La sexualidad egipcia era culturalmente más abierta y tolerada que los años venideros en el continente europeo. Los antiguos escritos cuentan cómo Osiris fue derrotado por su hermano, y las diversas partes de su anatomía esparcidas y recopiladas por Isis. Su pene nunca fue encontrado, por lo que se le colocó uno de arcilla, la diosa le hizo una felación y le dio la vida.
Para más inri, la obsesión del sexo se extrapolaba a la masa ya que queda constancia de todo tipo de prácticas sexuales, así como festividades en relación a la procreación —los faraones se masturbaban a orillas del Nilo una vez al año para celebrar el nacimiento del dios Atum—.
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