política

El Gobierno se plantea declarar la situación de emergencia por la sequía

El Ejecutivo ha pedido un informe a todos los consejos insulares de aguas, pero el presidente Torres afirmó ayer en el Parlamento que las precipitaciones están por debajo del 75% de los valores normales
El Presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres. Fran Pallero
El Presidente del                Gobierno, Ángel Víctor Torres. Fran Pallero
El Presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres. Fran Pallero

El cambio climático tiene lo que tiene, que uno piensa que es una pesadez de la televisión y luego empiezan a venir recurrentes episodios de calima a las Islas que colapsan las urgencias y ya no hay marcha atrás. Ayer vimos otro síntoma del problema: la falta de lluvia. El presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres, anunció en el Parlamento que su Ejecutivo se plantea declarar la situación de emergencia por la sequía.

Torres repondía a una pregunta planteada por el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, en cuya isla no existe una desaladora para paliar los efectos de la sequía, como tampoco ocurre en La Palma, aunque esta tiene mayores recursos hídricos. “El cambio climático también afecta a la recogida de las aguas”, afirmó Torres en el Parlamento, que destacó que las precipitaciones están por debajo del 75% de los valores normales. También explicó que han pedido un informe a los consejos insulares de agua de cada isla para ver la situación, y que el viernes habrá una reunión donde se declarará la emergencia por sequía donde las condiciones lo exijan, con la consiguiente solicitud de ayuda al Estado. Aunque descartó que vaya a haber problemas para el consumo diario en las casas.

Con tanta sequedad y calor casi parecían de broma las críticas que minutos antes le había hecho a Torres Australia Navarro, la líder del PP, indignada con el Gobierno por plantearse una tributación verde en la lucha contra el cambio climático, acusándolos de “voracidad fiscal”. Torres le había contestado que, para reducir las emisiones de CO2, mejorar la política de residuos o favorecer la implantación de renovables se necesitan recursos. Pero mucho más rotunda es la vida: el sol, la sequía, el calor, el frío nocturno que parece propio del desierto.

Por la tarde, compareció el vicepresidente Román Rodríguez, que estaba allí para hablar de cómo garantizar que se cumplan el Régimen Económico y Fiscal (REF) y el Estatuto, a petición de Rosa Dávila, de CC. Y para contar cómo había ido en Madrid la primera reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera celebrada en un año y medio, con tanta interinidad política estatal. Dos debates muy interesantes que dejaron varios detalles de profundidad sobre el momento actual de la política canaria.

Por un lado, a Rosa Dávila poniendo en duda la capacidad del Pacto de Progreso para exigir al Estado que cumpla con el REF y el Estatuto canario, en esa pelea sorda que tiene CC con Nueva Canarias, ansiada y denostada a partes iguales, mientras cuestionan la capacidad de este Gobierno para interpelar a Madrid; presentan a Sánchez abriendo alegremente el surtidor de dinero para Cataluña y el País Vasco mientras no quedan “ni las raspas para Canarias”, en expresión de Dávila. “Claro que tenemos que interpelar a este Gobierno sobre el cumplimiento del REF”, le respondió la nacionalista al portavoz del PSOE, Iñaki Lavandera, que le pidió que esperara a que hubiera presupuestos para ver si cumplían o no con las Islas.

Dávila también cuestionaba a Rodríguez por no haber conseguido que Canarias pueda utilizar parte de su superávit presupuestario, que hoy en día va directamente a una hucha intocable, para poder financiar los servicios públicos.

Y por allí apareció Román Rodríguez, que boxea desde pequeñito, y que no parecía un amilanado nacionalista avergonzado de su pacto con el PSOE, sino un vicepresidente a gusto de serlo. Reconoció que allá por la meseta no se enteran demasiado de Canarias, y que es casi una necesidad no bajar nunca la guardia para defender los hechos singulares de Canarias que reconocen la Constitución, las leyes europeas, el Estatuto y el REF. Pero sin atacar a otros: “Yo defiendo a Canarias y me meto lo menos posible con otros pueblos. Porque no creo que sea inteligente. Y porque un nacionalista no defiende lo suyo metiéndose con los demás”. Y explicó que los ministros, ni los del PP ni los del PSOE, quieren permitir que las comunidades con superávit se gasten el dinero porque eso les permite luego ir a Bruselas, y, al presentar las cuentas generales, compensar por las que son unas manirrotas. Y lo repitió dos veces, como si le pareciera hasta comprensible. Aunque prometió pelea, pero de esa que se hace en los despachos, golpe a golpe, robando posiciones, negociando y no por KO. Todo puede ser en esta vida, pero ayer, Rodríguez no sonaba a consejero de Hacienda de un Gobierno del que pretenda marcharse, a pesar de los silbidos insinuantes que vienen de la bancada de enfrente.

“Había pocos que apostaban por el cuatripartito y ya tenemos en vigor los presupuestos de 2020”, decía con un poco de socarronería Casimiro Curbelo.

Pero el Gobierno tiene sus agujeros, como el sanitario, con listas de espera al alza y Urgencias saturadas en los últimos tiempos de calima y gripe. Ayer, a la consejera, Teresa Cruz Oval, volvieron a caerle golpes.

“Usted no quiere llamarlo colapso sino presión asistencial”, le decía con gracia el diputado de CC, José Alberto Díaz Estébanez, quizá demasiado escondido en la penumbra de su bancada para lo bien que se maneja. “Bien, aceptamos pulpo como animal de compañía, pero el problema es que, en estos meses, la sanidad ha empeorado”.

“No me hable de hospitales”, le decía Teresa Cruz, “que ustedes se ha pegado treinta años sin terminar los del Norte y el Sur de Tenerife.”

TE PUEDE INTERESAR