en la frontera

Las personas

Cuando las personas son la referencia del sistema de organización político, económico y social, aparece un nuevo marco en el que la mentalidad dialogante, la atención al contexto, el pensamiento reflexivo, la búsqueda continua de puntos de confluencia, la capacidad de conciliar y de sintetizar sustituyen en la substanciación de la vida democrática a las bipolarizaciones dogmáticas y simplificadoras, y dan cuerpo a un estilo que, como se aprecia fácilmente, no supone referencias ideológicas de izquierda o derecha. Para la política ideologizada lo primordial son las ideas, para la política centrada lo fundamental son las personas. Se afirma con frecuencia que “ todas las opiniones son respetables”.

Aunque entiendo el sentido de la expresión cuando se emplea como manifestación de fe democrática, no puedo menos que asombrarme ante la constatación permanente de la inmensa cantidad de afirmaciones poco fundamentadas que cada día desde distintas terminales se emiten. Sin embargo, propiamente, a quien es debido el respeto es a la persona. Y para expresar la fe democrática ante las opiniones, me parece más acertada la formulación de aquel político inglés que rechazando desde la raíz las convicciones de su rival, ponía por encima de su vida el derecho del contrario a defenderlas. No son las ideas, aun siendo fundamentales, las que enriquecen la vida política, sino las personas que las sustentan. No están en los grandes sistemas de ideas las soluciones a los variopintos y multiformes problemas con que se enfrenta el político, sino en la prudencial aplicación de los criterios de análisis a cada situación concreta, y esta aplicación sólo será prudencial si tiene en cuenta a las personas y si tiene presente la función instrumental de todos los sistemas de ideas sociales y políticas. Si se pensara más en las personas y menos en las estructuras…

LA POLÍTICA

La política es una de las más nobles tareas a las que puede dedicarse el ser humano. A pesar del desprestigio de la que goza en este tiempo a nivel planetario, la política, en palabras de Juan Pablo Fusi, es una actividad libre y moral que articula y vertebra la vida en común. Para recuperar el pulso moral de la política es menester que renazcan en la vida pública los ideales de la virtud ciudadana -austeridad, sencillez, autodisciplina, renuncia al beneficio privado, mesura, moderación-, las virtudes, en suma, que se constituyeron en el fundamento de la libertad de los antiguos. Todos somos conscientes de que es necesario recuperar la honestidad, la decencia, algo que sabemos muy bien en que consiste y que sin embargo brilla por su ausencia tantas veces. Por otra parte, también conviene recordar en este tiempo que los derechos fundamentales tienen mucho que ver con la Ética Política y con el bien común. Es más, puede decirse que la  plena realización y efectividad de los derechos humanos supone la versión moderna del bien común, del bien de todos.

La Ética Política tiene su fundamento en el bien común y, por tanto, en los fines existenciales del hombre. Es más, la Política entendida como el ejercicio de la responsabilidad en los asuntos públicos tiene una evidente relación con el progreso del hombre y, por ello, con el compromiso en la defensa de la dignidad del ser humano.

La Ética Política no concibe la comunidad política como una institución de organización técnica al servicio de diversos intereses. La comunidad política se justifica en la medida en que se realiza la dignidad del ser humano concreto y en la medida en que los fines existenciales de la persona se van realizando.

TE PUEDE INTERESAR