Nuestra cultura vive fascinada por los casos de crímenes y asesinos en serie. Netflix, entre otras plataformas, ofrece una variedad de programas y documentales sobre la vida de aquellos cuyos asesinatos fueron más brutales y más parecidos a la ficción que a la realidad. Estos asesinos tienen nombres que se escuchan en cualquier hogar por haber alcanzado la notoriedad de estrellas de cine, como Ted Bundy, Charles Manson o Jeffrey Dahmer, entre otros, llegando a ser incluso admirados por fanáticos y seguidores.
La realidad suele superar a la ficción y muchas veces inspirarla. Asesinos como Ed Gein, con su granja de los horrores, alentaron a Alfred Hitchcock a la creación de Norman Bates en Psicosis; la película Halloween recuerda los crímenes de Ed Kemper, asesino, necrófilo y según sus propias confesiones, caníbal; El Asesino del Zodiaco, es una cinta basada en el criminal apodado de la misma manera y al que nunca consiguieron poner tras las rejas. Abundan además envenenadoras, payasos asesinos, destripadores y otros personajes propios de cualquier obra de terror.
Muchos de estos asesinos en serie han sido identificados, juzgados y sentenciados, y esta misma semana las autoridades arrestaron a Deangelo Martin en Detroit y a Robert Hayes en Florida por crímenes cometidos hace una década. Pero existe una multitud de casos aún sin resolver. El FBI estima que la cifra constante de asesinos en serie operando en Estados Unidos en cualquier momento se sitúa entre 25 y 50. Sin embargo, estos crímenes representan menos del 1% de los crímenes cometidos cada año en Estados Unidos.
40% de los asesinatos quedan impunes
En general se estima que los casos de asesinos en serie -tan comunes en la década de los 70 y los 80- han disminuido de forma considerable debido en parte a condenas más largas, menos libertad condicional para presos sentenciados por asesinato, avances en la ciencia forense, cambios tecnológicos y culturales, menos autostop, más vigilancia por parte de los padres y claro está, 60 millones de cámaras de seguridad.
Sin embargo, un dato curioso: en la medida de que el número de casos de asesinatos en serie ha declinado, también lo ha hecho la tasa de casos resueltos. En 1965 la tasa de homicidios esclarecidos en Estados Unidos era de 91%, mientras que en 2017, la tasa bajó a 61.6%, una de las más bajas en los países occidentales. En otras palabras, 40 % de las veces, los asesinos se salen con la suya. Una cifra para ponernos, sin duda, los pelos de punta.
Algunos expertos creen que los asesinos en serie son responsables de un número significativo de estos asesinatos sin resolver. Thomas Hargrove, fundador del Proyecto de Responsabilidad de Asesinatos, una organización sin fines de lucro que recopila datos sobre homicidios, ha examinado cuántos asesinatos no resueltos están vinculados por evidencia de ADN, llegando a la conclusión de que al menos el 2% son cometidos por asesinos en serie, lo que se traduce en unos 2.100 asesinos en serie no identificados. Se estima que el número de asesinos en serie activos puede llegar a más de 3.000 o incluso, 4.000.
Miles de asesinos en serie continúan prófugos
Si tales estimaciones son correctas, ¿por qué no se atrapan más asesinos? Entre otras cosas porque al igual que la tecnología ha ayudado a los detectives a resolver casos, también ha enseñado a muchos asesinos a cubrir sus pistas. Han estudiado los errores de otros delincuentes y saben cómo engañar a la policía, por ejemplo, plantando pruebas falsas. También el hecho de que se hayan reducido los recursos, gracias a la congelación de salarios, ha ocasionado que los detectives en algunas áreas pueden estar menos calificados que sus predecesores. También se puede sumar un creciente aislamiento social que puede hacer que las víctimas potenciales sean más vulnerables, y una mayor movilidad geográfica que puede hacer que los puntos sean más difíciles de conectar.
El perfil de los asesinos en serie
Precisamente por esa movilidad, aquellas profesiones que requieren viajar suelen ser una mejor tapadera para los asesinos en serie según estudios recientes del FBI que señalan que de los sospechosos potenciales, un número desproporcionado de ellos son camioneros. Por supuesto, los posibles maníacos homicidas acechan en todo tipo de trabajos. Ted Bundy era estudiante de derecho. Samuel Little era boxeador y paramédico. En su libro Asesinato en inglés, Arntfield un detective retirado, desglosa las principales profesiones de asesinos en serie y descubre que los camioneros se unen al personal policial y militar, trabajadores forestales, porteros de hoteles y gerentes de almacenes, entre otros. En cada caso, el problema no es la gente que ocupa el puesto, sino la oportunidad, ya que muchos asesinos en serie al acecho no dependen de ese factor para cometer sus crímenes.
Aunque sería complicado hacer un análisis de las características fundamentales que definen a un asesino en serie, los expertos señalan que muchos de ellos son supervivientes de algún tipo de trauma en la niñez. Los abusos físicos o sexuales, el abandono, las familias problemáticas, suelen ser un tema recurrente en sus biografías. Naturalmente, esto no quiere decir que todo el que sufre un trauma es un asesino en potencia, entre otras cosas, los asesinos en serie tienen el deseo, la necesidad y la oportunidad de matar. De hecho, entre los rasgos más generales según los forenses, se suelen presentar una charlatanería insincera, egocentrismo y aires de grandeza, carencia de remordimiento o culpa, falta de empatía, personalidad engañosa y manipuladora, emociones superficiales, impulsividad, pobre control del comportamiento, necesidad de emociones fuertes, falta de responsabilidad y conducta antisocial.
Motivaciones de los asesinos en serie según el FBI
No existe un perfil genérico de un asesino en serie. Los asesinos en serie difieren de muchas maneras, incluidas sus motivaciones para matar y su comportamiento en la escena del crimen. Los asesinos en serie no se limitan a ningún grupo demográfico específico, como su sexo, edad, raza o religión. La mayoría no son solitarios. Muy posiblemente no aparenten nada fuera de lo ordinario. Muchos asesinos en serie se esconden a la vista dentro de sus comunidades y a menudo tienen familias y hogares, tienen un empleo remunerado y parecen ser miembros activos de la comunidad. Son en la mayoría de los casos, el vecino.
No todos los asesinatos en serie están basados en motivos sexuales. Hay muchas otras motivaciones para este tipo de crímenes que van desde la ira, la ganancia financiera y la búsqueda de atención. Pero independientemente del motivo, los asesinos en serie cometen sus crímenes porque lo desean. La excepción a esto serían aquellos pocos asesinos que sufren de una enfermedad mental grave. La mayoría de los asesinos en serie tienen áreas geográficas muy definidas de operación. Sin embargo, los asesinos en serie, a veces, salen fuera de su zona de confort, cuando su confianza se va desbordada a través de la experiencia o para evitar la detección.
Se cree de forma generalizada que una vez que los asesinos en serie comienzan a matar no pueden parar, sin embargo, hay algunos asesinos en serie que dejan de asesinar por completo antes de ser atrapados.
Como grupo, los asesinos en serie sufren una variedad de trastornos de la personalidad, incluyendo psicopatía, personalidad antisocial y otros. La mayoría, sin embargo, no son juzgados como discapacitados mentalmente bajo la ley estadounidense.
Y por último, no es que los asesinos en serie quieran ser atrapados sino que sienten que no pueden ser atrapados. A medida que los asesinos en serie continúan delinquiendo sin ser capturados, pueden fortalecerse pensando que nunca serán identificados. A medida que la serie continúa, los asesinos pueden comenzar a volverse más descuidados cuando cometen sus crímenes. Esto a menudo hace que corran más riesgos, lo que lleva a su arresto por parte de la policía.
En cualquier caso, la visión romántica y la fascinación que provocan los asesinos en serie se debe más a su ensalzamiento en Hollywood que la realidad de estos criminales. La imagen de genio maligno es prácticamente una invención.
Los asesinos en serie de la vida real, no poseen generalmente habilidades intelectuales superiores, y al contrario de los que las leyendas urbanas suelen difundir, no es su inteligencia privilegiada lo que los hace exitosos sino su obsesión, planeación meticulosa y sangre fría que les permite operar por mucho tiempo sin ser detectados.