superconfidencial

Una especie de narcolepsia

Siendo yo director de La Gaceta de Canarias, allá por el año 2000, me fue a ver un conocido político tinerfeño, alcalde que fue de Santa Cruz. Y no porque su conversación fuera aburrida, sino a causa de un cansancio mío terrible, durante la visita se me cayó la cabeza encima de la mesa de mi despacho, me entró una especie de narcolepsia (me aprendí el término en una película de Woody Allen) y me quedé profundamente dormido. La visita se fue y yo me desperté cuando llegó la hora del cierre y los redactores entraron en el despacho, a ver si me había muerto. ¡Coño!, grité, muy desconcertado, ¿he estado aquí toda la noche? Me aclararon que me había quedado dormido un par de horas; me tomé la tensión, todo estaba bien. La narcolepsia es un exceso diurno de somnolencia, que se hace irresistible para el que la padece, porque se queda dormido incluso a mitad de una frase. También se le conoce, según leo en Wikipedia, como síndrome de Gelineau. Naturalmente que llamé a la visita para disculparme y para atribuir mi prolongada cabezada, no al rollo que me estaba metiendo, sino a un cansancio brutal en mis primeros días como director del periódico. Tan mal me vieron que me mandaron a Hospiten Rambla a que me realizaran un estudio neurológico, el cual aproveché para hacerme el gracioso con una médica muy guapa, que no movió ni un músculo de su cara, muy profesional ella. Turbado por mi fracaso regresé al periódico y ya nunca más sufrí de narcolepsia hasta que el otro día me trincó en la calle un paliza, reconocido mundialmente por la OMS. Me contó tremenda batalla y a la mitad del relato me entró un sopor similar al narrado anteriormente, hasta el punto de que me quedé dormido de pie; y el tipo se fue, desconcertado. ¿Debo volver a Hospiten?

TE PUEDE INTERESAR