
Por Jorge Berástegui/Agencias
Decía ayer un diputado en los pasillos del Parlamento canario que las grandes crisis, como la del coronavirus, raramente se vislumbran de antemano con claridad. Casi siempre lo cogen a uno con el pie cambiado. Y no porque algunos diputados no supieran ayer bien si besarse, rozarse, chocarse el codo o hacerse una reverencia, en plan samurai. El problema era más bien saber si el orden del día era el del mundo real. O si el frenazo económico que ya se intuye, con unas perspectivas complicadas en el turismo, principal motor de la economía canaria, va a cambiar de repente las cartas, la partida, el relato, los planes del Gobierno, la oposición o de cualquier hijo de vecino que estuviera planeando unas vacaciones para este año, que por fin había conseguido ahorrar unas perritas.
Para poner un poco de tranquilidad, el Gobierno tiró de la principal certeza que puede ofrecer por ahora, que es lo que ya ha hecho en materia sanitaria durante estas semanas. Y por eso compareció, a petición propia, la consejera de Sanidad, Teresa Cruz Oval, que ensalzó el trabajo que había hecho la sanidad canaria en estos días y agradeció la colaboración de todo el mundo, desde el personal del hotel H10 Costa Adeje Palace a los guías de viaje que se acercaron hasta Adeje para actuar de mediadores con los huéspedes. Defendió la rápida actuación en el hotel, donde quedaron aisladas casi mil personas. Igual que hizo el presidente canario, Ángel Víctor Torres, en una pregunta parlamentaria a primera hora de la sesión. Una aseveración que palidece un poco cuando el Gobierno canario afirma, al mismo tiempo, que no se volvería a aislar un hotel si ocurriera una situación similar.
En este tema, la oposición estuvo ayer bastante cerca del Gobierno. La portavoz de Ciudadanos, Vidina Espino, advirtió contra el uso indiscriminado de mascarillas, que dejan sin ellas a los que de verdad las necesitan o de la necesidad de frenar la escalada de precios en los geles antisépticos que se venden en las farmacias para limpiar las manos, además de pedir explicaciones por un supuesto retraso en un pedido de estos materiales que tenía que haber hecho el Gobierno canario. Pero poco más. El portavoz del PP, Miguel Ángel Ponce, que además es neumólogo, atribuyó el miedo a que “es un virus desconocido”, pero resaltó todo el trabajo de investigación que se está haciendo, con numerosos artículos científicos y experimentos en laboratorios que ya están permitiendo utilizar con cierto éxito antirretrovirales del VIH para tratar esta enfermedad, además de destacar que el virus apenas tiene consecuencias en los niños.
El portavoz de CC, José Alberto Díaz-Estébanez, que suele tener duros intercambios con la consejera, también destacó el trabajo de los profesionales, pero pidió a Cruz que los “dotara con los medios necesarios para estas situaciones de crisis”. Dijo también que notaba una cierta “disminución” de los cauces de información por parte de la Consejería hacia los otros partidos políticos, y pidió transparencia, sobre todo, por el impacto que el coronavirus puede tener en la economía canaria. “Contra la desinformación no se lucha con hermetismo, sino con solvencia en el mensaje”, afirmó. Y luego cuestionó que se cerrara el hotel a cal y canto. “Si ahora no se actuaría así, igual no era la medida más adecuada”, afirmó. “Los protocolos cambian”, respondió la consejera, que ayer comunicó que se habían hecho 1002 pruebas en Canarias para analizar posibles casos de coronavirus.
La cosa fue algo más tensa cuando a Cruz le tocó hablar de la actuación de su departamento durante el reciente episodio de calima en una comparecencia solicitada por Vidina Espino, que ya ayer por la mañana había cuestionado a Ángel Víctor Torres sobre el mismo tema.
Por la tarde, Espino volvió a la carga y le dijo a la consejera Cruz que tenía que haber prohibido un evento como el Carnaval de Santa Cruz. La consejera le respondió que había un decreto de 2014 que dejaba bien clara su función, que era hacer recomendaciones en cuestiones de salud pública, pero que, ante fenómenos adversos de este tipo que originan alertas, la responsabilidad era de la Dirección General de Seguridad y Emergencias. Pero el objetivo de los ataques, en realidad, no era tanto el Gobierno, sino abrir una fisura con la alcaldesa socialista de Santa Cruz, Patricia Hernández, que mantuvo el Carnaval de Día el domingo 1 de marzo a pesar de la pésima calidad del aire, cuya concentración de partículas era “hasta sesenta veces superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud”, recordó la portavoz de Cs.
Espino, cuyo partido cogobierna el Ayuntamiento de Santa Cruz criticaba la gestión de Hernández, que ayer, por la mañana y por la tarde, gesticulaba, sonreía, se movía, todo menos mostrar debilidad, después de haber defendido que el Plan de Emergencias en vigor no especifica un protocolo exacto para actuar en circunstancias de calima. Carnaval, Carnaval…
El mejor aliado de Hernández y la consejera ayer fue el diputado de Sí Podemos Canarias, Francisco Déniz, que habló de la “utilización política de la calima”. Según Déniz, se trata de un “todos contra el Gobierno progresista de Santa Cruz. Pásense por Calcuta o por Kingshasha para saber lo que es el aire contaminado”.
“Le está cogiendo gusto el señor Déniz a decirnos de qué podemos hablar y de qué no en esta Cámara”, le respondió Díaz Estébanez, que lo tenía claro: “O hubo inacción del Gobierno o hubo irresponsabilidad de la alcaldesa”.
Pero el día tuvo tiempo para otras cosas. Por la mañana, el presidente aseguró que no haber subido el tipo impositivo del IGIC del 6,5% al 7%, como hizo el primer presupuesto del nuevo Gobierno, hubiera supuesto una “hecatombe” en el capítulo de ingresos de la Comunidad Autónoma. Torres celebró que, por fin, se haya cerrado el debate sobre si Canarias iba a recaudar más o menos tras la decisión del Gobierno de CC de bajar el IGIC del 7% al 6,5%.”Bajar el IGIC ha provocado menos ingresos”, afirmó, y recordó que los ingresos del IGIC cayeron un 7% el año pasado. “Ante esta situación, sólo había dos medidas, o volver a subir el IGIC al 7% o “dejar las cosas como estaban, que era ir hacia la hecatombe en cuanto a los ingresos”.
Torres también quiso dejar claro ayer que el Archipiélago va a defender con “uñas y dientes” su condición de Región Ultraperiférica (RUP) en la negociación del presupuesto de la Unión Europea para los próximos años. Según Torres, que Canarias sea una región ultraperiférica debe ser visto como una “oportunidad”, sobre todo cuando existen hasta veinte iniciativas que dice que estas regiones tienen que estar protegidas dentro de la Unión Europea.
Todo esto lo dijo después de que el líder de la Agrupación Socialista Gomera, Casimiro Curbelo, señalara que Canarias necesita “como agua de mayo” los fondos de cohesión para combatir los déficit estructurales que padece el archipiélago, y advirtió que si la agricultura y todos los demás sectores dejan de recibir esos recursos, habrá dificultades en el futuro.
Sobre esto, precisamente, habló también la consejera de Agricultura, Ganadería y Pesa, Alicia Vanoostende, en una comparecencia solicitada por el PP para debatir sobre la caída de las rentas agrarias, una situación que ha llevado a que los agricultores canarios se vayan a manifestar próximamente.
Al filo de la noche, el coronavirus volvió, y transmutó la comparecencia que había pedido el diputado lanzaroteño, David de la Hoz, para debatir con la consejera de Industria, Comercio y Turismo, Yaiza Castilla, sobre los resultados de la última edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR).
Lo que iba a ser una discusión sobre un evento, importante, pero evento al fin y al cabo, se convirtió, sobre todo, en un debate sobre cómo gestionar la actual situación de incertidumbre. Y claro, quedan demasiadas cosas en el aire.