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Maduro, en la cuerda floja, acusa a Colombia de “colar” paramilitares en el país

Con la retirada de los asesores militares rusos y el plan anunciado por Estados Unidos, la Administración venezolana se tambalea

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, está en horas bajas en lo que a apoyos internacionales se refiere. Estados Unidos dio a conocer la semana pasada un plan a través del cual motivaría una “transición democrática” en el país, y que no pasaría ni por el liderazgo de su actual titular ni por el del autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó. En su lugar, este último pasaría a encabezar la Asamblea Nacional, cargo para el que fue electo en el anterior mandato, y se celebraría un nuevo proceso electoral “con garantías”.

Se trata de una estrategia vista con buenos ojos por parte de la Unión Europea y algunos países de Latinoamérica, como Ecuador, y cuya ejecución se prevé que, en todo caso, pudiera producirse en medio de la crisis del coronavirus, cuando los medios económicos, humanos y materiales se emplean en otra batalla: la sanitaria. Según parece, estos y otros gestos no han gustado a la actual administración venezolana, puesto que ha ordenado posicionar a su artillería en “lugares estratégicos” para prevenir la incursión en el país de supuestos grupos criminales -según declaraciones del propio Maduro- financiados por Colombia y Estados Unidos, tal como reiteraba ayer el vicepresidente de Comunicación, Jorge Rodríguez, denunciando que los “factores de poder” intentaban “colar” palamilitares y desertores para “sembrar violencia”.

Otra de las acciones que no ha agradado al Gobierno venezolano es que Rusia, uno de sus principales apoyos políticos y logísticos, haya retirado los asesores militares que tenía destinados a la nación sudamericana; mucho más, cuando la noticia fue anunciada a bombo y platillo por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien mediante su cuenta de Twitter se congratulaba de la decisión.

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