política

Ciudadanos, ante el riesgo de consumar su voladura en Canarias

Tras el enorme destrozo causado por su errónea política de pactos, una censura en Santa Cruz terminaría por demoler las cuotas de poder del partido naranja
Evelyn Alonso (Ciudadanos). DA
Evelyn Alonso (Ciudadanos). DA
Evelyn Alonso (Ciudadanos). DA

Solo la deriva derechista de Ciudadanos impidió a dicho partido consolidarse como una opción política con futuro en Canarias. Primero fue la imposición de Vidina Espino como candidata a las autonómicas del año pasado, que causó un enorme malestar tanto en las bases como en gran parte de sus cuadros orgánicos. Luego, la desastrosa negociación de los pactos terminó por causar un destrozo gigantesco en el partido naranja a nivel canario, un territorio donde, hasta entonces, los vaivenes políticos de la dirección estatal no habían tenido efectos tan negativos como en otras negociaciones.

Si hoy Ciudadanos pinta algo en la política canaria es gracias a que sus cabezas de lista en Santa Cruz y el Cabildo han logrado capitalizar una significativa cuota de poder en ambas instituciones. Con ello, evitaron males mayores al corregir el rumbo y, sobre todo, cumplir con la principal promesa electoral del partido en el Archipiélago: colaborar en la renovación de unas instituciones cuya gestión estaba marcada por los decenios de CC en el poder.

A pesar de la resistencia de Espino (quien llegó a acusar a Zambudio de presunto tamayazo), el respeto de Matilde Zambudio y Enrique Arriaga a la palabra dada a sus votantes se tradujo en una notable presencia institucional en las dos administraciones más importantes de la Isla, dado que ambos supieron negociar influyentes áreas de poder.

Ello frenó la autodestrucción de Ciudadanos en Canarias, cuyos militantes empezaron a huir en masa a partir de la designación de Espino, a tal punto que, en el mejor de los casos, apenas quedan unos 700 de los más de 1.800 que llegaron a ser en las Islas. El deterioro del partido es tal que, de los cuatro miembros de la gestora regional, apenas queda el conejero David Rodríguez, dado que los otros tres también han preferido renunciar, y dos de ellos hasta se han dado de baja. Ahora se abre la posibilidad de que la dimisión de Juan Ramón Lazcano y su relevo por Evelyn Alonso, conocida opositora del pacto de su propio partido con el PSOE en el Ayuntamiento capitalino, ponga en riesgo los muebles que Cs ha logrado salvar tras su crisis tinerfeña. Desde la marcha de Albert Rivera, se inició la reconciliación con sus cargos en Santa Cruz y el Cabildo, y la llegada de Inés Arrimadas a la dirección la reforzó.

En Santa Cruz porque, salvo que CC y PP le cedan la Alcaldía a Alonso (nunca se ha contemplado), es imposible que la formación naranja acapare más poder en la capital tinerfeña del que actualmente detenta. Además, se pondría en riesgo lo obtenido en el Cabildo por Arriaga que, como indiscutido referente en la práctica de lo que queda de Ciudadanos en Canarias, ya ha clamado ante la posibilidad de una censura que, sin duda, terminaría por espantar a quienes votaron a un partido que les prometió hacer todo lo posible por renovar las instituciones canarias tras tantos años de CC en el poder.

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