Uno de los aspectos en los que se basaba la justificación para la inscripción de La Laguna en la lista de ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco fue su valor universal excepcional como concepción urbana, que data de 1500, y cuyo trazado“ha permanecido intacto a lo largo de los siglos, manifestando una relación entre parcelario urbano colonial, característico del concepto ciudad-territorio, y la arquitectura mudéjar, de la que se conservan en la actualidad al menos 600 ejemplares”, según recoge el texto remitido por el Ayuntamiento a la Unesco.
Un trazado que se registraría por primera vez en un plano cartográfico en 1588, por obra de Leonardo Torriani, ingeniero italiano del siglo XVI, y que da nombre a la antigua avenida Calvo Sotelo, una de las principales vías de acceso a la ciudad, desde diciembre de 2018.
Pero la importancia del trabajo de Torriani se extiende más allá de La Laguna y abarca a toda Canarias.
Leonardo Torriani (1559-1628) llegó a Canarias por primera vez en 1584, por orden del rey español Felipe II, para construir un muelle y torreón en el puerto de La Palma, a petición del Cabildo de la Isla, donde residió hasta el verano de 1586. “Al volver a la Corte, Torriani presentó su informe y volvió a ser enviado a Canarias, con una misión bastante más importante: la de visitar todas sus fortificaciones e informar sobre la mejor manera de completar el sistema defensivo del Archipiélago”, a donde llegó en 1587, según recoge Alejandro Cioranescu en la introducción del libro Descripción de las Islas Canarias, que recopila el trabajo realizado por Leonardo Torriani durante los seis años que pasó en su segunda visita a Canarias. La mayoría de ellos los vivió en Gran Canaria, que era “la isla que más preocupaba a la Corte y donde su misión es más importante” y donde, además, “se encontró mejor”, según Fernando Gabriel Martín, en el libro La primera imagen de Canarias. Los dibujos de Leonardo Torriani, del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias.
ESTUDIO DE LAS FORTIFICACIONES
“El plan de Torriani, minucioso y razonado, es el primero que abarca la fortificación global de las Islas. Como idea constante está su extensiva aplicación del baluarte y su desinterés por la fortificación circular, tipología que se encuentra a su llegada a Canarias”, señala Martín.
Sin embargo, “el propósito de Leonardo Torriani de racionalizar una defensa eficaz se frustra: el dinero no va llegando hasta mucho más tarde, aunque sus ideas son aprovechadas posteriormente por otros ingenieros”. El trabajo de Torriani recoge 67 ilustraciones de las Islas y, a pesar de que cronológicamente no son las primeras que se realizan del Archipiélago (a comienzos del siglo XV hay grabados realizados por los conquistadores franceses; otro grupo lo forma la cartografía del portugués Valentim Fernandes, elaborada en 1507, y hay otras experiencias de cartografía general, pero en las que interesa más la ubicación que la verdadera forma), sí son “las que ofrecen por primera vez una visión científica y naturalista del medio canario” y “suponen la primera imagen auténtica de Canarias”, según detalla el libro del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias.
“El mayor mérito de Torriani es su actividad de ingeniero topógrafo y, en consecuencia, su colección de dibujos, esquemas, planos y mapas de Canarias. Le debemos el álbum más rico y más fértil del pasado canario, tanto en lo que se refiere al aspecto geográfico de las Islas y de sus ciudades y villas, como en la reproducción de trajes antiguos y en la representación de las fortificaciones canarias”, valora también Alejandro Cioranescu en su introducción.
Aun así, recuerda que “no debe olvidarse que el autor no es y no pretende ser un historiador”, pero, a pesar de eso, es “una de las primeras fuentes sobre el pasado canario y, después del Canarien, la primera obra extranjera enteramente dedicada a las Islas”.
El 1 de diciembre de 1587 Torriani llegó a Tenerife desde La Palma. En compañía del gobernador Juan Núñez de la Fuente, visitó y estudió las fortificaciones del puerto de Santa Cruz, trazó el diseño del lugar de La Cuesta y pasó después, en febrero y marzo de 1588, a visitar los demás puertos y fortificaciones de la Isla. De San Cristóbal de La Laguna, el propio Torriani escribió en su informe que “esta ciudad, edificada después de la conquista, es la mayor y la más habitada de todas las demás de estas islas. Además de las mil casas que contiene, cada una de ellas tiene a su lado gran espacio de huerta, llena con naranjeros y otros árboles hermosísimos”.
“Las casas son bajas y tétricas; pero desde lejos, mirando desde la altura de alguna montaña vecina, toda la ciudad tiene buen aspecto, por ser las calles rectas, las casas llenas de árboles y agradable la laguna. Aquí residen la justicia y el concejo, los hidalgos ricos y mercaderes de España, de Francia, de Flandes, de Inglaterra y de Portugal; entre estos y los isleños hay gente muy rica”.
Torriani apunta, entre otras cosas, que la ciudad “está abierta por todas partes y no tiene ninguna clase de murallas para poderla proteger contra los enemigos, ni se ha pensado alguna vez en fortificarla. Efectivamente, todas las fuerzas y defensas de estas islas deben estar sobre el mar […]. Además, por ser la ciudad tan grande y desordenada, costaría demasiado su fortificación”.
El mapa que Leonardo Torriani realizó en 1588 de La Laguna se encuentra en la actualidad en la Universidad de Coimbra (Portugal).
ELISEO IZQUIERDO: “DEJÓ UNA PIEZA VALIOSÍSIMA”
“Leonardo Torriani es un personaje excepcional que llegó a La Laguna en un momento en el que ya la ciudad estaba prácticamente conformada, y dejó un registro que es una pieza valiosísima, acaso el más significativo de los documentos gráficos de la Isla”, destaca Eliseo Izquierdo, cronista oficial de La Laguna. Un documento que fue, además, “uno de los argumentos básicos para la declaración como Patrimonio de la Humanidad”. El cronista recordó que la idea de otorgarle un mayor reconocimiento municipal a Torriani, renombrando la antigua avenida Calvo Sotelo, partió del antiguo rector de la ULL, Antonio Martinón, ya que, hasta diciembre del pasado año 2018, el nombre de Torriani estaba “en un callejón sin salida” de la ciudad.