el charco hondo

10-S

El virus es el que manda, no sabemos lo que va a pasar mañana, por eso no se tomará una decisión definitiva sobre el inicio del curso hasta el 10 de septiembre -sentenció, ayer, la consejera de Educación-. Sí se sabe, consejera. Sabemos lo que va a pasar mañana, y pasado, y el otro. Sabemos lo que va a pasar el 10 o el 15 de septiembre, en octubre, noviembre o diciembre. Y lo que va a pasar, consejera, es que dentro de diez, quince, ochenta o cien días seguiremos conviviendo con rebrotes, contagiados, picos, fallecidos, olas u hospitalizados, con la pandemia que sabíamos iba a acompañarnos en la presentación, nudo y desenlace del curso 2020-2021. Consejera, lo que va a pasar mañana, pasado o el otro es lo que sabemos hace meses, porque desde abril o mayo hemos sabido que el siguiente curso conviviría con estos datos o parecidos (en ninguno de los escenarios las condiciones epidemiológicas iban a ser favorables). Sabíamos que necesitaríamos un plan A, B, C y D, o que debíamos tener bien engrasadas las distintas respuestas a los diferentes escenarios posibles. Sabíamos, claro que sí, que el curso empezaría con el virus matriculado de todas las asignaturas. Y lo que va a pasar mañana, o lo que el Consejo de Gobierno se va a encontrar el 10 de septiembre, es una situación tremendamente parecida a la de estas semanas, pero mejor que lo que el virus nos tiene preparado para octubre y noviembre. Así las cosas, ¿qué harán?, ¿suspenderán la actividad escolar hasta que se comercialice la vacuna? Mañana lo que tiene que pasar es que este curso eche a andar, gestionando de la mejor manera posible los riesgos que conlleva. Habrá positivos, cuarentenas e incluso cierres temporales (cuando lleguen esos episodios escucharemos a algunos coreando que ya advirtieron que iba a pasar). Pero, ¿cuál es la alternativa?, ¿acaso es una opción suspender definitivamente el curso 2020-2021? Si el 10 de septiembre el Gobierno sigue pensando que con los datos actuales no se dan las condiciones para empezar el curso -y anuncia otro aplazamiento generalizado, sin distinciones por centros, municipios o islas- en nochevieja los alumnos se comerán las uvas sin haber pisado las aulas. Si con estos datos no hay clases, tampoco las habrá con los picos de otoño. Mañana, consejera, va a pasar lo que lleva pasando desde marzo: una pandemia -un escenario que, inexplicablemente, ahora parece sorprenderles-.

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