el charco hondo

Flores en el ático (y 3)

Si difícil lo tendrán quienes, firmantes del autoproclamado pacto de las flores, deberán demostrar que las cosas pueden gestionarse de otra forma (y huir de las inevitables fricciones de un Gobierno a cuatro bandas), no menos complicado es el calendario que espera a Ciudadanos y, sobre todo, a Coalición. En el caso de Cs porque, a raíz del estrambótico papel que han jugado durante la negociación, su crédito como organización política ha saltado por los aires antes de estrenarse en el ámbito parlamentario; a ojos de terceros o cuartos, Ciudadanos, desorganización imprevisible donde las haya, sale del proceso negociador con la fiabilidad que se espera de cualquier partido prematuramente envejecida. Mal estreno de Cs, y debut de Coalición en la oposición, espacio en el que CC tendrá que recuperarse del shock para, acto seguido, ponerse manos a la obra en el objetivo de resetear la propuesta política que ha gobernado las Islas durante los últimos veintiséis años. Coalición abre los ojos a un paisaje desconocido, a un contexto inédito, a una realidad que puede afrontar con entereza -aprovechando el futuro inminente para pasar por la ITV contenidos y continente- o bajar los brazos, condenándose en este último supuesto a protagonizar los títulos que siguen al Flores en el ático (que en unas semanas representarán los firmantes del pacto), Pétalos al viento, Si hubiera espinas, Semillas del ayer y Jardín Sombrío. Las crisis, como la que estos días desconcierta a Coalición, suelen arrastrar consigo problemas, recelos, revanchas y precipitaciones, pero también proponen puertas a la oportunidad de corregir errores, repensarse, refrescar el fondo, mejorar las formas y sacudirse la tentación de poner los cinco sentidos en destruir y no en construir otro presente y futuro. Coalición lleva veintiséis años en el poder y veintiséis días en la oposición, es pronto para casi todo. Corren el riesgo de que se desate una estampida, sobre todo en los ámbitos locales. Pueden caer en el error de resucitar el discurso insularista reescribiendo la leyenda del fantasma grancanario. Se enfrentan a la posibilidad de que se multiplique el fuego amigo. Se arriesgan a estos y otros escenarios, pero también pueden ponerse en la tarea de aprovechar este nuevo tiempo político para reivindicarse como una opción política necesaria.

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