Por Vicenta Gisbert Caudeli – Directora de Musinnova
Qué diferente es el concepto musical en la actualidad al compararlo con la Mousike de la Antigua Grecia. En la sociedad griega la música estaba ligada inevitablemente al teatro, la poesía y la danza, en cambio ahora encontramos que el arte está distribuido en compartimentos estanco como las asignaturas en el colegio. Hemos cambiado una cultura donde la música era la base sobre la que se formaba el buen ciudadano, ocupando un lugar privilegiado en el ámbito ético, social y político, por la música como asignatura “maría” sin valor alguno en el panorama educativo.
¿Qué pensaría de esto el Dios Apolo? El atributo del dios de la música era una lira de siete cuerdas, como las siete notas musicales, como los siete pecados capitales, como los siete días de la semana, porque el número siete se ha considerado mágico. Pero si hablamos de magia, como nos dice el refranero popular “la música amansa a las fieras”, porque tiene poderes: el poder de cambiar nuestro estado de ánimo, el poder de integrarnos en un grupo social, el poder de evadirnos y olvidar nuestros problemas, etc. Pero estos poderes no son recientes, los encontramos en la Mitología griega con el mito de Orfeo que fue capaz de devolver a la vida a su amada embelesando al dios de la muerte con su lira o en los cuentos con el poder del flautista de Hamelín, capaz de encantar a todas las ratas que invadieron el pueblo.
La música se basa en la proporción, cuando estudiamos música aprendemos la regularidad mediante el pulso, aprendemos la duración mediante los tiempos musicales, aprendemos lo que es la mitad y lo que es el doble porque estudiar música aporta claridad en nuestra inteligencia matemática. Hace tiempo escuché a un profesor de música decir que los niños listos estudiaban música, pero ¿y si los niños que estudian música se vuelven listos? ¿Estamos quizá ante un ejercicio mental que favorece el desarrollo de las distintas inteligencias?
Independientemente de que nos dediquemos profesionalmente a la música, está reconocido que las habilidades adquiridas en el aprendizaje musical dejan huella en nuestro cerebro, el esfuerzo realizado para comprender la organización proporcional de la música aporta un beneficio en la comprensión matemática y esto repercute directamente en la capacidad de abstracción. Quizá porque en nuestro cerebro se activan ciertas conexiones neuronales, encontramos seres creativos a la vez que lógicos, encontramos personas analíticas pero con gran capacidad expresiva, encontramos una mejora artística con una estudiada coherencia. ¿Qué tendrá la música que todo aquel que en alguna etapa de su vida la ha estudiado se siente cautivado por ella? ¿Será magia? Si es magia, confieso que soy presa de su hechizo.