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“Los canarios están concienciados de que el agua es un recurso escaso y hay que cuidarlo”

Emilio Fernández, director de Aqualia en Canarias
Emilio Fernández, director de Aqualia en Canarias. | Fran Pallero

El agua es un recurso escaso y absolutamente necesario, pero a la vez un indicador económico; por algo la llaman el oro azul. Emilio Fernández lo sabe muy bien. Sus más de 17 años de experiencia en el sector de la gestión del agua como gestor del ciclo integral y de proyectos de infraestructura hidráulica, así lo corroboran. Ahora desde la dirección de Aqualia, empresa de gestión del agua, que lleva más de 30 años trabajando en las Islas, le ha tocado vivir una situación insólita que ha trastocado a empresas, ciudadanos y a la sociedad mundial entera. Aún así, la empresa seguirá aportando conocimiento y proyectos de innovación y utilizando a Canarias como un “auténtico laboratorio en el campo de la depuración, desalación y energías renovables”.

-¿Cómo ha afrontado la empresa la pandemia? ¿Qué ha tenido que modificar para que el servicio siga siendo el mismo?
“Bueno, como a todo el mundo, esta pandemia nos ha afectado. Ha sido bastante dura, por inesperada e inusitada y todos, de alguna manera, hemos tenido que cambiar nuestros hábitos. En Aqualia activamos, casi de forma simultánea con la declaración del estado de alarma, un plan de contingencia que tenía como objetivo principal garantizar el mantenimiento de los servicios con los máximos estándares de calidad, y al mismo tiempo proteger a los empleados. Este plan, que se ha ido actualizando a medida que las circunstancias lo requerían, incluía medidas higiénico-sanitarias que demostraron que los tratamientos de desinfección, habituales y normales que se vienen aplicando son totalmente eficaces para la eliminación del virus. Además, también aplicamos otras sociales encaminadas a asegurar los servicios del ciclo integral del agua a todos los ciudadanos, especialmente a los vulnerables, y se adoptaron mecanismos de acción social que cubren, parcial o totalmente, el coste de los recibos de agua de aquellos colectivos que no pueden hacer frente a ellos”.

-Bueno, es que al final ustedes son una empresa de servicios esenciales que han tenido que seguir suministrando agua a los ciudadanos, pero sin tener la actividad habitual.
“Exacto. Hemos tenido que seguir prestando el servicio como no puede ser de otra manera, pero los ingresos se han reducido, puesto que la actividad turística, que para nosotros tiene una carga importante, estaba a cero”.

-¿Cómo ha influido la tecnología para poder dar un buen servicio? ¿Estábamos preparados tecnológicamente?
“Bueno, le tengo que decir que, por lo menos en Aqualia, hemos hecho los deberes y eso ha hecho que estuviéramos preparados para afrontar esta crisis. Y lo hemos conseguido gracias a la automatización de las instalaciones y el despliegue de sensores que miden en remoto el funcionamiento de las mismas en tiempo real, así como la telegestión, que permite operar también en remoto, garantizando por tanto la seguridad de nuestros trabajadores. Todo esto apoyado en el teletrabajo, que nos ha permitido seguir ofreciendo el servicio y obtener los datos relevantes para la gestión”.

-¡Vamos, que quien haya hecho la tarea ‘digital’ ha salido más ‘airoso’ de esta crisis!
“Así es. Si me permite la comparación es como el cuento de los tres cerditos. Nosotros hemos ido construyendo nuestra casa de ladrillos y aquel que empezó por la de paja, porque es más barata o por las razones que sea; pues se ha quedado atrás. Mire, nosotros hemos superado ya varias crisis. La última y más dramática fue la financiera de 2008 y fue precisamente en ese momento cuando en Aqualia apostamos por crear un departamento de I+D. Este departamento ha ido creciendo y creando proyectos tecnológicos, que nos han ayudado a dar el servicio de una manera más eficiente y, como le decía antes, esto ha supuesto que hemos ido haciendo los deberes para que, cuando ha llegado la siguiente crisis, que por desgracia ha sido muy cercana en el tiempo, estemos muchísimo más preparados que en el año 2008”.

-Desde la crisis de 2008 hasta la actual, ¿cómo han cambiado los hábitos de consumo? Hace 12 años el problema era que los clientes no podían pagar, ahora están confinados en sus casas…
“Es así. El impacto económico podría superar al de 2008. Fíjese que en la crisis financiera se empobreció mucho la población y mermó muchísimo el consumo de las familias. Ahora, esta crisis lo que ha hecho es parar la economía por completo y confinar a la gente en sus casas. Esto lo que demuestra es que se ha producido el desplazamiento de una parte sustancial del consumo que antes se realizaba en horas matinales (de 6 a 12) a horas posteriores a lo largo del día, incrementándose el consumo nocturno. Probablemente, este cambio en el patrón de consumo ha venido marcado por el aumento del teletrabajo, el cierre de los centros educativos y de las actividades no esenciales, y las restricciones sociales. Y estos datos y hábitos se conocen gracias, precisamente, a la tecnología y la gestión en tiempo real, algo que no se supo en el año 2008”.

-La zona sur de Tenerife muy influenciada por el turismo ha quedado a cero en actividad económica. ¿Cómo ha impactado esto en su cuenta de resultados?
“Evidentemente, desde el primer minuto que la economía se puso a cero, el efecto en el consumo fue inmediato, especialmente en los servicios con mayor carga turística. Podemos decir que se ha producido un desplome gradual de los consumos y, por lo tanto, de la facturación en grandes clientes tales como hoteles y complejos turísticos del sur y este de Gran Canaria y especialmente en el sur de Tenerife. Lo que sí ha ocurrido es que, gracias a la implantación de los sistemas de telelectura, hemos podido monitorizar diariamente la evolución de los consumos desde el inicio del estado de alarma, constatando que desde el 13 de marzo se ha producido un descenso de estos de forma continuada. Comparando los registros del volumen suministrado en estas últimas semanas con las del mismo periodo de 2019 se observa una caída que varía entre el -24% de Puerto de la Cruz y el -37% del Golf del Sur, pasando por el -32% de Adeje. En el caso de los consumos de los hoteles han disminuido entre el 90% de Taurito (Mogán), 76% de Puerto de la Cruz y el 70% de Adeje. Pero bueno, esto era esperable puesto que estos establecimientos están parados”.

-Bueno, entiendo que cuando la maquinaria arranque y los turistas comiencen a llegar y los hoteles abran, la situación cambiará.
“Eso esperamos todos. Pero lo sabremos en tiempo real, incluso antes que los propios hoteleros, porque esas curvas de consumo que ahora están en el suelo veremos como empiezan a subir”.

-¿En qué medida ha ayudado la telelectura para precisamente dar datos en tiempo real y, sobre todo, para fomentar el ahorro?
“Mire, cuando las lecturas de los contadores se hacían de forma manual en periodos bimensuales daban lugar a errores humanos que alteraban el importe final de la factura. En ocasiones estos incrementos en la factura señalaban la existencia de una fuga de agua inadvertida que, con el paso de los días, suponía un despilfarro de agua y el consecuente gasto extra e irreversible. Ahora, con la telelectura, las lecturas de consumo se realizan diariamente en remoto y son enviadas vía radio a través de la infraestructura de red al puesto central, y a su vez es puesta a disposición de los usuarios del servicio que pueden consultar a través de una aplicación móvil llamada Aqualia Contact sus consumos diarios, programar alarmas para cuando el consumo se aleje de los patrones previamente establecidos o simplemente realizar gestiones sobre su contrato de suministro. La telelectura permite, por tanto, conocer en tiempo real un consumo anormalmente elevado que se pueda deber a una avería o fuga y comunicarlo en tiempo real a nuestros operadores para que subsanen la incidencia de forma inmediata, evitando despilfarros de agua, que con la tecnología convencional, suponían unos volúmenes perdidos mucho más elevados”

-Todo son ventajas. El agua también entra en la revolución de las nuevas tecnologías.
“Absolutamente. Mire, si pensamos en los vecinos de un municipio las ventajas se traducen en una mejora de su calidad de vida. La telelectura evita facturaciones elevadas provocadas por estimaciones, fugas, ausencias prolongadas, ocupaciones de viviendas no deseadas, olvidos. También elimina las molestias por lecturas en contadores interiores y evita inundaciones y siniestros”.

-Al final todos estos datos sirven de orientación y ayudan a la empresa a gestionar las informaciones sobre consumo por localidades. ¿Se puede hablar de big data en el sector del agua?
“Sí. Hay que tener en cuenta que las compañías del sector de las utilities manejamos una gran cantidad de información que bien gestionada y procesada, nos permite llevar a cabo una mejora en continuo de los servicios que prestamos. El reto ahora es saber qué hacer con esos datos para que la gestión sea lo más eficiente y transparente posible”.

-¿Se despilfarra mucha agua en Canarias?
“Bueno, todo es mejorable. En Canarias lo que vemos es que el consumo por habitante es bajo, y esto se debe a que creo que la ciudadanía canaria está concienciada de que el agua es un recurso escaso y hay que cuidarlo. Pero, aún así, con este dato no debemos caer en la autocomplacencia. Usamos el agua de forma eficiente, pero todavía podemos hacerlo mucho mejor. La empresa siempre ha apostado por actividades de difusión y educativas para concienciar de la importancia de apreciar este recurso como un bien escaso. Invertimos en tecnología, precisamente para consumir cuanto menos agua mejor, pero, ¡claro!, lo que no podemos hacer es decirle al operador que corte el agua cuando el cliente ha llegado a un consumo determinado, como ocurre con los datos en telefonía. También es cierto que en España, el coste del agua en el presupuesto familiar pesa muy poco. Supone menos de un 8% del gasto familiar en el hogar. Mire, en España hay una paradoja y es que mientras que somos uno de los países europeos que menor disponibilidad de agua tenemos, sin embargo, somos de los que tenemos la tarifa de agua más barata, lo cual es un contrasentido. En Aqualia, una de las líneas de trabajo es la concienciación también de las administraciones públicas para que ajusten e incrementen las tarifas de agua; no por nada, sino para recuperar los costes reales que la prestación del servicio supone, que ahora mismo no se están recuperando. El hecho de tener esta tarifa tan barata hace que los ciudadanos no le den la importancia al uso del agua porque la perciben como barata y, por tanto, la consumen, en alguno casos, por encima de lo que necesitan. Uno de los objetivo es aplicar en el agua el sentido europeo de que quien contamina paga. En cualquier caso, ya hay fórmulas en las tarifas progresiva, en el sentido de que quien más consume más paga. Pero es que hay que ajustar los precios al menos a la media europea. Hay países como por ejemplo Dinamarca que tienen muchísima más disponibilidad de agua y tiene una tarifa media de 6 euros por metro cúbico. En España estamos hablando de apenas 2 euros”.

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