crisis coronavirus

Alerta en España por el incremento de casos positivos; se plantean más restricciones

Comunidades como la valenciana o Asturias reconocen que la prioridad es la salud, pero muestran su preocupación por la economía
En la última Conferencia de Presidentes regionales, Canarias puso el acento en que se trabajara para levantar el veto británico. Jesús Hellín (Europa Press)

D. TOVAR / AGENCIAS

España ya es el país europeo más afectado por el coronavirus y Canarias no es la única comunidad autónoma que ha puesto el grito en el cielo por las consecuencias que pueden llegar a tener nuevas restricciones sanitarias en la economía. Ayer, el Ministerio de Sanidad sumaba 3.715 nuevos contagios en las últimas 24 horas, aparte de las 131 personas que fallecían esta semana con prueba positiva para la enfermedad, y subiendo, además, el número de pacientes hospitalizados, que vuelve a superar el millar: 1.336. Unas cifras que confirman la delicada situación epidemiológica que atraviesa la nación, que ya piensa, incluso, en el decreto de cuarentenas selectivas por barrios o municipios donde el virus tenga más presencia.

El presidente de la patronal hotelera de la provincia tinerfeña, Jorge Marichal, advertía esta semana sobre los graves perjuicios a los que se puede enfrentar el sector turístico en caso de que no se salven las reservas correspondientes a la temporada de invierno, solicitando, por ello, una comparecencia en el Parlamento regional para abordar posibles soluciones de urgencia. Se trata de una preocupación extrapolable al territorio nacional, y sobre la que se pronunció ayer el presidente de la Generalitat valenciana, el socialista Ximo Puig, que manifestó su inquietud por “todas las restricciones” impuestas a los distintos sectores de la economía para frenar la expansión de la Covid-19, reconociendo que, en “el equilibrio difícil entre la pandemia y las consecuencias sanitarias y económicas, siempre se debe primar la salud”.

En la misma línea intervino su homólogo asturiano, Adrián Barbón, que advirtió de que si la incidencia del coronavirus continúa empeorando en la región, su administración tomará el tipo de decisiones que hagan falta, “por duras que sean”. E indicó que, si es necesario adoptar medidas más estrictas “para salvar una vida, van a merecer la pena”. De igual manera, valoró que las normas “muy duras” aprobadas por el Comité Interterritorial de Salud, limitando el ocio nocturno y fumar o vapear en la calle “son la alternativa para evitar el confinamiento, que sería una nueva tragedia para el país y para Asturias”.

Las autoridades apelan a la responsabilidad individual para prevenir la aparición de más casos, del mismo modo que para que actividades productivas como el turismo puedan volver a reanudarse a un ritmo aproximado al que tenían antes de la pandemia. Los modelos de predicción que daba a conocer esta semana la alianza turística Exceltur, precisamente, sobre las pérdidas que atravesará el sector hasta final de año, son de hasta 100.000 millones de euros, con las evidentes secuelas que esto puede acarrear en lo que a destrucción de puestos de trabajo se refiere, con gran eco sobre las Islas, considerando que el 40% de los empleos canarios y el 35% del PIB dependen, directa o indirectamente de esta actividad.

Pero, por el momento, la respuesta de la ciudadanía no está siendo tan responsable como se podía llegar a prever tras un duro confinamiento, que ha traído consigo consecuencias físicas y psíquicas. Continúan organizándose encuentros multitudinarios que, días más tarde de celebrarse, se convierten en brotes que atajar; ya se han detectado los primeros casos entre los asistentes a algunas de las manifestaciones contra las mascarillas, alentados por gurús como Josep Pàmies, curandero denunciado en varias ocasiones por difundir métodos que atentan contra la salud pública, y los más de 1.600 prostíbulos que aún siguen abiertos en España pese a la Covid-19 se están convirtiendo en un foco en el que, además, la identificación de los contactos es harto complicada por la naturaleza del servicio que se presta en dichas instalaciones.

Todas estas conductas hacen que las estadísticas de positivos empeoren, aumentando la presión sobre los centros de atención primaria y los hospitales, que advierten de la posibilidad de colapso si se reúne un alto nivel de incidencia del coronavirus con la campaña de gripe común. A su vez, los malos datos provocan la adopción de medidas restrictivas que afectan de lleno a la hostelería y el sector servicios, mientras que el turismo ve cómo se deteriora la imagen de nuestro país como destino seguro, situación de la que Canarias ha permanecido exenta de cara a países como Alemania o República Checa, pero con la condición de no superar un umbral de contagios al que ya nos aproximamos y que podríamos traspasar esta misma semana.

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