La costumbre cristiana de enterrar en el interior de los templos se viene haciendo en el Valle de San Andrés desde 1510, cuando el Conde de Salazar mandó a construir una ermita con las imágenes de San Andrés y Santa Lucía. Esta práctica continuaría realizándose en 1747, al ser declarada parroquia. Cuando el rey Carlos IV ordenó la creación de cementerios civiles en lugares ventilados, con el fin de evitar que los fieles que acudían a las iglesias, se contagiaran con los mismas corrompidos de la putrefacción de los cadáveres que allí se enterraban. El Ayuntamiento de Santa Cruz solicitó a la Diputación Provincial, en 1814, que autorizara la fabricación de un cementerio civil en San Andrés. Su construcción tendría lugar en 1828, realizándose en la trasera de la parroquia, donde actualmente se levanta la plaza Manuel Cruz Martín.
Según la tradición popular, los escombros de este cementerio serían arrojados al acantilado situado a la salida del pueblo por la antigua carretera, motivo por lo que el lugar recibiría el nombre de Charco de los Muertos, donde actualmente existe un bello jardín de palmeras, jacarandas, etc.
En diciembre de 1893, como el cementerio “viejo” no tenía cabida para acoger a los 40 vecinos que habían fallecido durante la epidemia de cólera (morbo) asiático, que afectó gravemente al pueblo de San Andrés, hubo que construir otro nuevo en unos terrenos alejados del vecindario, entre la montaña de San Roque y la playa de Traslarena, muy cerca del barranco de Las Huertas.
La citada epidemia fue introducida en Santa Cruz por el vapor italiano Remo, que el 29 de septiembre había llegado de Río Grande (Puerto Rico), con destino a Génova (Italia). Como venía con patente sucia, sería fondeado frente al Lazareto, convenientemente aislado y vigilado; pero alguien quebrantó las medidas sanitarias y la pavorosa epidemia se extendió rápidamente, sobre todo por los barrios costeros. Falleciendo 382 personas de los 33.421 habitantes que tenía el Municipio.
Cuando el 11 de enero de 1894 el Boletín Oficial publicaba que la epidemia colérica estaba extinguida, en Santa Cruz repicaron las campanas, se tiraron cohetes, hubo música por las calles, y se colgaron banderas en todos los edificios públicos; pero, en medio de esta alegría y este entusiasmo, una caravana, compacta y silenciosa, formada por mujeres, hombres y niños procedente del barrio de San Andrés, cruzaba a pie la ciudad porque iban a cumplir la promesa que le habían hecho al Cristo de La Laguna, cuando estaban desolados con la epidemia.
El Consejo de Ministros, visto el heroico comportamiento llevado a cabo por las autoridades, médicos, personal sanitario y el vecindario, le concedió a nuestra ciudad el título de Muy Benéfica y la Cruz de Primera Clase de la Orden Civil de Beneficencia.
Cuatro años más tarde, el 21 de febrero de 1898, cuando en las costas de Taganana naufragó el vapor Flachat, falleciendo 77 pasajeros y tripulantes de los 101 que viajaban hacia Venezuela (franceses, italianos, turcos y españoles), varios de ellos serían enterrados en San Andrés, ante la saturación existente en el cementerio de San Rafael y San Roque de Santa Cruz, situado cerca de la Recova.
A lo largo del siglo XX, en el camposanto de San Andrés se han llevado a cabo varias reformas. En 1911 se levantó el muro de cerramiento. En 1930 se construyó una pequeña habitación para realizar las autopsias, instalación que se ha venido utilizando como capilla para celebrar la Santa Misa el 2 de noviembre, día de los Fieles Difuntos, lugar que actualmente se encuentra en mal estado y debería ser reconstruido.
Los enterramientos comenzaron a prohibirse antes de que se inaugurara la playa de arena artificial, siendo Francisco Brito Fernández –Paco Machuco- el último vecino sepultado, el 21 de junio de 1964. A partir de ese día, los habitantes que fallecen son llevados a Santa Lastenia. El cementerio comenzaría a ser demolido el 13 de enero de 1976, con el fin de eliminarlo y trasladar los restos mortuorios al de Santa Lastenia. Como esta maniobra se llevó a cabo sin consultar previamente a los vecinos, un centenar de ellos, todos a una, se situaron delante de la maquinaria, logrando impedir la ejecución de los trabajos, aunque se llegaron a producir momentos de gran tensión.
Después de este episodio, hubo una proposición por parte de la administración municipal para sustituirlo por una plaza pública, con un monumento en el centro donde figurarían los nombres de los 102 que allí están enterrados; propuesta que no fue aceptada por los vecinos. El cementerio de San Andrés, al estar situado en la entrada de la playa de Las Teresitas, conformando una de las señas de identidad de este pueblo marinero, ha adquirido recientemente gran popularidad al ser portada de uno de los discos del grupo musical U2.
En estos días, la Asociación de vecinos El Pescador, de San Andrés, con el fin de honrar la memoria de sus antepasados que reposan en este camposanto, han solicitado la aportación vecinal para pintar y reparar los muros, reponer las 68 cruces de las sepulturas, y las 24 de los nichos destinados a niños y niñas.
Debido a que en el Plan Especial de Las Teresitas se contempla su permanencia, consideramos que para garantizar su seguridad deben llevarse a cabo diversas obras, tales como colocar una puerta de entrada más segura; poner una barrera protectora al muro de cerramiento; dotarlo de alumbrado, con el fin de evitar que en su interior se realicen ritos de santería;y que en las sendas entre tumbas se plante césped. Asimismo, al estar catalogado arquitectónicamente con una protección de grado ambiental nivel uno, deben eliminarse las vallas publicitarias que lo circundan.
*Cronista Oficial de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife