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Kiki por videoconferencia

No ocurre sólo en los tiempos de Merlos, en la vieja España, sino también en Brasil. Cuando Merlos entraba en directo, una malhadada tarde, en un canal de televisión, apareció en lontananza una chica en bikini que no era su novia, que en ese momento sí que lo era una tinerfeña que habla godo llamada Marta López. Y se armó, porque aquí las debilidades ajenas no se perdonan –las propias sí— y más si resultan televisadas. Bueno, pues ahora, en Río de Janeiro, los concejales de un área municipal montaron una video conferencia múltiple para hablar de no sé qué, pero uno de los ediles, que no había advertido que su cámara estaba encendida –como la de TVE cuando lo de Tejero—,fue sorprendido sobre el diván del salón echándole un kiki a su pareja. Ha sido más viral que la cosa de Olvido Hormigos, ex concejal toledana, con su novio futbolista, que rompió en su tiempo con todos los récords de la Internet. En el fragor, unos concejales apagaron la cosa por pudor y otros jalearon a los actuantes, que le echaban, no es por nada, bastantes ganas. Cuando el jefe de todos ellos se dio cuenta –o a lo mejor un ratito más tarde— ordenó que desconectaran la cámara de los folladores, a la espera de que pasase de largo el fuego del amor, algo que –no es por nada— tardó algunos minutos. Hay que tener mucho cuidado con los merlos –palabro que ya debería recoger la Academia de la Lengua— porque la pantalla de las redes es tremendamente indiscreta y por ella se cuela todo, incluso ciertas tarascadas. Porque aquellas eran tarascadas. Total, que la cosa se ha hecho lo que llaman viral y en Río es la comidilla. Pero ya saben que lo que pasa en Río, o en Arguineguín, ocurre en el mundo. Y aquí estamos, con la caipiriña.

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