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Tenerife probará si el viraje al centro de Ciudadanos es real

Todo apunta a que Cs se pronunciará en breve desde Madrid a favor de que Evelyn Alonso se sume al actual pacto con el PSOE; si se niega, será expulsada y no podría tener ni cargo ni sueldo
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. DA

“Deberíamos converger en el centro, en la moderación y en la sensatez. Creo que, en una pandemia como esta, las medidas que se tomen deben ser consensuadas y moderadas y los discursos que se hagan también. Desde la oposición, denunciar los errores del Gobierno pero ser propositivos, y desde el Gobierno, respetar a la oposición”. Tan mesuradas manifestaciones fueron realizadas el pasado jueves por la presidenta y portavoz en el Congreso de los Diputados de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, y resumen bien la nueva estrategia política de la formación naranja, a la que su anterior acercamiento a la derecha causó tales estragos que su antecesor, Albert Rivera, tuvo que dimitir tras perder 47 escaños en las elecciones generales del año pasado.

“Los posicionamientos extremos me ponen los pelos de punta, y en crisis como esta los extremos sacan lo peor de sí”, insistía Arrimadas, sin lugar a dudas convencida de que, si Cs tiene futuro político, pasa por recuperar el centro, y así convertirse en alternativa de Podemos como posible aliado del PSOE, pero también de Vox con el PP.

Sin embargo, obras son amores y no buenas razones, y por eso se espera que, en breve, la actual dirección de Ciudadanos lo demuestre en Tenerife, donde la inesperada (e inoportuna) renuncia de uno de sus concejales en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Juan Ramón Lazcano, ha entreabierto la puerta a una posible moción de censura que acabaría con el actual pacto con el PSOE en beneficio de dos formaciones de corte conservador, como es el Partido Popular, pero también Coalición Canaria desde que está liderada por el hoy senador Fernando Clavijo.

Precisamente, son Clavijo (a quien su imputación por el caso Grúas, junto a su torpeza negociadora, arruinó la posibilidad de seguir al frente del Gobierno canario) y el número dos del PP, Teodoro García Egea, los muñidores de esta posible censura, que tendría lugar justo cuando Canarias (al igual que el resto del país pero en peores condiciones dada su dependencia del turismo y su elevadísima tasa de pobreza y marginalidad) se enfrenta a una crisis que, según cálculos gubernamentales, hará perder en un año a esta Comunidad prácticamente el doble de puntos de su Producto Interior Bruto (20) que la suma de todos los años de la crisis de 2008 (11).

Pero por mucho que se reúnan Clavijo y García Egea, la llave que abriría la puerta de la censura está en manos de quien sustituye, al correr la lista, a Lazcano. Se llama, como es sabido, Evelyn Alonso, y públicamente ha manifestado su rechazo al pacto santacrucero con el PSOE, aunque en estos días guarde un prudente silencio.

En el caso de que Alonso se decida por apoyar una moción de censura en Santa Cruz de Tenerife, si no quiere acabar como una tránsfuga y, por ende, con sus derechos como concejala queden limitados (por ejemplo, no podría cobrar renumeración alguna ni tener cargo), necesita la autorización de su partido, y esta, inexorablemente, tiene que llegar desde Madrid, que no parece dispuesto a ello, precisamente.

Respecto a la dirección regional de Ciudadanos, simplemente, no existe. Porque la crisis (orgánica, que no institucional) del partido naranja en las Islas es de tal calibre, que en la actualidad su gestora regional solo conserva un miembro de los cuatro que fueron nombrados. Se trata del lanzaroteño David Rodríguez. Los otros tres integrantes la han abandonado, e incluso dos de ellos se han ido del partido, como son los casos de Marcos Cohen, otrora responsable de Política Municipal en la agrupación del Puerto de la Cruz, y Santiago Santana, excoordinador del partido en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria). En cuanto al restante, José Antonio Guerra, es concejal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria pero tiene abierto un expediente interno en Ciudadanos por un cruce de opiniones que, al parecer, se subió de tono. Un dato más sobre el caso de Cohen: en la dirigencia de su partido dan por seguro que abandonó su cargo en el momento que su empresa negociaba un contrato millonario con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. A pesar de todo, no le sirvió de mucho, porque dicho contrato resultó frustrado por decisión expresa de la otra concejala capitalina de Cs: Matilde Zambudio.

Ni Espino ni Rodríguez

Descartada la autofagocitada gestora regional, tampoco parece que la diputada autonómica Vidina Espino sea, precisamente, un referente para el partido en las Islas, A ella se le achaca que en las elecciones autonómicas del año pasado no se cumplieran los resultados esperados, dado que se la considera una candidata impuesta a última hora que, además, pagó cara su inexperiencia en estas lides al convertirse en una acérrima defensora de los intereses de CC, justo lo contrario que tanto ella como sus compañeros prometieron insistentemente a sus defraudados votantes.

También está Melisa Rodríguez, que sigue en la dirección estatal. Sin duda, su voz será escuchada, pero no tanto como cuando era diputada. Tanto ella como el otro exdiputado estatal de Cs, Saúl Ramírez, fueron castigados por la ola de castigo a la deriva derechista de Rivera (esa que Arrimadas pretende corregir). Precisamente, Evelyn Alonso estuvo considerada en su momento como una política muy afín a Rodríguez, aunque en los últimos tiempos parecía haberse acercado al núcleo que conserva Espino, cada vez más reducido.

Porque el poder real de Ciudadanos en Canarias pasa, indiscutiblemente, por los únicos que acertaron en las urnas y en la estrategia posterior: la también concejal santacrucera Matilde Zambudio y el poderoso vicepresidente del Cabildo insular, Enrique Arriaga.

Los referentes

Si hoy en día Ciudadanos pinta algo en la política canaria es gracias a Zambudio y Arriaga… siempre que Ciudadanos no apoye una moción de censura en Santa Cruz de Tenerife. En el primero de los casos, los naranjas podrían conservar las áreas de poder ahora controladas por Zambudio en la capital, pero el presidente del Cabildo tinerfeño, el socialista Pedro Martín, ya ha dejado claro (como adelantó ayer DIARIO DE AVISOS) que expulsará a Cs del gobierno insular en caso de censura en Santa Cruz.

Así las cosas, si el partido que preside Arrimadas apoya una moción de censura en Santa Cruz de Tenerife, probablemente asistiríamos a la definitiva voladura de Ciudadanos en Canarias, al que aún le quedan unos 700 militantes (en generoso cálculo) de los más de 1.800 que llegó a tener antes del desembarco de Vidina Espino. Por no hablar del profundo rechazo social que provocaría una moción de censura en plena crisis sanitaria y económica, o de cómo, presuntamente, la misma tiene relación con un posible contrato de una Consultoría internacional que se negocia desde hace un año sin éxito con la Sociedad de Desarrollo santacrucera por valor de ocho millones de euros que bien podrían llegar a ser 16 millones al final del mandato.

La prueba del algodón, para Arrimadas, se llama Tenerife. Y, por lo que se ve, en Madrid tienen claro que no van a desaprovechar la oportunidad de demostrar que su viraje al centro es real, así como que será un socio de fiar para un socio tan influyente como es hoy el PSOE.

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