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La hostelería vive su peor verano y ya ve un otoño “negro” con más cierres

El sector calcula que cerca de 40.000 de los 270.000 bares y restaurantes que tenía España ya han desaparecido, y la cifra al acabar este año puede oscilar entre los 65.000 y 85.000, dependiendo de cómo evolucione la pandemia; la patronal cree que los locales que resistan “tendrán menos competencia”
Los establecimientos, que abrieron sus pueras durante la desescalada, temen que pueda tener lugar otro confinamiento, y más aquellos que han sacado a sus empleados de un ERTE. Sergio Méndez

ÓSCAR TOMASI (EFE)

El sector de la hostelería vive el que ya es el peor verano de su historia reciente por la pandemia del coronavirus, y la patronal augura un otoño “negro” con más cierres. Una “escabechina” en la que influirán la bajada de temperaturas, la crisis económica, las pérdidas que arrastran muchos locales y el teletrabajo.

Así lo advirtió, en declaraciones a la agencia EFE, el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, quien calcula que el volumen de ingresos de los bares y restaurantes en estas fechas ronda el 60 % de la facturación de hace un año. “Y eso en agosto, cuando normalmente es un mes con pico de ventas. Imagina a la vuelta lo que puede pasar”, lamentó, al tiempo que quiso recalcar que existen diferencias sustanciales en función de los territorios y el modelo de negocio, pero el caso canario sería uno de los más tocados debido a su alta dependencia de la actividad turística.

De igual manera, el presidente de la patronal apuntó que “lo más grave” son los nuevos brotes en zonas como Lleida o Aragón, donde habría tenido lugar, a su juicio, “un desastre total” para la hostelería, especialmente, por el temor de la población a la enfermedad, al igual que debido a la ausencia de visitantes extranjeros.

En la misma línea, el presidente sitúa tanto al ocio nocturno -pubs y discotecas- como a los restaurantes de alta gastronomía, estos últimos muy dependientes del turismo. Entre los mayores damnificados, coloca también a los restaurantes ubicados en zonas de oficinas, a los que el teletrabajo impacta de forma directa.

Durante este verano, los más perjudicados son los establecimientos localizados en los archipiélagos (Canarias y Baleares) o en municipios como Benidorm, donde los visitantes procedentes de otros países juegan un rol clave para el negocio. Los datos sería, igualmente, paupérrimos en el centro de algunas ciudades turísticas, como la capital. “Madrid ahora mismo es un solar”, señalaba.

“En la vida hemos tenido un verano tan malo, ni siquiera con la crisis de 2008. Entonces se pasó mal y hubo muchos cierres, pero nada que ver con la gravedad de esto. Hay que recordar que recibíamos más de 80 millones de turistas y ahora la mayoría no vendrá. Incluso ves locales cerrados en primera línea de playa en pleno mes de agosto”, insistió el dirigente patronal.

Por el contrario, las estadísticas estarían experimentando una mejora en aquellos pueblos y ciudades donde se encuentran las segundas residencias de muchos españoles, ya que el turismo nacional sí funciona.
El sector calcula que cerca de 40.000 de los 270.000 bares y restaurantes que tenía España han desaparecido, y la cifra al acabar el 2020 puede oscilar entre los 65.000 y los 85.000 locales en función de cómo evolucione la pandemia de Covid-19.

De cara al otoño, el presidente de Hostelería de España dibuja un escenario sombrío: “Ya hay mucha gente que ha abierto a pérdidas, y a partir de septiembre esto no va a ser mejor. Muchos van a cerrar, la arrasada será importante”.

Yzuel subrayó, además, que existe un porcentaje cada vez mayor de bares y restaurantes que reabrió durante la desescalada y que ha vuelto a bajar la persiana, porque ahora tiene que afrontar más costes laborales tras haber recuperado a personal de los ERTE, a lo que se suma seguir pagando la luz, el agua, los impuestos o el alquiler. “En nuestro sector, o no abres o lo haces perdiendo dinero, aguantas poco tiempo”, alertó.

En su opinión, la principal “debilidad” de la hostelería española es que está compuesta por decenas de miles de microempresas muy pequeñas, y lo está pagando caro. “Cuando llama una gran compañía, se le pone al teléfono hasta el presidente Sánchez. A nosotros no”, explicó Yzuel, quien, no obstante, reconoce que mantienen una relación fluida con la ministra del ramo, Reyes Maroto.

Aún así, muestra un moderado optimismo a largo plazo: “De aquí va a salir un sector mejor, más repensado, reforzado. Y el que aguante tendrá menos competencia”.

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