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Las mil caras de… Isabel Díaz Ayuso

El estilo de comunicación, la conducta y el lenguaje corporal pueden desvelar mucho más de lo que imaginamos

Presidenta de la Comunidad de Madrid desde agosto de 2019, Isabel Díaz Ayuso, que apenas acaba de cumplir el año de legislatura, se ha convertido en uno de los rostros populares de la pandemia. Polémicas, desencuentros y rivalidades. Mucho ha llovido en estos últimos meses. Hoy analizamos la otra cara del personaje. El estilo de comunicación, la conducta y el lenguaje corporal pueden desvelar mucho más de lo que imaginamos.

EN EL FOCO MEDIÁTICO

Teniendo en cuenta que la presidenta, además de ser periodista, está especializada en comunicación política, podemos hacernos una idea de su enorme interés por el impacto de la imagen que proyectan las figuras públicas, incluso mucho antes de serlo ella misma. De la misma manera que no nos sorprende encontrar claros signos de una marcada estrategia de comunicación, tanto en sus discursos como en entrevistas o posados. Si analizamos su línea habitual de conducta, nos encontramos ante una mujer dinámica, vehemente e incluso extravagante. No aparenta tener pelos en la lengua y se mueve con soltura entre el debate y la controversia. ¿Es casual que siempre esté en el ojo del huracán? No, realmente parece formar parte de su estrategia. Bien o mal, pero, ¡qué se hable de ella!

¿LA IMAGEN DE LA DESOLACIÓN?

En esta dinámica de ‘qué hablen de mí’ , parece encajar la debatida sesión de fotos para la entrevista que concedió al periódico El Mundo hace unos meses. Con grandes dosis de interpretación, la mandataria madrileña desató una tormenta de comentarios y memes. Pero si vamos más allá y analizamos la conducta no verbal que desprenden estas imágenes, podemos percibir una expresión facial y corporal claramente impostadas. Quizás la intención iba enfocada a evocar la aflicción o consternación por las víctimas del virus, pero lo cierto es que ni en las poses, ni en los gestos, ni en el rostro, encontramos atisbo de expresión emocional genuina. Calculadamente o no, Ayuso no parece medir muy bien cómo y cuándo hace las cosas que hace. En un contexto tan dramático, resulta algo frívolo andar de poses al estilo Virgen. O lo que aún sería peor, aprovechar el momento para encender los fuegos mediáticos acaparando titulares, o desviando la atención de otras cosas importantes.

Díaz Ayuzo

LÁGRIMAS DE COCODRILO

Han pasado algunos meses de esta imagen, pero no deja de resultar inusual. Una política dando rienda suelta a su emocionalidad en plena misa homenaje por las víctimas del coronavirus, celebrada en La Almudena el pasado abril. La presidenta dejaba correr las lágrimas por su rostro, a sabiendas de la estela de rímel que dibujaban a su paso, así como la presencia de cámaras. Expresar las emociones en público es algo que no debería avergonzar a nadie, pero sí es cierto que lo habitual es que nos apresuremos a secar las lágrimas y a limpiarnos la cara. Algo curioso.

Díaz Ayuso con Pedro Sänchez

¡TODO BAJO CONTROL!

En una de sus últimas apariciones, la hemos visto ejerciendo de anfitriona para la esperada reunión con Pedro Sánchez. Luciendo de rojo, color que proyecta fuerza, pasión y confianza, todo en su apariencia y entorno parecía cuidadosamente controlado. Ayuso sabe que cada detalle cuenta en la imagen que proyecta.

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