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Maldonado y Sully

Cuando el comandante Eugenio Maldonado consiguió amerizar el DC-3 de Spantax que pilotaba, rumbo a La Palma, en la costa de El Sauzal, con 24 pasajeros a bordo, y con una sola víctima -por infarto-, yo hacía auto-stop junto a la Universidad, camino del Puerto. Era el 16 de septiembre de 1966. La hazaña le costó al piloto un consejo de guerra, del que fue absuelto, por no haber podido sacar del avión, arriesgando su vida, a la única víctima del suceso, Fernando Izquierdo, juez de paz de La Victoria. Fue el amerizaje del DC-3 una proeza de la aeronáutica, que cayó pronto en el olvido. El motor izquierdo se paró, se hizo imposible abanderar la hélice y el aparato perdió altura, sin capacidad para volver a Los Rodeos. Maldonado, que tomó una decisión muy valiente, falleció en el 2011, tras muchos años pilotando aviones, sobre todo en la compañía Iberia. El otro día vi, otra vez, la película Sully, protagonizada por Tom Hanks. El comandante Chesley Sully Sullenberger, el 15 de enero de 2009, logró amerizar en el río Hudson (que no es mar, pero no conozco otra voz para identificar la hazaña), sin una sola víctima –viajaban 155 personas en el Airbus 320 que pilotaba-, tras quedar inutilizados los dos motores de la aeronave a causa del choque de una bandada de gansos canadienses, a unos 850 metros de altura. Se demostró que la de Sully fue la mejor decisión: no habría llegado a ninguno de los dos aeropuertos más cercanos. El vuelo había partido de La Guardia hacia el aeropuerto internacional de Charlotte Douglas, en Carolina del Norte. Como ven, España tuvo un antecedente al suceso que cuenta la película dirigida por Clint Eastwood, que costó 60 millones de dólares y ha recaudado cerca de 300. Fueron dos grandes hazañas de la aviación, con un español como protagonista de una de ellas.

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