conversaciones en los limoneros

Diego Vega La Roche: “Me parece bien un Gobierno de izquierdas, si la sociedad canaria así lo ha querido”

Diego Vega La Roche, ingeniero de Minas, expresidente de CajaCanarias y exvicepresidente del Cabildo de Tenerife
Diego Vega La Roche, ingeniero de Minas, expresidente de CajaCanarias y exvicepresidente del Cabildo de Tenerife. | FOTO: Sergio Méndez

Cuando tenía 5 años, Diego Vega La Roche se cayó a un zaguán desde un tercer piso. Estuvo un día en coma y no falleció en el acto porque en la Casa de Socorro, a donde lo llevó a toda prisa un vecino, le dieron unos puntos para contener la hemorragia. El médico, al verlo inconsciente, lo mandó para su casa para que el niño se muriera allí. Estuvo un día en coma y al día siguiente resucitó. Y hasta hoy. Diego Vega La Roche (Santa Cruz, 1942) estudió Ingeniería de Minas. Su abuelo materno, don Francisco La Roche y Aguilar, fue alcalde de Santa Cruz, presidente del Cabildo de Tenerife y presidente de la Caja General de Ahorros de Canarias. Diego, su nieto, con quien almuerzo en Los Limoneros, ha sido vicepresidente del Cabildo tinerfeño (83-87), presidente de CajaCanarias (87-92), presidente de los rotarios laguneros y actualmente pertenece a las directivas de la Federación de la Construcción, de la Cámara de Comercio y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. O sea, que no se aburre, a pesar de estar medio jubilado. De su primer matrimonio tiene cinco hijas: Elena, María, Alicia, Ana y Beatriz. María Vega es magistrada de la Audiencia Provincial y las demás se desenvuelven desde el derecho al diseño, pasando por el turismo.

-Cuéntame eso de la caída desde un tercer piso.
“Yo era un niño muy inquieto. Y acostumbraba a bajar y subir las escaleras de mi casa, no por los escalones, sino trepando por el hueco. Un día perdí el equilibrio y caí al vacío”.

-¿Lo recuerdas?
“Sí. Un vecino, Manuel García Riquelme, que oyó el golpe contra el suelo, me recogió y me llevó a la Casa de Socorro, donde me cortaron la hemorragia de la cabeza y me mandaron para casa, yo creo que para que me muriera allí. Yo estaba en coma. Pero al día siguiente resucité. Tuve suerte. Andando los años, García Riquelme, el hombre que me salvó la vida, se casó con la diputada de UCD Esther Tellado”.

-Joder, Diego, eso fue en el año 1947, el año en el que nací yo. Vaya palo para tu familia.
“Bueno, sí, pero la alegría también fue grande para ellos cuando desperté. Yo creo que nunca volví a bajar la escalera por fuera de la barandilla”.

-Entraste en política por el Cabildo tinerfeño. Ibas el número nueve en la lista de Pepe Segura y aun así te convertiste en vicepresidente.
“Sí, fue en el 83 y durante cuatro años. Fue aquella una época muy bonita en la que la gente se trataba con respeto y no como ahora, que todo es un desastre, una jaula de grillos”.

-¿Por eso pasaste del PSOE, al que pertenecías?
“En realidad, no me fui. Cuando cumplí mis etapas en la política y en la Caja ya no me volvieron a llamar. Otros querían ocupar puestos políticos, yo tenía mi profesión de ingeniero de Minas y tampoco estaba loco por desempeñar cargos políticos, aunque me los propusieron”.

-¿Por ejemplo?
“Cuando lo del pobre Paco Afonso en La Gomera, Eligio Hernández, que era el delegado del Gobierno, me invitó a dar un paseo en su coche oficial y por el camino me dijo que me iba a proponer como gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife. Yo le dije que me lo pensaría, pero lo consulté con Pepe Segura y a Segura, que era entonces presidente del Cabildo, no le hacía mucha gracia que yo me marchara de la Corporación. Y entonces nombraron a Antonio Martinón”.

-Está en prisión un gran amigo tuyo, Antonio Plasencia. ¿Qué te parece esa decisión judicial?
“Mira, yo soy respetuoso con las decisiones judiciales. ¿Cómo no lo iba a ser si tengo una hija magistrada? Ellos, los jueces, intentan ser justos, pero creo que en determinados casos la presión social puede influir en sus sentencias. Si no hubo cohecho, ¿qué hacen ahí, con qué motivo se les encarcela? Ahora se judicializa todo y eso es malo. Yo espero que, aunque sea por las razones de su edad, Antonio vuelva pronto a casa. Y lo deseo fervientemente”.

Diego Vega La Roche, ingeniero de Minas, expresidente de CajaCanarias y exvicepresidente del Cabildo de Tenerife. | FOTO: Sergio Méndez

-¿Crees que la política ha perdido categoría?
“Te voy a contestar con una frase de don Pepe Arozena, aquel gran abogado e intelectual tinerfeño. Don José decía: “La política actual ya no es cosa de señores”. Mira, José Miguel Galván, cuando se fue del Cabildo, iba a mi despacho para que le contara los proyectos que íbamos a desarrollar. A eso le llamo yo categoría”.

-¿Ustedes no cobraban sueldo en el Cabildo?
“No, solo unas dietas. Yo fui el último vicepresidente elegido por el pleno de la Corporación, no directamente por el presidente”.

-¿Quién te metió en política?
“Pues Alberto de Armas, que fue un gran hombre, un gran tinerfeño y un gran médico. Y un gran embajador de España. Él me metió el gusanillo”. (Qué bien me trató Alberto, Diego, cuando fui a verlo a la Embajada de España en Caracas. Me mandó el coche al hotel y tuvimos una conversación de varias horas. Él sí quería a España y a estas islas). “Por supuesto, yo también guardo de él un recuerdo imborrable”.

-Cuando cesa Bernardo Cabrera como presidente de la Caja, entras tú, que pertenecías a la Comisión Ejecutiva.
“Sí, yo pertenecía a dos consejos, por el Cabildo: al de la Caja y al de Litografía Romero. Y al cesar Bernando Cabrera me quedaban cuatro años solamente, porque se computaban los que pasé en la Comisión Ejecutiva. Así que fui solo cuatro años presidente de CajaCanarias. Cuando salí de allí tenía 50 años y ya el PSOE no contó más conmigo”.

-Qué pena la desaparición de CajaCanarias.
“Una pena. No fue en mi tiempo, como sabes, sino mucho más adelante. Pero me extrañó que el Gobierno de Canarias y las instituciones no hicieran nada más para evitar el proceso de desaparición, que la coyuntura económica hizo inevitable. Una pena, porque una región fuerte necesita un banco fuerte”.

-Ya lo dijo Tarradellas: “Dadme un banco y una policía y yo construiré un país”. Y mira por dónde. ¿Qué te parece el nuevo pacto de Gobierno?
“Me parece bien. Todo pacto responde a un origen de voluntades. Canarias votó a la izquierda. Y se forma, lógicamente, un Gobierno de izquierdas. Ahora, que la sociedad canaria lo premie si lo hace bien y lo castigue en las urnas si el nuevo Gobierno lo hace mal. Tan sencillo como eso”.

-¿Estás con Hermoso, cuando dice que la alternancia es democracia?
“Por supuesto que lo es. Cuando entró el PSOE, en tiempos de Jerónimo Saavedra, parecía que iba a llegar el fin del mundo. Y fue un buen Gobierno, que se recuerda con respeto”.

-Vuelvo a CajaCanarias. ¿Guardas buen recuerdo de aquel tiempo?
“Claro que sí. Me apoyaron mucho y guardo un buen recuerdo de muchas personas: Álvaro Arvelo, Alfredo Orán, Ángel Galán, que ha muerto recientemente el pobre, un montón de gente”. (En la Caja conoció Diego Vega a su actual esposa, Virginia, un encanto de persona. Y me recuerda Diego una anécdota que yo había olvidado. En los duros momentos de la separación de su primera esposa, él y Virginia pasaron unas Navidades en mi casa. “Es que en ese momento, los amigos desaparecieron”, me dice, “pero tú no”).

-Has realizado una gran labor en los rotarios. Algunos relacionan esos clubes con una especie de masonería.
“¡Qué va! Ni se habla en nuestras reuniones de política, ni de religión, de nada de eso, sino de servicio a los demás. Hay cinco clubes en Tenerife con unos 300 miembros en total. Y hacemos muchas cosas que benefician a las personas necesitadas. Y nuestra labor está reconocida por personajes como Bill Gates, por ejemplo. Además, hemos recibido la Medalla de Oro de la Isla de Tenerife. Ahora volveré a presidir el Rotary Club de La Laguna”.

-He dicho muchas veces que Coalición Canaria devora a sus hijos, como Saturno. ¿Qué opinas de lo que le hicieron a Ricardo Melchior, por no hablar de Paulino?
“Que no hay derecho, porque fue un gran presidente de la Corporación insular. Un hombre con una gran capacidad de trabajo. Mira, estando en San Sebastián los dos, por motivos distintos, me invitó a que le acompañara para ver los primeros tranvías. Luego él siguió a Francia y tuvo allí aquel accidente de coche que le afectó físicamente. Ricardo Melchior es una de las grandes cabezas de CC y lamento lo que le han hecho”.

-Coalición culpa a algunos medios de comunicación de su derrota.
“Bueno, pues me parece una tontería. ¿Y por qué se ha metido CC con esos medios? ¿Y por qué no ha sido justa con algunos de ellos? Combatir con los medios es una estupidez y un error. Y agredirlos, mucho más. Y amenazarlos, todavía es peor. La labor de un partido no es otra que hacerlo bien, trabajar por la sociedad y ser equitativo con todos y con todo. Y aceptar las críticas”.

-¿Qué te preocupa de este perro mundo?
“Mira, yo soy ingeniero de Minas, como te he dicho y como sabes. Y estoy muy preocupado con el calentamiento global, al que pocos hacen caso. Por ahí vendrá nuestro final. En las cosas de la Tierra se acierta poco. Cuando yo estudiaba, un profesor me dijo que en el año 2000 no habría ya petróleo. Y mira, queda para otro siglo o para mucho más. Hay que apostar por energías limpias, como el gas y el viento. Y tomárselo muy en serio. El cambio climático no es ninguna broma”.

-¿Era necesaria la inversión en el Puerto de Granadilla?
“Yo creo que sí, por el bloqueo de las carreteras; para recibir el gas, del que te hablaba, que consumirán los grandes hoteles; por la cercanía del aeropuerto; por la central eléctrica, por muchas cosas. Ahora lo que hay es que darle actividad”.

Hemos consumido unas cocochas, Diego elige carne y yo unas ¡papas fritas con huevos y chorizo en Los Limoneros! A veces lo hago y están exquisitos, como todo lo que se come allí. Diego Vega tiene un aspecto estupendo, se nota que lo cuidan bien. Hemos quedado en vernos más adelante, en la Económica, en la que es vocal de Valores Morales. Y así visito la biblioteca, a la que la familia de su exmujer, Manuela Armas, ha donado recientemente un manuscrito de Viera y Clavijo, que perteneció al grandísimo periodista don Luis Álvarez Cruz, su padre. Qué bien.

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