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No descartan la expropiación para desarrollar el mirador de El Time

El Cabildo no logró ponerse de acuerdo con los propietarios para la compra de este espacio estratégico para el desarrollo turístico, para el que tenía una partida de unos 2,7 millones del Fdcan

Ante la falta de acuerdo para la adquisición del emblemático mirador de El Time con los propietarios, el Cabildo no descartaría acudir a la vía de la expropiación del terreno. Así lo ha revelado el alcalde de Tijarafe, Marcos Lorenzo, quien se mostró partidario del aprovechamiento público de este espacio de enorme singularidad y potencialidad turística, desde el que se contempla la totalidad del Valle de Aridane.

Este espacio ha sido uno de los grandes sueños turísticos que ha tenido la isla de La Palma desde hace décadas, dado su emplazamiento privilegiado. Tras un intento de compra a finales de los años 90 por parte del Cabildo, con el Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan) se realizó un nuevo intento, reservando incluso en las primeras cuadrillas una partida de unos 2,7 millones de euros para su adquisición. Oferta que no aceptaron los propietarios.

“El panorama es complejo”, reconoció el alcalde de Tijarafe, quien señaló que no le consta que por parte del Cabildo se haya iniciado este proceso de expropiación de este espacio, para lo que sería necesario justificar el interés público al tratarse de un lugar estratégico para el desarrollo turístico de La Palma. Marcos Lorenzo señaló que este espacio “siempre lo he imaginado como restaurante escuela o algo parecido, que sirva tanto para fomentar el turismo como para formar a profesionales del sector de la restauración”.

Sobre su importancia, recordó que fue uno de los emplazamientos de La Palma en los que el recordado artista lanzaroteño César Manrique pensó en hacer uno de sus miradores emblemáticos.

El alcalde indicó que también se tanteó la posibilidad de adquirir el almacén de plátanos de Pedro Gómez, que ofrece unas vistas inmejorables sobre el Puerto de Tazacorte, pero tampoco hubo acuerdo económico. Hasta allí llegan los cables que se utilizaban para descolgar la fruta hasta el Puerto bagañete, que se podrían reinterpretar como un futuro teleférico.

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