el charco hondo

Ojalá me haya equivocado

Ojalá. Ojalá me haya equivocado, y metido la pata. Cruzo los dedos. Ojalá la realidad me desmienta y decaiga lo que estas semanas he escrito (y dicho) augurando que tampoco esta vez -ahora, tampoco- se logrará una mayoría suficiente para que eche a andar un Gobierno que pueda efectivamente gobernar. Ojalá tengan razón quienes me la han negado, llamándome cenizo, qué cosas tienes, verás que esta vez sí, cómo vamos a irnos a unas terceras elecciones que serían las quintas en apenas un soplo de calendario. Ojalá acierten los que se muestran convencidos de que los partidos se verán forzados a evitar otra convocatoria electoral, y que baste un acuerdo de mínimos, un pacto con cuatro o cinco asuntos de Estado, lo verás, ya verás. Si es que suma los escaños mínimos imprescindibles, ojalá Ciudadanos abandone su inmadurez y amanezca al mundo de los partidos adultos, útiles, ayudando a la gobernabilidad. Ojalá al día siguiente de las elecciones del domingo, o a la semana siguiente de la siguiente semana, tantos como hacen falta para desbloquear la situación sean capaces de llegar a un acuerdo. Ojalá el bloqueo que anuncian los sondeos desemboque en un patinazo de los encuestadores. Ojalá me haya equivocado mil veces estas semanas, vaticinando que volveremos a las urnas en 2020 porque nada ha cambiado a mejor de abril a esta parte. Mismos mimbres. Idénticos jugadores. Más de los mismos. Conscientes de las animadversiones que cortan en el aire que respiran las izquierdas (han sido incapaces de lanzar una señal de complicidad que saque a los suyos de la apatía), las derechas llegan crecidas a las urnas, sabiendo que la teoría del bloqueo no va con ellas, porque a diferencia de las izquierdas las derechas son capaces de sellar un pacto la misma noche del domingo -coincidiendo con el mismísimo cierre de los colegios- si sumaran lo suficiente. Ojalá el lunes tenga que desdecirme, y reconocer felizmente que pequé de pesimista, ojalá llegue por fin el desbloqueo porque ni este país ni Canarias pueden permitirse perder otro año sumergidos en un océano de decisiones aplazadas e inversiones congeladas. El debate del lunes reforzó la tesis del bloqueo (y a Abascal, sin duda). Ojalá no se confirme ni lo uno ni lo otro. Y, puestos a desear que ocurran cosas, ojalá en las últimas horas de la campaña alguien pregunte a Pablo Casado si estaría dispuesto a entrar en Moncloa cabalgando con Vox. Ojalá se lo pregunten, y responda.

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