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La defensa de ATI a Oramas tensa los débiles hilos que mantienen unida a CC

Barragán abronca a Alonso vía Twitter -“Metes la pata y empeoras su situación”- mientras Clavijo, que conocía previamente la indisciplina de la lagunera, calla para no perder el control del partido
CLAVIJO Y ORAMAS 2008
Oramas posa con Clavijo tras dimitir como alcaldesa de La Laguna (2008), que ocupó el hoy senador. DA

A la espera de que llegue el Congreso previsto para el próximo mayo, Coalición Canaria vive en estos días uno de los peores momentos que se recuerdan en su estructura orgánica, lo cual no es poco decir en la azarosa existencia de un partido que nunca dejó de ser una amalgama de formaciones insulares con distinta ideología atados por una fuerza política formidable: el poder. Sin embargo, la catastrófica gestión de los resultados electorales del año pasado, cuando el empecinamiento de su candidato a la Presidencia (Fernando Clavijo) condujo a CC a la oposición en las principales instituciones canarias, ha tornado dichas amarras en apenas unos hilos comunes como el que ahora pone en riesgo la estabilidad del proyecto: la representación en Madrid.

Si ya escoció en no pocas sedes de Coalición que Clavijo se autoimpusiera como senador autonómico del partido (un cargo para el que se habían postulado destacados dirigentes de varias islas), la anunciada indisciplina de su diputada, Ana Oramas, a la hora de alinear a esta formación política contra el nuevo Gobierno de España ha desatado un maremoto cuyas consecuencias son aún imprevisibles, y más cuando, lejos de hacer autocrítica, ATI (la CC tinerfeña) ha optado por una defensa a ultranza de Oramas frente a quienes piden una sanción ejemplar, que son mayoría lejos de la Isla Picuda.

La mejor prueba de la intensidad de dicha crisis es el tuit publicado ayer por el propio secretario general de CC, José Miguel Barragán, un político que siempre se caracterizó por ser un puente de unidad para el partido, dado que, a su condición de majorero (y por ende procedente de Asamblea Majorera, probablemente la más nacionalista y progresista de las formaciones integradas en Coalición) une sus excelentes relaciones con los coalicioneros tinerfeños, como demuestra que el propio Clavijo contase con él tras la etapa de Paulino Rivero.

“Carlos Alonso mete la pata y empeora la situación de Ana Oramas ante los órganos del partido”, rezaba la bronca de ayer del habitualmente reflexivo Barragán a todo un peso pesado de ATI como el expresidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, a quien, por si quedaban alguna duda, remachó: “Él sabrá, pero si antes era grave la situación de Oramas, las declaraciones de Carlos la empeoran”.

La reacción de Barragán se debe a la postura defendida públicamente estos días por Alonso en varios medios, según la cual una expulsión de la lagunera sería un castigo excesivo. A su juicio, Oramas solo merece “una sanción equilibrada”, y pone como ejemplo que los diputados del PSOE que desobedecieron a su partido en la investidura de Mariano Rajoy en 2016 fueron sancionados con 600 euros de multa, y que esa podría ser una solución para este caso.

Hay que tener en cuenta que las declaraciones de Alonso llegan en pleno frenesí de negociación interna antes de que mañana lunes se decida sobre Oramas en una decisión del Comité Permanente de CC prevista para el pasado viernes y que se pospuso, precisamente, para ganar un tiempo que permita a los que, como Barragán, pretenden atar esos hilos que mantienen unida a CC, hoy más tensos que nunca.

No en balde, los críticos con Oramas son mayoría en dicho Comité Permanente, y el partido ya ha dejado claro, a través de un comunicado, que la lagunera ha cometido una “infracción muy grave”, cuyos estatutos sanciona, entre otros castigos, con la expulsión del partido.

En primera línea de combate está, precisamente, Asamblea Majorera. Marcial Morales, uno de sus principales representantes (santo y seña de dicha formación junto a su actual secretario general, Mario Cabrera), ya advirtió, antes de que Oramas desobedeciera a su propio partido y votase no al nuevo Gobierno de España. El que fuera presidente del Cabildo de Fuerteventura es partidario de que CC aplique a Oramas “toda la contundencia del régimen disciplinario, sin ningún paliativo, porque por el cargo que ostenta ella ha de ser ejemplar ante el resto de compañeros. Hay que ser coherente, continuaba en su día Marcial Morales-, si hay un problema de conciencia es muy respetable, pero si tu organización política decide otra cosa, lo tiene muy fácil, aunque sea una decisión dura; lo que está claro es que no se puede patrimonializar la representación de una organización política”, sostuvo.

Pero los majoreros no están solos, porque no solo a ellos les perjudica políticamente la derechización de CC, que a nivel nacional ha quedado retratada, tras la indisciplina de Oramas, como un mero apéndice del Partido Popular.

En similar tesitura están los coalicioneros de Lanzarote y Gran Canaria, cuyos respectivos secretarios insulares (David de la Hoz e Isaac Godoy) también han reconocido públicamente la gravedad de la conducta de Oramas.

Por su parte, la organización palmera navega entre dos aguas, por cuanto si bien ha recuperado un centrismo que le permite pactar a ambos lados del espectro político, la posibilidad de que una expulsión de Oramas ‘resucite’ políticamente a la expresidenta palmera Guadalupe González Taño no es del agrado, precisamente del equipo dirigente actual, comandado por Nieves Lady Barreto.

El factor Clavijo

Mientras Carlos Alonso y otros líderes de CC en Tenerife como José Manuel Bermúdez no han dudado en dar la cara por Ana Oramas, Fernando Clavijo guarda un silencio público a este respecto. Como es sabido, tanto Clavijo como Oramas debatieron largo y tendido sobre el sentido del voto de la diputada el día antes de su intervención en el debate de investidura lo que, a ojos de sus compañeros de filas, hacen al senador cuanto menos consentidor de la polémica decisión de su antecesora al frente del Ayuntamiento de La Laguna.

Dicho silencio es de evidente corte estratégico, por cuanto Clavijo y Oramas confían en conservar su actual ascendente en Coalición Canaria, frenando así los deseos de quienes entienden que, para el congreso de mayo, habrá llegado la hora de una profunda renovación que evite la perpetuación de la fallida renovación generacional del partido, abocado a su peor situación institucional desde que se fundara. Para ello, y eso lo saben tanto Clavijo como Oramas, necesitan tener la fiesta en paz con organizaciones como la palmera o la grancanaria, cuyos votos decidirán una hipotética confrontación de los tinerfeños frente al, digamos, frente oriental que pueden conformar majoreros y conejeros.

En cualquier caso, hay dos antecedentes, uno para cada circunstancia. Por una parte, ATI ya perdió este pulso interno cuando rechazó el acuerdo electoral con Nueva Canarias que facilitó el retorno a su escaño de Pedro Quevedo (a la par que consolidó el de Oramas, todo hay que decirlo). Por otra, ya un diputado de CC ignoró las órdenes de partido y votó, como dice ahora que ha hecho la lagunera, en conciencia. Fue el tristemente fallecido Luis Mardones, que prefirió votar que sí a unos presupuestos generales de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero con una diferencia abismal respecto al caso de Oramas: tras abrírsele expediente, se acabó dando portazo porque su salida, prevista para las elecciones del año siguiente, ya estaba pactada.

La dimisión, alternativa a la expulsión de CC

Los estatutos de CC son claros: la indisciplina de Ana Oramas es “falta muy grave” que conlleva, entre otros , la expulsión. Pero como tal medida se considera en ATI como un suicidio político, la opción que barajan los críticos con la diputada lagunera pasan por forzar su dimisión como tal, pasando el escaño a la palmera Guadalupe González Taño. En frente están los que, como Carlos Alonso, entienden que basta con una multa de 600 euros. En medio, los que, como José Miguel Barragán, aún confían en muñir una solución intermedia (si es que le dejan, visto lo visto).

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