el charco hondo

El boli

Si el presidente de tu país te ofrece ser ministro necesitas una razón de mucho peso para decir que no. Así, con tan patrióticas maneras, explicó meses atrás su llegada al Gobierno de España. Avalado por un buen currículum, algunos entusiastas le encuentran algunos paralelismos con Nadia Calviño -sin duda lo mejorcito de un gabinete bastante pobre-. No es ni de lejos un indocumentado, qué va. Economista, auditor fiscal y experto en econometría, participó en el proceso de integración monetaria como asesor del Instituto Monetario Europeo, presidió la red de instituciones fiscales independientes de la Unión Europea y, entre otras responsabilidades, fue jefe de división de Política Monetaria del Banco Central Europeo, director del Banco Internacional de Pagos y director gerente del Área de Finanzas Públicas del BBVA. A la vista está, José Luis Escrivá es un economista sólido, con una trayectoria que habla de un gestor tan solvente en lo suyo -en lo que conoce, domina y comprende- como insolvente en lo que ni conoce ni domina ni comprende. A quien probablemente sea un buen ministro de Seguridad Social, Pedro Sánchez debe apartarlo de forma inmediata de cualquier responsabilidad en la gestión migratoria. Dando por hecho que no lo va a cesar -no puede prescindir de él- lo mínimo que Sánchez debe hacer es poner la gestión de los repuntes migratorios y la interlocución con Canarias en otras manos. Un ministro que da por finalizada una reunión en el Cabildo de Fuerteventura diciendo improperios, dando un manotazo a los papeles que tenía delante y dejando caer o tirando un bolígrafo, alguien que actúa de esa forma, y así fue, no debe volver a Canarias siendo ministro o, en su defecto, no debe regresar a las Islas manteniendo la competencia que motivó esa reunión. Sánchez debe buscar a quienes en Migraciones sustituyan al ministro, a la secretaria de Estado y a aquellos que han demostrado una absoluta incapacidad -aderezada ahora con soberbia y faltas de respeto- en la respuesta al repunte migratorio. El plantón que dio al presidente canario o la mala educación exhibida en sus reuniones con los cabildos de Gran Canaria o Fuerteventura prueban que el ministro de Seguridad Social -incómodo cuando lo sacan de lo suyo- no debe seguir siéndolo de Migraciones. En el aire queda la pregunta de si se habría atrevido a comportarse con esas pésimas formas en una reunión con la Junta Directiva de la CEOE, y la respuesta es que no. Aquí, en las Islas, sobre la mesa dejó un folio en blanco y un boli roto como único balance.

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