tribuna

Más estupideces

Por Arturo Trujillo

Continuando con las reflexiones en tiempos de pandemia, hoy me van a permitir que utilice estas seiscientas y pico palabras para ver si me aclaro de una vez y encuentro una explicación razonable sobre las causas o razones que produjeron la separación de Iglesias y Errejón, y que dio lugar al nacimiento de ese invento errejonista que lleva por nombre, Más País.

Y antes de entrar de lleno en esa reflexión o consideración, debo aclarar que, en las islas, no conozco afiliado alguno a ese mini grupo político. Como tampoco sé si hay alguien que se atreviese a recitar sus postulados y principios y contarnos las excelencias que esa plataforma podría ofrecernos. Porque aquí, en Tenerife, el único representante populista que tenemos en el Congreso de los Diputados es el activista social Alberto Rodríguez quien, por cierto, está missing desde que a Iglesias se le ocurrió imponer el dedazo y concederle un ascenso dentro de la formación morada. Ascenso que no todos sus conmilitones lo han aceptado de buena manera.

Pero volviendo al “chiringuito” que maneja Errejón, todos sabemos que, en política, siempre hay alguien que no termina de encontrar su sitio y va saltando de un lado a otro. Y creo que es eso lo que le sucede a Iñigo Errejón, que no termina de encontrar el lugar definitivo desde el que poder desarrollar sus políticas populistas, sin interferencias. Y ha ido saltando desde Podemos a Más Madrid, primero, y Más País, después, a pesar de que es más lo que les une a todos ellos, que lo que les separa. Porque todos juntos representan lo mismo, o sea, lo que conocemos como populismo político de izquierdas y, por lo tanto, se necesitan. Por eso cada vez estoy más convencido de que la separación entre Errejón e Iglesias es solo una división que surge en el seno podemita como consecuencia de una guerra de egos entre líderes que pelean por ser cabezas de ratón y no colas de león.

Es una rivalidad que surge, sobre todo, por el hiperliderazgo de Iglesias. Y la única diferencia que pudiese existir entre ambos, es que Errejón utiliza una dialéctica algo más moderada que la empleada por Iglesias, sobre todo cuando se refieren al conflicto de Cataluña. Aunque también cabe la posibilidad de que pudiese tratarse de una “moderación” ficticia, semejante a aquella que en su momento utilizó el líder podemita para intentar buscar un mayor acercamiento al PSOE, mediante la reivindicación de la ideología socialdemócrata, que fracasó en el intento.

Hay también quienes creen que Más País es un invento de Iván Redondo, asesor del presidente Sánchez, con el objetivo de intentar desgastar a Podemos ante las negociaciones que se iban a producir para repartirse los ministerios, en una hipotética formación de un Gobierno entre socialistas y podemitas. Y que Sánchez, emulando a Julio César, hubiese dado por buena su estrategia de “divide y vencerás”, que su asesor le había puesto sobre la mesa. Pero también es cierto que, una vez que superemos la pesadilla del “coronavirus”, y reforzar su presencia en el Ejecutivo, el vicepresidente segundo podría intensificar sus prácticas radicales, que tanto le han servido hasta ahora para capitalizar la indignación y agitación sociales.

Es muy posible que así sea. Aunque, al final, todo esto, sinceramente, me parece una estupidez más de ese amplio catálogo que de ellas tiene la formación morada. Pero, bueno, al menos hemos conseguido saber en qué anda metido Errejón en estos momentos. De su inmediato futuro no sabemos nada. Desconocemos si este capítulo va a ser su último de sus inventos políticos, o nos tiene preparada otra sorpresa “más”. Y, si fuese así, supongo que esta vez le pondrá de nombre, “Más estupideces”.

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