avisos políticos

El virus utópico

Es evidente que a esta pandemia le seguirá una económica, una recesión generalizada que hará retroceder a las economías de todos los países en términos de PIB, de paro y de consumo, y que afectará muy gravemente a las economías familiares. Será como volver a la crisis de 1929, pero en el contexto de una intensa globalización y de la existencia de poderosas economías emergentes, como la china. En este sentido, es interesante destacar que las causas de la citada crisis no tuvieron que ver con la pandemia anterior, la mal llamada gripe española, mientras la crisis económica que se avecina se deberá al coronavirus a causa de las diferentes circunstancias que señalamos.

La cuestión que se plantea desde diversas perspectivas es si el brutal cambio económico que nos aguarda producirá también una variación en nuestra sociedad y en nuestra política. Y algunas opiniones, que podríamos calificar de utópicas, afirman que nos volveremos más cooperadores y solidarios, y que nuestros políticos se convertirán de verdad en lo que ahora afirman ser. Incluso, en el colmo de la utopía bienintencionada, hemos llegado a leer la posibilidad de que Pedro Sánchez abandone a sus actuales socios tóxicos y forme un Gobierno de unidad nacional con los populares. Claro que sería deseable y lógico, pero no va a pasar. Al contrario, la gente de Pablo Iglesias -unos auténticos incompetentes sectarios en sus áreas respectivas- están intentando aprovechar la pandemia para meter con calzador sus medidas confiscatorias del sector privado y de destrucción fiscal de la clase media.

No solo nuestra sociedad y nuestra política no sufrirán cambios significativos en un futuro; es que ahora mismo, en pleno desastre, nuestros políticos y nuestros partidos se comportan igual que antes. Los nacionalistas vascos han anunciado que no apoyarán los Presupuestos si contienen las medidas laborales anunciadas. Los populares siguen cometiendo los mismos errores desde la oposición. En el interior de todos los partidos continúan las luchas fratricidas. Y así podríamos seguir.

Ahora bien, en honor a la verdad hemos de reconocer que en un territorio es posible que tampoco cambie la política, pero sí cambiarán, y mucho, la sociedad y la economía. Al menos en el corto y medio plazo. Y ese territorio es Canarias. Como se está señalando desde los frentes más diversos, vivimos instalados en un monocultivo turístico de imposible sustitución; y hasta que el turismo no recupere sus niveles anteriores a la crisis lo vamos a pasar mal. Bueno, volveremos a hacer lo que hemos hecho siempre a lo largo de nuestra historia: poner la mano con cara de victimas para que alguien de fuera -Madrid y Europa- nos solucione los problemas que nosotros somos incapaces de solucionar. Y seguiremos oyendo –y leyendo- ese disparate utópico que propugna cambiar nuestro sistema económico, como si tal cosa estuviera a nuestro alcance con solo quererlo. En el pasado, cuando éramos ricos –nuevos- jugábamos a moratorias turísticas, a prohibir nuevos hoteles y a seleccionar a nuestros turistas. Nos jugábamos nuestro único futuro posible como niños ricos irresponsables. La pandemia se ha adelantado y ha jugado por nosotros.

TE PUEDE INTERESAR