Estoy asustado. Todo el mundo se ha vuelto loco. Un colegio de Barcelona dice que el cuento de Caperucita Roja es sexista, y el de La Bella y la Bestia, también. Puede que porque el Lobo y Caperucita hayan mantenido relaciones y porque la de la capucha acabara llamándose la señora de Feroz. Puede, no sé. En cuanto a La Bella y la Bestia, a lo mejor es que la bestia tenía que ser la bella y la bella tenía que haberse convertido en bestia. Julian Assange ha sido detenido en la embajada de Ecuador en Londres, hartos los funcionarios, y el propio embajador, de sus ronquidos. ¿Pero a este no lo defendía el exjuez Garzón? Villarejo revela que jueces y fiscales se solazaban en Colombia con chicas menores de edad, como ya insinuó una vez –si no me equivoco- la ministra del ramo. Y que hay grabaciones. Que chiquito ficha el Villarejo. Pablo Iglesias hizo que arriaran la bandera de España en un mitin en la Universidad de Málaga. No me extraña que Podemos /Podemas /Pokémon prácticamente no exista. Sólo le quedará el chalé en Galapagar. Quieren agredir a la bella y estilosa Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona: últimamente quieren agredir a todo el mundo en Barcelona, qué barbaridad. Me han dicho que Cuelgamuros está lleno de turistas. Se están hinchando de ganar perras los monjes a costa de Franco. Pues mucho que me alegro. Un amigo me escribe para preguntarme: “¿Tú sabes a qué hora sale la procesión que va por dentro?”. Yo no me muevo en Semana Santa, porque a la vista del panorama, no sé. Benedicto XVI ha disparado y ha dicho que la culpa de la pederastia la tuvo el Mayo francés. Coño, esto sí que es nuevo. ¿Ustedes comprenden por qué yo no quiero ver los telediarios?