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Primeros Presupuestos del Pacto de Progreso ante la emergencia social

El cuatripartito celebra en el Parlamento su logro, pese a no haber Gobierno ni Presupuestos en España, con la idea puesta en combatir los altos índices de paro y pobreza heredados de Coalición Canaria

Sin sobresaltos ni quebrantos internos, el primer Gobierno de la izquierda canaria en 26 años aprobó ayer sus primeros presupuestos, con una disciplina que pocos auguraban, entre tanto relato sobre jaulas de grillos. “Estamos ante el pleno más importante de la legislatura”, afirmaba por la mañana el presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, quien explicaba que estas cuentas responden a una “emergencia social” y a una “emergencia climática”.
“Hemos cumplido con nuestra obligación al presentar al Parlamento los Presupuestos”, afirmaba ayer el vicepresidente del Gobierno y consejero de Hacienda, Román Rodríguez. “A partir de ahora, podemos empezar a aplicar las medidas progresistas a las que nos comprometimos  los cuatro partidos firmantes del pacto Gobierno”.
En cifras absolutas, el presupuesto será de 9.569 millones de euros. 8.066 millones son para gasto no financiero. La diferencia va a pagar la deuda. Un 75% del presupuesto no financiero va para gasto en materia social, donde se incluye sanidad o educación, y supone en total 6.051 millones, un 6,1% más que en el presupuesto anterior.
Desglosados, Educación gestionará 1.884 millones de euros, que son 131 millones más que este año. Sanidad gastará 3.140 millones, que son 134 millones más. Y Derechos Sociales 517 millones, 45 millones más. En este último capítulo, el Gobierno destaca los 88 millones destinados a “la transición” de la actual Prestación Canaria de Inserción a la Renta de Ciudadanía, que debería empezar a funcionar entre finales de este año y principios del próximo. Lo que no va a gasto social ni se transfiere a las corporaciones locales irá a inversión en “sectores productivos”, que es algo que repite mucho el vicepresidente del Gobierno, como para demostrar que ellos son una izquierda seria.
“Prudencia”, “realismo”, “responsabilidad”.  Son palabras que se escuchaban ayer de boca de los portavoces de la mayoría progresista, en un debate presupuestario final -donde cada grupo defendía sus cientos de enmiendas parciales-, que se hizo tedioso, largo y complicado de seguir, porque las negociaciones sobre enmiendas duran hasta última hora y es un poco difícil dilucidar a veces quién ha pactado qué. Y sobre todo, porque las líneas argumentales estaban tan claras como el día en que se rechazaron las enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición.
Vidina Espino, que ayer le regaló a Román Rodríguez el ‘Cuento de Navidad’ de Charles Dickens, le dijo que se parecía a su personaje, Mr Scrooge, que andaba siempre obsesionado por el dinero -sin duda, una licencia parlamentaria, porque  la extroversión subtropical de Román Rodríguez no se parece demasiado a la usura del triste y célebre personaje  anglosajón-. Pero da gusto que se regalen libros, aunque antes Espino le afeara, mantra liberal en pie, que aumentaran los impuestos cuando la recaudación fiscal, finalmente, no ha disminuido, al mismo tiempo que reivindicaba algunas de sus enmiendas y criticaba que se le fuera a subir un 30% el sueldo al administrador único de RTVC, Francisco Moreno.
Para quien no lo recuerde, el presupuesto subirá el tipo general del IGIG en medio punto, del 6,5% al 7%. A los consumos eléctricos superiores a 10Kw [el habitual en el hogar es de 4Kw] se les aplicará un 3% de IGIC a partir de ahora [estaba en el 0]”. El IGIG de las telecomunicaciones asciende del 3% al 7%, y el de los bienes de lujo del 13,5% al 15%.  Se eliminará la bonificación de carácter general en el impuesto de sucesiones y donaciones, que se sustituirá por un método progresivo. Queda exento el heredero cuya cantidad baje de los 300.000 euros y la bonificación hasta los 350.000 euros será del 90% de la cuota tributaria. A partir de ahí, por cada 100.000 euros de más habrá un 10% menos de bonificación, que desaparecerá al superar el millón y pico (1,1). En el tabaco, se imponen subidas a los cigarrillos rubios y a la picadura de liar. En el juego, se incrementan las tasas a las máquinas tragaperras. En cuanto al IRPF, se crean dos nuevos tramos en la tarifa autonómica: entre 90.000 y 120.000 euros, un tipo marginal que pasa del 24% al 25%, y para las rentas de más de 120.000 euros, del 24% al 26%.
También se puso literaria ayer Rosa Dávila, que le recomendó al Gobierno que se leyeran ‘El arte de la prudencia’ de Baltasar Gracián  mientras afirmaba que algunos de los miembros del pacto pedían antes que el dinero del superávit se gastara en cuestiones sociales y ahora apoyan un presupuesto que dedica una cifra histórica a pagar a los bancos en lugar de “renegociar” los pagos de la deuda. Dávila habló claro, con el discurso bien hilado. Tanto, que uno se pregunta qué hace esa señora en la Mesa del Parlamento un poco desactivada. Ayer, acusó a Rodríguez de haberse inventado un “apocalipsis fiscal” porque sabía que no podrían cumplir sus promesas. “Ni en la renta ciudadana, ni en el complemento a las pensiones no contributivas, ni en la reducción de las listas de espera, ni en los 55 millones para servicios sociales, ni en el 5% del PIB para educación”.  Aunque también repitió lo de siempre: que se suben los impuestos para no pedirle a Sánchez el dinero pendiente del Estado.
Por la tarde, Luis Campos, el portavoz de NC, aclaró que la subida del IGIC no afecta a los productos básicos de la compra, que tienen el IGIC reducido. “Afectan si pagamos una cuenta de 100 euros en un restaurante, y solo 50 céntimos. Y eso no lo pueden hacer la mayoría de los canarios”. También recordó que la deuda con los bancos la negoció CC”.
Pero el día dio también para alguna otra cosilla, como la defensa que hizo Torres de la transformación de los CIES en espacios de acogimiento “dignos” y “temporales”, sin explicitar demasiado cómo hacerlo. Torres también reivindicó ayer la mejoría en las listas de espera de noviembre. Y tuvo un duro rifirrafe con el PP después de que él les pidiera a populares que se abstuvieran para facilitar la investidura y Australia Navarro le preguntara si le parecía bien que Pedro Sánchez llamara “conflicto político” al 1 de octubre, cuando ella lo consideraba “un golpe de Estado”.  “El señor Sánchez quiere pactar con comunistas de extrema izquierda y los separatistas”. Como si el PCE no hubiera sido un elemento clave en la Transición.

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