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“Admiro a mi padre por su trabajo, lucha y constancia en estos 50 años; es mi referente”

Para conocer los inicios del Grupo Hospiten hay que remontarse a 1969, cuando nace la Clínica Bellevue, conocida por todos como Clínica San Fernando (por su ubicación en esa zona del Puerto de la Cruz)
FOTO: Fran Pallero

Para conocer los inicios del Grupo Hospiten hay que remontarse a 1969, cuando nace la Clínica Bellevue, conocida por todos como Clínica San Fernando (por su ubicación en esa zona del Puerto de la Cruz). Esto es fruto de la idea de un médico portuense, Celestino Cobiella (abuelo del entrevistado), que viendo las necesidades hospitalarias de la población del Valle de La Orotava y de los turistas que visitaban la zona, decidió crear este hospital para evitar que los ciudadanos tuvieran que desplazarse hasta la capital para hacer cualquier prueba diagnóstica. En ese momento fue cuando don Celestino, como todavía se le recuerda en la localidad portuense, llamó a su hijo Pedro Luis Cobiella (padre del entrevistado), que en ese momento estaba trabajando como ginecólogo en Madrid, para que viniera a la Isla a participar en el proyecto junto con su hermano y otros accionistas médicos. Así fue como poco a poco el grupo fue creciendo hasta convertirse en el gran grupo hospitalario que es hoy, con una experiencia de más de 50 años y con 20 centros médico-hospitalarios privados en España, República Dominicana, México, Jamaica y Panamá.

-Todo empezó con una pequeña clínica en el Puerto de la Cruz… y mire ahora, ¡hasta en Panamá!
“La verdad es que mi abuelo estaba convencido de que el norte de la Isla necesitaba un centro sanitario para que la población no tuviera que trasladarse a la capital para hacer cualquier prueba diagnóstica. Además, en esa época fue el boom turístico del Norte y empezaron a llegar muchos turistas que también demandaban servicios sanitarios. Tras Bellevue vino Tamaragua, también en la misma ciudad, y a principios de los años 80 nos fuimos para el sur de Tenerife. Ya en ese momento adquirimos la categoría de grupo. En el año 1995 se abre Hospiten Rambla en un edificio donde antes también había otra clínica y, a partir de ahí, en el año 2000 ya dimos el salto fuera de Tenerife, a Lanzarote y Punta Cana”.

-Un salto internacional, porque el grupo tiene varios centros en América.
“Sí. Yo creo que el proyecto de Punta Cana fue realmente lo que nos transformó como compañía, porque la verdad es que no sé si lo hicimos por visión o por locura, pero salió bien, porque Punta Cana, en definitiva, era lo que nosotros ya habíamos visto en el Puerto de la Cruz. Es decir, un desarrollo turístico incipiente y un déficit de atención sanitaria para ese núcleo de población importante. Tenga en cuenta que cuando un turista necesitaba atención médica, el primer pueblo disponible estaba a una hora por una carretera malísima. Por eso, cuando abrimos el centro fue un revulsivo importante para la zona, no solo por sus playas espectaculares y por sus infraestructuras hoteleras, sino porque el turista también podía estar tranquilo porque iba a ser atendido. Nos quedamos tan contentos con este proyecto que en el año 2002 compramos un hospital en Santo Domingo”.

-¿Por qué Santo Domingo?
“Porque a pesar de ser una capital y tener más recursos que en zonas más turísticas, es verdad que se demandaba otra serie de atenciones más complejas, como, por ejemplo, cirugías cardiacas más específicas. Así que decidimos apostar por la zona y contribuir haciendo un hospital de referencia en la capital”.

-Tras 50 años en el sector sanitario y con más de 20 centros hospitalarios, ¿tienen más proyectos o piensan parar?
“Siempre tenemos proyectos en mente y estamos pensando en otros lugares. Tenga en cuenta que tras Santo Domingo nos fuimos a México, donde actualmente tenemos cinco hospitales, y de ahí a Jamaica, y el año pasado cerramos ya la última inversión, por ahora, que fue la compra de un hospital en Ciudad de Panamá. Son cinco países contando con España, así que la aventura internacional, que como ya le dije en el año 2000 nos transformó como compañía, nos ha ido muy bien. Nos encanta. Pero me pregunta por el futuro. Pues en la misma línea, porque nuestra experiencia fuera ha sido fantástica y pensamos continuar. Lo único que nos limita son los recursos. Somos una empresa familiar y todo lo que generamos es lo que nos permite seguir creciendo a un ritmo que no es el mismo si tuviéramos detrás a grandes inversores”.

-Pero muy pocas empresas familiares de las Islas han llegado a tener una expansión internacional tan importante como la de Hospiten.
“Sí. Es cierto. Hay algunas que también lo han hecho, pero pocas”.

-Su padre, Pedro Luis Cobiella, ha liderado toda esta expansión. ¿Tras 50 años al frente del grupo le toca a usted el relevo?
“Bueno, somos un equipo. El consejo de administración está formado por una generación superior a la mía, es decir, por mi padre y mis tíos…”.

-Es la tercera generación, entonces.
“Sí, lo que pasa es que se puede decir que la primera y la segunda cohabitaron. Mi abuelo con mis tíos y mi padre fueron a la vez. Por eso esta primera/segunda generación es la que tiene que estar en el consejo, por su experiencia, su visión y conocimiento del sector. Son la mejor guía que podemos tener en la compañía, sin duda. Ya en el día a día está mi cuñado, que es el consejero delegado, y yo como director general”.

-Sabe que hay estudios que dicen que el 80% de las empresas familiares no sobrevive a la tercera generación…
[Risas] “Me da cierto consuelo, porque si la fastidiamos por lo menos los números nos avalan. Bromas aparte, esperamos que no sea así, pero seguro que va a ser muy difícil mejorar lo que han hecho mi padre y mis tíos. Tenemos la enorme suerte de aún poder contar con su experiencia y enseñanzas y que aún estén en el día a día. Mi padre viene todos los días a la oficina. Sigue haciendo sus viajes a los países donde estamos y la verdad es que tenerlo ahí nos da a todos mucha seguridad y confianza. Es para nosotros una figura muy importante. Para mí, concretamente, es un referente que admiro por todo lo que ha luchado y conseguido”.

-La sanidad privada siempre es foco de críticas, especialmente cuando hay concertación con la pública. ¿Por qué no pueden cohabitar la pública y la privada y ayudarse para que la atención sea mejor?
“Mire, cuando se hace una autopista nadie se cuestiona que esa autopista la haga una empresa constructora X, la que sea. Nadie lo cuestiona. Se presenta a un concurso y la mejor empresa se lleva la obra, hace la carretera y gana dinero, si no, no la haría. Con la sanidad privada hay un estigma, sobre todo en España, que plantea que ganar dinero con la sanidad está mal visto. Cualquier empresa privada, aquí y en cualquier parte del mundo, no pone su capital en riesgo si no hay un retorno. Cuando abrimos la clínica en el Norte, que no había ningún hospital en la zona, nadie veía mal el concierto con la pública. Lo mismo pasó cuando abrimos en el Sur. Allí no había nada. Hicimos una apuesta que, además, costó mucho y puso en riesgo incluso la permanencia del hospital, pero al final salió bien. Supongo que durante esos años las personas que vivían en el Sur y no tenían que ir hasta Santa Cruz a hacerse una prueba diagnóstica pues dirían: “¡Bendito hospital!”. Ahora está la percepción de que prefiero que sea público porque que ganen dinero… no me gusta”.

-Pero esto es una percepción española, ¿no? Porque cuando uno se va a otro país europeo o incluso a EE.UU. no se cuestiona.
“Pues sí. Nosotros lo hemos notado. En Punta Cana nos recibieron con las puertas abiertas. Nos decían que bien que haya un hospital, y no tenemos concierto con la sanidad pública del país, así que es todo privado. Pero es que tienen en mente que antes no tenían nada y que ahora, si les pasa algo, por lo menos pueden ir al hospital. En estos sitios donde no había atención o la que había era mejorable, ¿cómo cree usted que se recibe a alguien que venga con conocimiento, ilusión y ganas de hacer las cosas bien? Pues con los brazos abiertos, tanto los organismos públicos como la gente. En España estamos muy desarrollados. La sanidad pública es excelente. Tenemos cobertura universal, con muy buenos médicos, tecnología de última generación y magníficos hospitales. A lo mejor por eso estamos aún en otra fase, a diferencia de otros sitios en los que con que haya algo ya es suficiente. ¿Nos sentimos tristes? Pues sí, nos sentimos tristes de que sea así, porque lo importante es que hagas las cosas bien y ofrezcas un buen servicio, que es lo que tenemos nosotros. ¿Si hay cobertura pública? Perfecto, pero si hay concierto y se puede atender a todo el mundo y con calidad, no entiendo dónde está el problema. Entiendo las quejas si no se atiende con calidad, pero si la hay… La gente, además, se cree que nosotros nos dedicamos a la sanidad pública y al concierto, y para nosotros el concierto supone en torno al 10/12% de nuestras ventas. No es nada. Cuando se nos critica porque hemos recibido tanto dinero de los conciertos parece que se nos ha regalado, pero a través de ese dinero ¿que servicios se han ofrecido a cambio? Pues cirugías, urgencias, intervenciones quirúrgicas. Le insisto en que nos entristece que sea así, pero es el medio en el que vivimos”.

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