el charco hondo

Negacionistas

Los negacionistas -esa tribu que acampada en un parque de atracciones rechaza la existencia del Covid-19- no están solos. Los auténticos negacionistas no son únicamente esos sobre los que escribe Juan Manuel de Prada (para decir que bajo las chaladuras de sus manifiestos respiran algunas verdades). Creer que los negacionistas son fácilmente identificables sobrevuela la simplificación. Son más. Hay más. También son negacionistas quienes -aquí, en las Islas- creen que noviembre y diciembre se nos han ido por el desagüe y que, en consecuencia, solo cabe resignarse, bajar los brazos, rendirse. Son nuestros negacionistas, los mustios que no harán por salvar el último trimestre, esos cenizos que en el ámbito público y privado balbucean que no se puede hacer más, o que solo cabe esperar a ver qué tal se nos da 2021. Los negacionistas -los de por aquí- creen que la temporada alta se nos ha ido a la mierda, pero no tienen en su cabeza remangarse para evitarlo. Inmovilizados por el miedo, los negacionistas no quieren entender que ahora más que nunca hay que movilizarse. Bloqueados por el pánico se limitan a tirar del freno de mano, y en enero ya se verá. Olvidan (o ignoran) que si no somos capaces de salvar noviembre y diciembre -si no logramos que peninsulares, británicos y alemanes resuciten los hoteles de aquí a navidades- en 2021 Canarias amanecerá a una década en blanco y negro. Hay que hacer más. No hemos hecho lo suficiente. Tantas decisiones esenciales se han dejado de tomar que finalmente han sido otros (en Reino Unido u otros mercados emisores) quienes han decidido por nosotros -contra nosotros-. Si los turistas optan por otros destinos será porque no hemos hecho lo suficiente, no ha bastado, hay que hacerlo mejor, más. No basta con pedir, hay que hacer. Debemos contener el virus, sin duda, pero es igualmente inaplazable pasar de las ilusiones a los hechos con los corredores seguros, hacer test en los aeropuertos para generar -con campañas promocionales de choque- confianza, fiabilidad y tranquilidad (valores que se han evaporado durante las últimas semanas). Hagamos los test tanto si al Gobierno de España le hace gracia como si no se la encuentra -esperar no ha funcionado-. Del lío no se sale con excursiones al Parlamento ni con diputados echando el día en el Sur. Hay que tomar decisiones, ya. Hace falta valentía. Los negacionistas deben echarse a un lado, que dejen trabajar a los que sí quieren intentarlo.

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