tribuna

En el panteón de los héroes populares

Por Carlos Pérez Simancas

La Gomera va más allá de barrancos, playas, fiestas o el Silbo. La Gomera son sus gente, sus alegrías y, sobre todo, sus tragedias. Hay quién dice que todo gomero que se precie, lleva dos cicatrices en el alma: una de color negro que es la del incendio de 1984, la otra, de color azul, la del Telémaco.

Cualquier gomero o descendiente ha escuchado con solemnidad y casi rozando el llanto alguna de estas historias. El Telémaco sencillamente fue un milagro que toda aquella gente llegara viva hace 70 años. Aquel cuentagotas de información que iba llegando de Venezuela iba construyendo una leyenda que se acrecentaba, sílaba a sílaba, frase a frase. Habían superado una travesía sin capitán, con una marinería poco cualificada, sin alimentos, con agua contaminada y atravesando un huracán en alta mar. Pero llegaron sanos y salvos. En La Gomera, a cada relato que llegaba, el Telémaco iba entrando en el panteón de héroes populares. Esos que pasan de padres a hijos.

Llegado el 70 aniversario, el Cabildo de La Gomera, aún en tiempos de la nueva normalidad, quiso homenajear a estos supervivientes. Sabiendo que es una historia que sigue removiendo el espíritu del pueblo gomero. Se han cambiado los papeles, pero con una exposición se quiere recordar que aún siendo los receptores ahora de la inmigración, seguimos siendo los descendientes de los 171 que viajaron en el Telémaco. Y que mejor homenaje hacia ellos que contar su historia. Y en su nombre poder socorrer a los hijos venidos del mar.

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