nuevo cero energético en tenerife

Sin luz y con pérdidas

El corte de suministro generalizado coincidió en Santa Cruz con la hora en la que muchos negocios de la capital, como las cafeterías, tienen su mayor pico de atención
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Que 2020 está siendo, como mínimo, un año atípico, a estas alturas ya no lo discute nadie. Si la crisis sanitaria supuso un cero económico el pasado mes de marzo, el energético sufrido ayer en todo Tenerife no ha hecho más que empeorar las cosas. La mayoría de los negocios y comercios de la capital chicharrera, la que menos afectada en lo que a tiempo del apagón se refiere, explicaron a DIARIO DE AVISOS que en algunos casos se retrasó la apertura de tiendas, sobre todo las de la calle Castillo, y en otros se produjeron complicaciones para servir los desayunos o cobrar a los clientes, al no funcionar ni las cajas registradoras ni los datáfonos.

En una de las tiendas de la calle San José, dedicada a la imagen, su responsable explicó que no pudo realizar ni una sola venta. “Muchos clientes se acercaron a comprar, pero no pudimos atenderlos porque los datáfonos no funcionaban”, explicó.

Hari, uno de los responsables de la Administración de Lotería número 9 que se ubica en la calle Castillo, también se vio afectado, aunque, en su caso, gracias al generador que tienen contratado, solo estuvo una hora sin luz, tiempo suficiente para que la estimación de pérdidas la fijara en unos 600 euros. “Es que nosotros abrimos a las 8.00 para aprovechar la gente que quiere jugar antes de entrar al trabajo, y luego, la hora del desayuno es en la que más vendemos de la mañana. Al estar sin luz no hemos podido vender nada”.

Sin café ni datáfonos

Pero las que se vieron más afectadas fueran las cafeterías. La mayoría no pudo servir café o desayunos, y en el caso de los productos frescos o fríos, el problema se presentaba a la hora de pagar. “No hemos podido sacar nada de lo que preparamos en cocina y tampoco servir cafés”, explican en el café Palmelita. Lo mismo le ocurrió a la Cafetería América en la plaza del Chicharro. “No hemos podido servir nada y lo poco que vendimos tuvimos que cobrarlo en efectivo”. Más de 100 euros calcula esta céntrica cafetería que le puede haber costado el apagón.

En el Café Atlántico de la avenida Anaga, la situación no fue tan grave porque, como explicó su responsable, Manuel, “hoy empezábamos a abrir un poco más tarde, pero viendo que se había producido el apagón, decidimos retrasar la apertura hasta las 12.30. Así que nos ha afectado, pero no tanto como si hubiéramos abierto desde temprano”.

Unos metros más allá se encuentra la farmacia La Marina, que sí que sufrió de manera más severa la consecuencias del cero energético. “Nosotros no hemos podido vender nada. No funcionaban los ordenadores, ni los datáfonos, solo hemos podido cobrar en efectivo muy poca cosa y solo si te sabías el código. Nos ha provocado un daño importante”, reconocía una de las dependientas, Patricia.

En Panaria, que trabaja con productos propios de pastelería, el apagón también les supuso un importante revés. Durante ese tiempo no pudieron hornear ninguno de los productos que ofrecen y tampoco poner cafés y cortados. Aún así, “los clientes vinieron, entre otras cosas porque los centros de trabajo estaban paralizados, así que estaban en la calle sin nada qué hacer”, manifestaban las dependientas.

Otro de los negocios de la zona, una heladería, optó por retrasar la apertura. “Nos preocupamos un poco por si se extendía el apagón y los helados empezaran a derretirse. Afortunadamente, las neveras aguantaron y solo se aflojaron un poco, en cuanto se repuso el suministro, todo se solucionó”, detalló uno de sus empleados.

En una de las cafeterías estaban aún evaluando las pérdidas y comprobando que las cámaras en la que se guardaban los productos congelados no habían sufrido daños. “Es lo que más nos preocupa, porque se trata de comida”, explicaba su encargada. El resto del servicio admite que se ralentizó mucho. “Sin datáfonos, cobrando en efectivo, los clientes demandando la misma atención que si tuviéramos luz… hizo que todo fuera más lento”, admitían desde la cafetería.

En cuanto a las tiendas de ropa, la mayoría optó por retrasar su hora de apertura, puesto que la habitual, la de las diez de la mañana, las pilló en pleno apagón (la luz se fue a las 9.45). Según explicaron desde algunas de estos establecimientos, muchos, aunque hubieran querido abrir, no habrían podido. “Ni siquiera pudimos subir las puertas y tuvimos que esperar a que volviera la luz”, explicaron.

La recuperación del suministro fue desigual en la ciudad, donde zonas como el barrio Salamanca fueron de las primeras en recuperarlo, y, otras como El Toscal, fueron de las últimas. Muchos vecinos expresaron su malestar por la repetición de este apagón, que incluso algún vecino llegó a achacar a su propio hogar, y hasta que no salió a la calle no se dio cuenta de que era general. Ese fue el caso de Genoveva y Marta, que se vieron buscando en casa el enchufe que había dejado de funcionar. “Hasta que no salí al pasillo y vi que el ascensor no funcionaba, no me di cuenta de que no era un problema nuestro”, confesaba una de las afectadas.

Otro de los colectivos que sufrieron en primera persona este apagón fue el de los turistas que visitan la ciudad. Uno de ellos, Avelino Seoane, de visita en la capital, contaba contrariado a DIARIO DE AVISOS cómo durante las dos horas que duró el apagón no pudo consumir nada. “En los restaurantes no pudimos pagar porque no funcionaban los datáfonos, y en el hotel también tuvimos problemas con los ascensores y algunos servicios”, detalló.

Miguel González, otro vecino, este del Chapatal, sufrió el apagón en el trabajo, “en el que no pudimos hacer nada durante dos horas. Estuvimos completamente parados”. También en casa tuvieron complicaciones. “Ninguno de los electrodomésticos funcionaba, con todo lo que conlleva”, comentaba mirando a su hija, que lo acompañaba.

 

Circulación

A todo esto hay que sumar el caos circulatorio que provocó el apagón de los semáforos o la suspensión del servicio del tranvía, que obligó a trasladar a los pasajeros hasta un punto seguro de la calzada. Incluso uno de los vehículos se quedó obstaculizando el paso en una rotonda de La Cuesta. Titsa implementó un servicio alternativo al tranvía que circuló cada 15 minutos mientras duró el apagón.

Las llamadas al número de emergencias 1-1-2 para liberar a personas atrapadas en ascensores o garajes también fueron otras de las incidencias con las que tuvieron que lidiar los servicios de emergencias. Asimismo, la Policía Local se encargó de regular el tráfico en los cruces más conflictivos de la ciudad, como los que dan acceso a la capital.

Bermúdez reclama inversiones para evitar los ceros energéticos

El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, fue una de las voces que ayer reclamó soluciones para evitar nuevos ceros energéticos, y lo hizo exigiendo inversiones en infraestructuras. Bermúdez señaló que el actual “no es el mejor momento” para que se produzcan averías o cortes de luz de este tipo, si bien matizó que con independencia de que se actúe con rigor y se espere a lo que diga la empresa sobre el origen de lo ocurrido, “lo cierto es que en Tenerife el año pasado también se produjo un cero energético y da la impresión de que tiene que ver con la falta de inversiones en infraestructuras o de distribución o producción”. Por ello, consideró, en declaraciones a la cadena Ser recogidas por Europa Press, que se deben hacer las “inversiones necesarias” en una isla como Tenerife, que ahora “no tiene un problema de demanda”, porque “hay muchísimos hoteles desgraciadamente todavía cerrados”.

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