

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