El accidente al volante de su Mercedes Brabus S550 que el 1 de junio mató al futbolista José Antonio Reyes, y que también le costó la vida a su primo Jonathan Reyes y heridas graves a su primo Juan Manuel Calderón, se debió a una doble imprudencia muy común entre los conductores: salir a la carretera a sabiendas de que el vehículo sufre un defecto mecánico en apariencia menor, sumado a una inadecuada velocidad, leve. En este caso, Reyes conocía que la llanta de la rueda trasera izquierda estaba dañada: esta causó una bajada de presión del neumático y el posterior reventón y salida de la autovía. Así se desprende de la investigación realizada por EL ESPAÑOL sobre la situación del coche del jugador en los días anteriores al siniestro, sobre el que el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil tiene que emitir el informe oficial para el juzgado. Sus detalles y conclusiones no se han publicado todavía.
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