tribuna

El fracaso de la educación en Canarias

La educación es un pilar esencial para cualquier democracia. Es el cimiento de la igualdad de oportunidades y un ascensor social que permite a los hijos gozar de mejores opciones que sus padres para su desarrollo personal y laboral. Pero en Canarias no es así.

El abandono escolar temprano en España, que afecta a los estudiantes de 18 a 24 años que no superan la Enseñanza Secundaria Obligatoria, fue en el año 2018 del 17,9%, la tasa más baja de los últimos 10 años. Pero en Canarias se incrementó el 3,4%. Uno de cada cuatro jóvenes canarios varones de 18 a 24 años abandonaron sus estudios en 2018; y sólo el 72% de los universitarios canarios superan cada curso los créditos en los que se matriculan, la peor tasa de España. Es más, apenas el 26% de los canarios acaban su grado en cuatro años, y también son los canarios los que más abandonan sus estudios universitarios durante los tres primeros cursos: más de 1 de cada 3. Es decir, Canarias es la última comunidad autónoma de España en créditos superados, la última en acabar los grados en cuatro años, la de mayor abandono de la Universidad durante los tres primeros años y la última en tasa de graduación.

La media nacional de escolarización en la educación infantil de 0 a 3 años es superior al 36%, pero poco más de 1 de cada 10 canarios menores de 3 años está escolarizado, mientras que, por ejemplo, en Madrid lo están 5 de cada 10. En el 2º Ciclo de Educación Infantil y en la Educación Primaria, Coalición Canaria ha aprovechado el invierno demográfico para reducir el número de aulas, en lugar de para bajar las ratios por alumno de cada profesor. En Educación Secundaria y Bachillerato existen aulas con más de 30 alumnos en formación de idiomas o asignaturas tecnológicas o científicas. Y en la Formación Profesional Básica, sólo el 50% de los alumnos obtiene el título de Graduado en Enseñanza Secundaria Obligatoria, que les permitiría acceder a los ciclos de Formación Profesional de Grado Medio.

No es un problema de dinero. En el año 2015, el presupuesto de Educación en Canarias fue de 1.509 millones de euros, y para este año 2019 es de 1.729 millones de euros, el 15% más. El Gobierno de Canarias cuenta hoy con 220 millones de euros más de presupuesto que hace 4 años, pero el resultado es un fracaso aún mayor que en 2015.

En cuanto a las infraestructuras educativas, en El Hierro existen guarderías públicas en La Frontera y en Valverde, con un coste difícilmente asumible por los ayuntamientos. El Gobierno canario les pide que se transformen en escuelas infantiles, lo que les supondría mayor coste aún, ya que no reciben ayudas suficientes de la Comunidad Autónoma. Y mientras tanto, tienen la poca coordinación de convocar subvenciones para que los padres lleven a sus niños a escuelas infantiles que no existen. La Isla continúa sin Centro Integrado de Formación Profesional, ni Formación Profesional reglada para el sector primario, ni se ha construido el Colegio de Valverde. En Fuerteventura llevan años demandando un centro infantil en Antigua (cuya obra está paralizada desde 2011), el Instituto de La Lajita lleva reclamándose 15 años para dar servicio a todo el centro del sur de la Isla (La Lajita, El Cardón, Costa Calma) y la obras del CEIP del Castillo continúan sin licitarse pese a estar presupuestadas. En Lanzarote, la Consejería mantiene en barracones a los niños desalojados del Centro de Educación Infantil y Primaria La Destila, no ha acabado las obras del Instituto de Haría, ni ha construido el Instituto de Playa Blanca, como tampoco se ha ampliado el Instituto de Costa Teguise. En Santa Cruz de La Palma es una vergüenza que la escuela infantil lleve tres años cerrada pese a estar acabada y equipada; como también se mantiene cerrada la Escuela infantil de El Paso. Y en Gran Canaria llevan diez años esperando por la nueva obra del Instituto Saulo Torón en Gáldar.

En materia de profesorado, la actuación más destacada del actual Gobierno canario fue intentar suprimir el derecho a insularizarse del profesorado interino y del personal integrado en las listas de empleo, pues no querían que redujeran su campo de trabajo a la Isla donde viven. Tuvieron que dar marcha atrás, haciendo un ridículo espantoso, en lugar de centrar sus esfuerzos en intentar avanzar hacia el objetivo de alcanzar un máximo de 23 horas semanales de permanencia para el cuerpo de maestros de Infantil y de Primaria, y de 18 horas lectivas para los restantes cuerpos, principalmente Secundaria y Bachillerato.

Para comenzar a paliar este fracaso, el Partido Popular de Canarias dará libertad a los padres para que elijan la educación que quieren para sus hijos, por lo que los centros sostenidos con fondos públicos ofrecerán los mismos servicios a las familias. Vamos a poner en valor la eficaz labor que realizan los centros privados concertados que, además, generan un ahorro considerable al gasto educativo. Y también consideramos imprescindible reconocer la cultura del esfuerzo y de la excelencia, como base para fomentar el trabajo duro a lo largo de toda una vida en un mundo laboral altamente competitivo, que es el que se encontrarán los jóvenes que actualmente se están formando. Es decir, debemos igualar a nuestros hijos por arriba, no por abajo. La cultura del esfuerzo se enseña desde pequeño.

Es imprescindible desarrollar íntegramente el bilingüismo real, impulsar un Plan de Conversión en Centros Accesibles para todos los centros de Canarias y contar con auxiliares de lengua de signos suficientes. En Canarias se debe promover la evaluación pública de los conocimientos, introducir el MIR docente con un Plan de Carrera Profesional e impulsar la formación profesional dual, junto a la empresa privada. Pero también hay que extender la educación infantil de 0 a 3 años al conjunto de los niños y desarrollar las nuevas asignaturas tecnológicas. No podemos perder más tiempo con medidas trasnochadas que dicen fomentar la igualdad, pero que igualan a todos en la mediocridad, en lugar de en la excelencia.

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