Mariano Rajoy Brey se ha retirado de la política activa, pero no se ha escondido. Después de que, el 1 de junio de 2018, triunfara la moción de censura promovida por Pedro Sánchez (PSOE), el expresidente del Gobierno y del PP se apartó del bullicio para reincorporase a su plaza de registrador de la propiedad y disfrutar de los fines de semanas (“He descubierto que existen”). En contadas y discretas ocasiones ha salido a la palestra. Salvo sus actos en las campañas para las elecciones del 28 de abril y el 26 mayo, Rajoy no había comparecido públicamente hasta que ayer protagonizó una nueva edición del Foro Premium del Atlántico, que organiza la Fundación DIARIO DE AVISOS. En el Grand Hotel Mencey, de Santa Cruz de Tenerife, disertó sobre España y sus retos ante un mundo en transformación. Aunque, con su peculiar sorna, dejó claro que, a estas alturas de su vida, ya no está para dar titulares, lo cierto es que alguna pista ofreció en torno a lo que piensa acerca de la gestión de los resultados del 28A. Ante las complicaciones para articular un Ejecutivo fiable y duradero, Mariano Rajoy evocó la idea de la gran coalición, entre el PP y el PSOE, que puso sobre la mesa en 2105 y 2016: “Al día siguiente de las elecciones del 21 de diciembre planteé un modelo de gobierno como el alemán [populares y socialdemócratas]. No fue posible. Lo volví a plantear en 2016 y tampoco. Es muy difícil gobernar en minoría. Lo vemos ahora, que siguen con los Presupuestos del Partido Popular para 2018. Dependemos mucho de los números”. Lo sabe por su propia experiencia: “El 20 de noviembre de 2011 fueron las elecciones generales y el 20 de diciembre había sido elegido presidente del Gobierno. Habíamos ganado por mayoría absoluta. En la segunda ocasión, diciembre de 2015, el PP tenía los mismos escaños que el PSOE en la actualidad [123]. Al rey le dije que no iba a la investidura porque mis posibilidades eran cero.
En 2016 alcanzamos un acuerdo con Ciudadanos. Eran 170 votos y fuimos relativamente rápido”. Esos recuerdos le inspiran una reflexión: “Lo ideal sería tener 176 diputados en la investidura, un programa de gobierno, que sea moderado, que esté en la centralidad, que sea estable y que procure tranquilidad”. Sin decantarse explícitamente, describió varias opciones: “Con Podemos no le llega [se quedaría en 156] y con los separatistas no me parece que sea una buena decisión. La mejor forma de no volver a unas elecciones y garantizar la estabilidad, la certidumbre, la tranquilidad y un horizonte despejado cuatro años es hacer un esfuerzo para sumar 176 diputados”. Una sería un pacto con Ciudadanos, que aportaría a ese Ejecutivo “una sólida mayoría” de 180 votos. “Si nos atenemos a lo dicho por los responsables de ambas formaciones políticas”, se le antoja “poco probable”. Como vía de escape estaría el Gobierno Frankenstein, bautizado así por Alfredo Pérez Rubalcaba en su época de secretario general del PSOE.
Esa fue la ecuación que permitió a Pedro Sánchez acceder al Gobierno, con Podemos, el PNV y los secesionistas. “No era ciertamente fácil y por eso hubo que convocar elecciones generales”, apostilló Rajoy. Otra solución pasaría por lograr la investidura mediante “una fórmula de equilibrio entre los apoyos y las abstenciones necesarias para ello”. Las combinaciones son casi infinitas, recalcó. A su juicio, lo que necesita España hoy en día es “un Gobierno estable, con 176 diputados, cuyo candidato a la investidura presente un programa para cuatro años, lo más moderado y centrado posible, que mantenga la prudencia y la disciplina en las políticas fiscales (controlar el déficit público es fundamentalmente, reducir la deuda y no subir los impuestos)”. Igualmente, considera vital “no derogar las reformas económicas que se hicieron en España en estos últimos años, porque han funcionado y, particularmente, la laboral, decisiva para el crecimiento”. Una hipotética alianza PSOE + PP proporcionaría 189 votos en un aforo de 350 asientos.
Del Parlamento de Navarra no llegan argumentos convincentes para el PP y CS. Pablo Casado y Albert Rivera excluyen un cambio de postura tras la entrada de EH Bildu en la Mesa, con el apoyo de Geroa Bai, que asume la presidencia. Entretanto, y mientras negocia con Podemos, Pedro Sánchez aprieta a PP y Ciudadanos para que se abstengan.
Elogios a Antona mientras se estaba cocinando el pacto de la izquierda
La visita el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y del vicesecretario de Organización del partido, Javier Maroto, coincidió con el anuncio, este jueves, del pacto entre el PSOE, NC, Podemos y ASG para la articulación de un Gobierno de Canarias denominado de “progreso” por sus instigadores. En paralelo, el anterior líder del PP y ex jefe del Ejecutivo de la nación estaba ajeno a lo que se cocinaba puertas afuera del Mencey. “Me gustaría que fuera así”, comentó Mariano Rajoy a propósito de la eventualidad, desvanecida, de que Asier Antona fuera presidente en una entente con CC: “Yo, encantado. Es un político que construye”.
Factores de riesgo en un escenario de crecimiento general
El Grand Hotel Mencey se ha vestido de gala para recibir esta vez a Mariano Rajoy en el marco del Foro Premium del Atlántico. La oportunidad la sirvieron en bandeja. El expresidente del Gobierno transmitió sus conocimientos a una audiencia expectante. Y es que no se prodiga tras su mudanza del palacio de la Moncloa. En la conferencia que precedió al coloquio, moderado por el director de DIARIO DE AVISOS, Carmelo Rivero, junto a María Rozman y Jaime Pérez Llombet, Rajoy repasó la situación económica “en el mundo, en Europa y en España”, con apuntes sobre sobre “la evolución más previsible”. Estas son las conclusiones: “En el próximo año habrá crecimiento mundial, europeo y español y, por lo general será mayor que en 2019. Habrá una mejora clara en Europa gracias a la recuperación de la economía alemana. España estará en un entorno de crecimiento ligeramente superior al 2%”. Como factores de riesgo, mencionó el precio del petróleo, la guerra comercial, el brexit y la renovación institucional en el seno de la Unión Europeo (donde los socialdemócratas y los populares habrán de buscar aliados). En el ámbito español, urgió la configuración de un Gobierno estable que aplique “políticas económicas que sean útiles para continuar con el crecimiento y la generación de empleo”. En este escenario, alertó de que el desafío separatista catalán constituye “un elemento de inestabilidad y desgaste”. No es un fenómeno sin precedentes en nuestra historia, precisó Mariano Rajoy. “Ha habido otros momentos de gran tensión y de consecuencias dramáticas y aquí estamos”.