diario del aislamiento

Día 73

A una amiga le han dado cita para ir a la playa el jueves 28 de mayo (de 14:00 a 17:00); a esas horas estará haciendo la digestión del almuerzo -no podrá ir-. Como en Madrid no hay playa, este capítulo lo han dejado en manos de los ayuntamientos -qué gente-. Me pregunto qué tendría que hacer si me da por el surf (la fase 2, ¿exige cita previa?). La regulación se ha hecho malamente (tra, tra). Arranca el posfranjismo; imagino que la experiencia del posfranquismo nos será de utilidad -aquella transición no se nos dio mal; en ésta tampoco debemos bajar la guardia-. Cada fase exige más inteligencia, madurez y sentido común que las fases inmediatamente anteriores (como en algunos videojuegos, el grado de dificultad va incrementándose). Sabe el virus (nos está esperando) que llegará el día en que empecemos a distraernos -con lo de lavarnos las manos, dejar de tocarnos ojos, nariz o boca u otras pautas-. Esa será la semana grande del virus, su rentrée (no caigamos en la trampa creyendo que lo hemos doblegado). Retornos -sobre los eslóganes de Vox-. Respondo, y no sé ya cuántas veces. Creo que el país necesita un plan para los próximos cincuenta años, y bastante menos resucitar el país de hace cincuenta años -leo, y comparto, que a las dos españas debemos añadir la de quienes no participamos de esa dinámica; somos tres españas-. Y añado -en mi penúltima respuesta sobre este particular- que el país necesita llenar las cacerolas (golpearlas no alimenta). Según la radiografía del hambre, muchos que tocan en la puerta de las ONG llegan desorientados porque nunca habían tenido que pedir comida (llenémosle la cacerola). Recupero algunas anotaciones. El Gobierno de España (Sánchez) ha anunciado que algunas Comunidades Autónomas saldrán del estado de alarma en los próximos días -en el aire queda si obedece a razones científicas, urgencias económicas o fragilidades parlamentarias; resulta tentador quedarse con la última hipótesis-. Trasteo. Acaba de dimitir la consejera de Educación (se veía venir). El momento no puede empeorarse -como ya ocurrió en Sanidad-. El Gobierno regional está pidiendo a gritos una remodelación amplia (profunda, en según qué departamentos). El presidente esperará a junio o julio -supongo-. Sigo trasteando. Cree Zarzalejos que bien pudo Bildu pactar la ley que exige la obligatoriedad de las mascarillas -una orden ministerial parece insuficiente-. Habría sido un acto (o pacto) de metafórica contrición -coincido-. Huele a verano, claro que sí.

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