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José Bono: “La secesión de Cataluña sería una tragedia nacional y podría ser emulada por otras regiones”

José Bono, expresidente del Congreso y exministro de Defensa con el PSOE
José Bono, expresidente del Congreso y exministro de Defensa con el PSOE. | FOTO: Sergio Méndez

La presentación en Tenerife del documental Regresa el Cepa sobre la película El crimen de Cuenca de su amiga Pilar Miró, dentro de la iniciativa Charlas de Cine, le ha traído a nuestra Isla. La condición de José Bono de castellanomanchego, presidente histórico de esa comunidad durante 21 años, exministro de Defensa, expresidente del Congreso y político socialista referente en este país, amén de su relación personal con la recordada directora de cine, enriquecieron la charla que se desarrolló anoche en La Laguna. Esta reconocida película dirigida por Miró, rodada en 1980, fue retenida por los militares durante meses hasta que llegó a los cines en agosto de 1981. Eran los años duros de la Transición hacia una democracia que todavía se tambaleaba y que se consolidó tras el 23-F. Bono, un reconocido memorialista de su trayectoria política, accedió a un encuentro con DIARIO DE AVISOS.

-Después del exitoso preestreno en Málaga, en el que usted no pudo estar, ha venido a Tenerife a la presentación del documental sobre una obra histórica del cine español…
“Me acerco al documental con una legitimidad que no solamente es estética o artística, sino que es un acercamiento político. Soy castellanomanchego. He presidido una región en la que Cuenca es una de sus cinco provincias. He sido ministro de Defensa donde la película (El crimen de Cuenca) tuvo problemas y, además, he sido amigo de Pilar Miró. De manera que son tres registros por los que me acerco a este documental con un interés que es desinteresado, pero que está cargado de emoción. No me es indiferente”.

-Pero, ¿con cuál de esos registros se queda? Lo digo porque pueden llegar a ser antagónicos.
“Te diría que hay un aspecto que me determina y que se sobrepone sobre todos los demás y que aún no te he comentado, mi aversión a la tortura. Alguna vez, yo he sido abogado en la época franquista, he ido al Tribunal de Orden Público y he sido testigo de cómo la tortura hacía a la gente confesar mentiras para evadir el dolor. Es algo que, lamentablemente, en nuestro país viene de lejos, la Inquisición torturaba y los inquisidores argumentaban falsamente que cuando el torturado llegaba a perder el conocimiento como fruto del dolor, el espíritu de Dios se imbuía en él y la verdad emergía. Era tan descaradamente falsa la teoría, como cínica y desvergonzada. Siempre he tenido, desde antes de adquirir una conciencia política e ideológica bien definida, aversión a la tortura”.

-¿Qué significó El crimen de Cuenca para la democracia en España? ¿Fue Pilar Miró un personaje clave?
“Pilar Miró personificó el trabajo de un equipo que no puede ignorarse, aunque la personalidad de la directora puede, de alguna manera, eclipsarlos. Los guionistas, el productor, los actores componen un equipo sin el que hubiese resultado imposible hacer una película que trasladó una emoción al pueblo español extraordinaria. En ese sentido, yo creo que supuso un hito, no solo en el ámbito de la cinematografía española, sino en la propia historia de la Transición. Pilar Miró, la noche del 23 de febrero, tuvo un miedo muy racional a que fueran a buscarla y, de haber triunfado el golpe, es muy probable que hubiese sido de las primeras en ser visitadas por los golpistas para privarla de su libertad, al menos”.

-¿No cree que, en parte, hay similitudes con lo que está ocurriendo últimamente en España, por ejemplo, con la Ley Mordaza?
“En mi modesta opinión, que aunque resulte más efectista buscar elementos de comparación, la situación es absolutamente distinta. En el caso de El Crimen de Cuenca, lo que se produce es un crimen horrendo por parte de un Estado que obliga a unos inocentes a confesar, y no solamente a confesar, sino a confesar con detalle una mentira que se ven obligados a construir para evitar el dolor de la tortura. Resulta que el asesinato, que queda probado para la “Justicia” del momento, es un asesinato falso. Esto hoy es absolutamente impensable. Creo que no es comparable en modo alguno”.

José Bono, expresidente del Congreso y exministro de Defensa con el PSOE. | FOTO: Sergio Méndez

-¿Qué es lo más que le ha sorprendido de la película?
“La película cristaliza la aversión a un régimen dictatorial y pone en valor a una sociedad que ya no soporta ni a sus policías ni a sus jueces. De alguna manera, la película viene a poner en entredicho que la Transición fue obra de una persona, el Rey, o de dos, el Rey y el presidente Suárez, que fueron importantísimos. Pero hay un protagonista olvidado en la Transición española que es el pueblo español. La libertad no podía llegar a España de la mano de aquellos que se habían beneficiado de su ausencia durante 40 años. La película, en el momento en el que se rueda y se intenta estrenar, pone de manifiesto por parte de los que la secuestran y quieren impedir su visión, que lo que pretenden es que se vea la maldad intrínseca de un régimen dictatorial, como había sido el franquismo. Esta película es una musa en celuloide de la Transición”.

-Permítame centrarnos en su trayectoria política. Solo cinco votos le separaron de ser el secretario general de los socialistas frente a José Luis Rodríguez Zapatero. Creo que los socialistas canarios no apoyaron su candidatura.
“Como el voto era secreto, no puedo hacer apreciaciones al respecto, pero cuando se gana o se pierde por un número tan escaso de votos, todo influye. Yo, por suerte, lo superé muy pronto. Tanto Zapatero que ganó, como yo que perdí, creo que tuvimos la inteligencia y la generosidad mutua, al día siguiente, de estar perfectamente unidos. Creo que esa fue una de las claves por las que el PSOE gobierna. La división interna paga peaje. En cambio, la unidad tiene premio”.

-¿No cree usted que el PSOE actual está dividido entre sanchistas y susanistas?
“Nunca he sido partidario de las elecciones primarias. Creo que tienen dos defectos fundamentales, uno de ellos que se trata de un proceso muy largo en el que gastamos mucho tiempo en enfrentamientos: solicitud de avales, campañas internas, votaciones. Nos pasamos meses en una dinámica que no es unitaria, sino que invita a un enfrentamiento, por más fraternal que se quiera hacer. La segunda es que yo pertenezco, históricamente, a un partido democrático, pero con una democracia representativa, más que una democracia asamblearia o cesarista. Y cuando se opta por el procedimiento de primarias, la democracia representativa pasa a ser una democracia más personalizada. En ese sentido, al electo se le dan unos poderes con los que disentir de él en elecciones primarias puede ser considerado hasta como una deslealtad, cuando el derecho a discrepar es el primer derecho democrático”.

-Y más en el PSOE, en teoría.
“Recuerdo en las ejecutivas en las que Felipe González era el secretario general, que no solamente se discutía, sino que se discutía mucho. Es verdad que había que hacerlo con inteligencia, con preparación y con tiento, pero no con miedo. La inteligencia y la prudencia era por la capacidad de un líder como Felipe González que tenía recursos extraordinarios para la dialéctica y para la discusión. En ese sentido, no creo que sea más democrático el PSOE de hoy que el de Felipe González o la elección de Zapatero en el congreso del año 2.000”.

-¿Qué opinión le merece la gestión de Pedro Sánchez del asunto catalán?
“Me produce mucha tristeza que por errores de unos y otros, hayamos pasado de un 14-15% de independentistas en Cataluña hace 15 años a casi un 50%. Eso pone de manifiesto que la clase política lo ha hecho mal”.

-¿Podríamos señalar a los responsables? Si hablamos de 15 años…
“No me gustaría señalar con el dedo de una manera individualizada. Todos somos responsables. En definitiva, tanto el PSOE como el PP hemos pactado con los nacionalistas cuando les hemos necesitado para gobernar en España. Yo dije en una ocasión que si el PSOE y el PP hubiesen tenido más interés en acabar con ETA, que en ganar las elecciones, hubiésemos acabado con ETA antes de lo que acabamos”.

José Bono, expresidente del Congreso y exministro de Defensa con el PSOE. | FOTO: Sergio Méndez

-¿Se puede trasladar esto a Cataluña?
“Si tuviésemos todos los partidos constitucionalistas más deseos de luchar por la igualdad de todos los españoles, incluidos, por supuesto, los catalanes, que en ganar las elecciones, probablemente, el problema que se suscita por los separatistas en Cataluña, lo veríamos con más optimismo del que yo lo veo ahora. Para mí, la secesión de Cataluña es una tragedia nacional. En primer lugar, y no por orden de importancia, pero Cataluña supone el 20% del PIB, y desde un punto de vista cuantitativo esto es importante. En segundo lugar, si Cataluña llegase a la secesión por la vía ilícita que pretenden los separatistas del PDeCAT y de Esquerra Republicana, es probable, que se produjera un efecto de emulación en otras regiones de España”.

-¿País Vasco, Galicia, Canarias,…?
“No incluyo a nadie de modo expreso, pero podemos tener en la cabeza de si Cataluña consigue la secesión contra la ley, podemos encontrar otras regiones que traten de imitarlo”.

-Las encuestas apuntan a que el PSOE tendrá que gobernar apoyado en los separatistas. ¿Pactaría usted con ellos?
“Lo que en primer lugar deseo es que mi partido gane y que pueda gobernar, aunque sea en minoría, sin necesidad de coaliciones de gobierno. Si esas coaliciones fueran necesarias, me gustaría hablarlas después del proceso electoral. Hacerlo con anterioridad no me parece que sea lo más inteligente. En tercer lugar, si usted me aprieta para que le dé mi opinión, le digo que no estoy en contra de lo que ha expresado el secretario de Organización y ministro de Fomento (José Luis Ábalos), de que prefiero pactar con partidos constitucionalistas, que con partidos secesionistas”.

-Juguemos a no ser inteligentes, ¿con quién pactaría usted?
“Si no es inteligente, no seamos tontos. Ya le he dicho sobre las coaliciones lo que le he dicho, e incluso, he llegado a más y casi que le he contestado a esa pregunta, diciéndole que me han agradado las palabras del ministro Ábalos”.

-¿Pactaría con Vox?
“Vox es un peligro para la democracia en España como lo es Le Pen para la democracia en Francia; como Bolsonaro para la democracia en Brasil o como lo es Trump para la democracia en Estados Unidos. Sinceramente, no quiero hacer ninguna ecuación en la que la subida de Vox pueda ser interpretada como beneficio de los demócratas, en ningún caso”.

-¿Entiende usted todo lo que se ha montado con la exhumación de los restos de Franco? ¿Ha sido una buena decisión de Pedro Sánchez?
“Entenderlo, lo entiendo. Pero los que tuvimos, por edad y por convicción, la oportunidad de luchar contra Franco cuando vivía, no tuvimos la tentación, y lo he hablado con muchos compañeros antifranquistas de entonces, no pensamos que Franco nos iba a dar problemas una vez muerto. Parece que Franco estuviera más presente ahora que en los años 80, por ejemplo, lo cual, no es saludable”.

-¿Usted exhumaría los restos de Franco?
“Estoy de acuerdo con que los restos de Franco no estén en el Valle de los Caídos. Y coincido plenamente con un informe que en época del Gobierno Zapatero hicieron dos ministros que tienen para mí, un valor humano y un valor político extraordinario,que fueron Virgilio Zapatero y Ramón Jáuregui. Ellos hicieron un informe para cambiar la significación del Valle de los Caídos. Las propuestas que ellos hacían a mí me parece que eran muy atinadas y muy acertadas. Con quienes no estoy de acuerdo es con los que dicen que la Transición política española carece de valor porque hubo miedo. Cuando entró Tejero al Congreso de los Diputados y disparó 35 tiros, yo estaba allí y sentí miedo. Cuando íbamos a los Consejos de Guerra a defender a los que luego eran fusilados, teníamos miedo. El valor está en que pudimos vencer ese miedo. No coincido con Podemos cuando dicen que el miedo va a cambiar de bando, yo lo que quiero es que nunca haya miedo”.

-¿Qué balance hace del Gobierno de Pedro Sánchez?
“Muy positivo. El solo hecho de que el salario mínimo en España haya subido durante el Gobierno del PSOE a 900 euros es ya un elemento que, desde mi punto de vista, justifica una legislatura”.

-Permítame preguntarle por Venezuela. Cuando fue ministro de Defensa decidió venderle al Gobierno de Chávez las polémicas fragatas, con gran desagrado de EE.UU.
“Siendo yo ministro de Defensa, con el acuerdo de la inmensa mayoría del Parlamento y de CC.OO. y de UGT, salvamos a la empresa Navantia vendiendo a Venezuela ocho embarcaciones, sin armas, para patrullar la costa. Básicamente, con una función policial más que militar”.

-¿Cómo ve la situación en ese país?
“En primer lugar, siento rabia y una enorme preocupación ante la gente que no tiene medicinas o que no tiene lo necesario para poder sobrevivir con dignidad. Siento tristeza. Y siento rabia de que un esperpento sea el presidente de Venezuela”.

-Antes de concluir, me gustaría preguntarle por líderes históricos de su partido. ¿Felipe González?
“Cuando a un niño le preguntan, ¿qué es un elefante?, le podría costar definirlo con precisión, pero si ese niño lo ve pasar por la televisión diría eso es un elefante. Felipe González es un elefante en lo que a liderazgo político se refiere. Son de esas personas en las que en un siglo nacen pocas”.

-¿José Luis Rodríguez Zapatero?
“Zapatero es mi amigo. Ha sido mi presidente y tengo con él una relación entrañable. Creo que la historia le va a hacer mucha más justicia de lo que le ha hecho la oposición política que tuvo y ya se está percibiendo lo que le digo”.

-¿Pedro Sánchez?
“Es el presidente al que apoyé en la primera ocasión que se presentó. No lo apoyé en la segunda y al que, actualmente, apoyo sin ningún tipo de reservas”.

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