por quÉ no me callo

La termita electoral

El terror de los políticos es que se cuele en el debate un asunto imprevisto, unas termitas, unos microplásticos en las playas de un territorio que idolatra el turismo como el maná

El terror de los políticos es que se cuele en el debate un asunto imprevisto, unas termitas, unos microplásticos en las playas de un territorio que idolatra el turismo como el maná. En temporada electoral, la obsesión de los partidos es cerrar el programa, acotar los compromisos, exagerar de una manera calculada los eslóganes y mantras que los candidatos repetirán como loros. Y en ese campo hay una serie de clásicos, de temas socorridos en los que los políticos se manejan con soltura. Son latiguillos sobados, la sanidad, la pobreza, la dependencia, la vivienda, los desahucios, los alquileres vacacionales y no tan vacacionales, los vocacionales temas de turno. De todo esto se sabe poco y se larga mucho por el pico. Pocos políticos estudian tales temas y temarios, pero a fuerza de repetir tópicos y zambullirse en debates estériles que acaban resultando cansinos -la pescadilla que se muerde la cola-, adquieren tal destreza para hablar de lo que sea sin necesidad de hacer un máster -ya desacreditado por completo- que, llegado el turno electoral, lo que menos gracia les hace es que les cambien el guion. La termita, el microplástico… Estos días se han colado ambos, en mitad de las listas de espera, las Chumberas o Guaidó, y no les ha quedado otra que preguntar al asesor de campaña, hacer averiguaciones de urgencia, tener la chuleta a mano para salir del paso. ¿Y esto de esas termitas que amenazan con dejarnos sin viñas ni artesonado, de qué va? ¿Es cierto que la isla se enfrenta a la peor especie invasora que se recuerda?, ¿que la erradicación de la plaga costará cinco millones y va para largo?, ¿que las susodichas termitas americanas han venido para quedarse y echarnos a la patada devorando maderas y especies vegetales, por no decir todo cuanto se les cruza en el camino, en una de esas pesadillas de Lovecraft? ¿Qué diantres son esas Reticulitermes flavipes que pisaron la isla hace diez años y no han parado de comernos por los pies como una amenaza nuclear? Esto y el microplástico, otra historia para no dormir. Son las nuevas materias que tocan este curso, sobre todo en el examen del 26M, que tiene un perfil más local y donde no queda otra que mojarse en estos temas sobrevenidos, a riesgo de pifiarse, dado lo inédito de cada asignatura. De estas cosas no se tiene rodaje, nadie habla en un debate de la nacionalidad de las termitas de Tacoronte, Arona y Valle Guerra. Pocos se atreven con el Orkambi, que ya es osadía lidiar ese toro, hablar sin trastabillarse, mínimo dos minutos, de la fibrosis quística con la mutación F508D y el correspondiente fármaco que devuelve a los niños afectados el derecho a respirar. Estos son los problemas inauditos, las nuevas preocupaciones sociales, blandidas por plataformas espontáneas y movilizaciones contumaces en las plazas de la capital. Pero el político rezonga como un mastín acorralado, pidiendo árnica a los guionistas del partido para ver qué coño dice ahora que se la juega en las urnas y no tiene ni p… idea de estas demandas que están saliendo a la luz a traición. Termitas, microplásticos, Orkambi… A estudiar.

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