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La Filarmónica de Gran Canaria, Inbal y Zukerman rinden tributo a Max Bruch

La OFGC, junto al maestro y al violinista, actúan esta noche en el Alfredo Kraus y mañana en el Auditorio de Tenerife; ambos conciertos son a las 20.00 horas
Inbal, en el centro, junto a Márquez, Medina, Mateos y Perdigón. | DA

La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) es otra de las formaciones fieles a la cita con el Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC). En esta edición, lo va a hacer acompañada por dos de las más relevantes personalidades que ha dado a la música un país como Israel: el director Eliahu Inbal (Jerusalén, 1936) y el violinista Pinchas Zukerman (Tel Aviv, 1948). Juntos rendirán tributo al compositor alemán Max Bruch, de quien este año se cumple el primer centenario de su fallecimiento, interpretando una de sus obras más emblemáticas y populares: el Concierto para violín, nº 1 en Sol menor, con Zukerman como solista. No será el único. La chelista Amanda Forsyth, habitual junto al violista Jethro Marks y el propio Zukerman de un prestigioso trío de cuerda, abrirá el programa con Kol Nidrei, también de Bruch. Para la segunda parte, nada menos que la Cuarta de Bruckner. Los conciertos, que fueron presentados ayer, serán hoy en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria y mañana en el de Tenerife, ambos a las 20.00 horas.

Eliahu Inbal

El maestro Inbal fue uno de los directores participantes en la primera edición del FIMC, en 1985. Tenía entonces 49 años y regresa ahora con casi 84 y en plenitud, tras más de 60 sobre los podios. Una carrera que ha estado jalonada de éxitos, reconocimientos y cargada de una enorme sensibilidad. Se dice que su Mahler es de referencia y de su Bruckner suele destacarse lo que tiene de genuino, pues Inbal utiliza siempre las versiones originales. Lo cierto es que tiene el don de apoderarse de la música que dirige con una evidente sensación de humildad, de alguien que solo sube al podio para ponerse en manos de lo que dicte la música. Todo suena equilibrado, magnificente, pleno de colores, matices y timbres. “Cuando dirijo estoy en el cielo, en otra esfera; mis pies no tocan el suelo”, aseguraba en una reciente entrevista.

Pinchas Zukerman

Zukerman es una leyenda viva del violín y un intérprete icónico de la obra de Bruch. Con más de 50 años de carrera, continúa siendo uno de los músicos internacionales más demandados y versátiles. Es reconocido como un gran virtuoso, admirado por su lirismo expresivo, la belleza de su singular sonido y su impecable musicalidad, que puede recogerse en una discografía que contiene más de un centenar de álbumes. “La envidiable energía y el talento de Zuckerman pueden explicar por qué durante más de cinco décadas se ha mantenido como uno de los intérpretes más demandados de la escena musical”, sostiene el director del FIMC, Jorge Perdigón.

Más sobre el programa

El Concierto para violín, nº 1 en Sol menor fue compuesto en 1866, casi exactamente en el punto medio de los conciertos de Mendelssohn y Tchaikovsky, y posteriormente revisado por el mejor violinista de la época, Joseph Joachim, quien estrenó esta versión en 1868, en Bremen, bajo la dirección de Karl Martin Rheinthaler. Antes de su estreno, un Bruch ilusionado mostró su concierto de violín a Johanes Brahms, un icono para los músicos. Y no sólo eso, sino que lo interpretó con gran entusiasmo. El viejo Brahms, que no era precisamente conocido por su diplomacia, se levantó al terminar la interpretación y, tomando con dos dedos una hoja de la partitura, preguntó: “¿Dónde ha conseguido este papel pautado para música? ¡Es de primera calidad!”.

Este concierto representa un punto cumbre en el repertorio de este instrumento y no le hacen ninguna sombra las otras dos grandes composiciones del Romanticismo, las de Brahms y Mendelssohn.

A pesar de eso, el nombre de este músico no figura con asiduidad en los programas de conciertos, pero el desquite de Bruch llegó por el cine. Siete años después de su muerte, cuando se estrenó The jazz singer, primera película sonora de la historia, él ya estaba allí con su Kol Nidrei, que abre el programa (en hebreo significa todos los votos, la oración que anuncia el día sagrado de Iom Kipur), una pieza de repertorio que tendrá como solista a Amanda Forsyth (Ciudad del Cabo, 1966), considerada una de las violonchelistas más dinámicas de Norteamérica. Esta intérprete ha logrado su reputación internacional como solista, músico de cámara y violonchelista principal de la orquesta del Centro Nacional de Artes de Canadá.

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