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Hasta aquí hemos llegado

El hecho insólito de un supuesto jefe de la oposición votando con el Gobierno, y de un líder de la derecha votando con independentistas y antiguos etarras, ha sido premiado por Pedro Sánchez ofreciendo a Casado negociar su plan de control y sometimiento de los jueces. Es muy significativo que la izquierda se congratule del voto popular en la moción de censura promovida por Abascal, y, sobre todo, del brutal ataque personal en contra del presidente de Vox protagonizado por Casado; aunque Pablo Iglesias le advirtió que su conversión llega tarde y no es suficiente. Un voto popular que se mantuvo secreto hasta el mismo Pleno del Congreso y que, como hacen todos los partidos, fue impuesto a los diputados sin el menor debate interno.

Los comentarios elogiosos al voto negativo del presidente del partido conservador destacan que ha elevado la moral partidista y se ha ganado la adhesión de su ala más moderada y de los líderes territoriales del partido que están en esa línea, como Núñez Feijóo. En resumen, que le ganó la moción de censura a Abascal en su disputa del liderazgo de la derecha y de la oposición, con un discurso dirigido a sus votantes en el sentido de que el Partido Popular es muy diferente a Vox. Los problemas de Casado son que a quien tiene que ganar es a Pedro Sánchez, no a Abascal; que Vox no va a desaparecer; que su discurso no atrae a votantes de ese partido, más bien al contrario; que para ganar las próximas elecciones generales o ganar la investidura necesita a los votantes de Vox y la colaboración de Abascal y su gente, y, lo más importante, que para seguir gobernando en Madrid, Andalucía y Murcia depende de Vox. Con lo cual, si unimos todo eso llegamos a la conclusión que lo de la moción de censura no dejó de ser un postureo teatral que no se corresponde con la realidad y no mejora en nada las expectativas electorales populares, que es de lo que se trata.

Ahora se abre el interrogante de las consecuencias de ese postureo en las relaciones con el Gobierno y en las relaciones entre los partidos en esos gobiernos autonómicos populares que dependen de la buena voluntad de Vox, porque este partido dispone de herramientas para presionarlos y para dificultar o complicar su dinámica política. A pesar de ello, en el entorno de Casado se sigue defendiendo que lo hecho era imprescindible, y que las posibles consecuencias son un mal menor frente a lo que habría supuesto abstenerse o votar un “no” menos agresivo.

El vicepresidente andaluz –Ciudadanos- ha declarado que lo sucedido en Madrid no puede afectar para nada a Andalucía, y ha comentado que el presidente de la Juna y él mismo se encuentran un “poco contrariados”, porque las posiciones de los partidos en los niveles nacional y autonómico a veces son contrapuestas, dado que son escenarios diferentes. Por su parte, Abascal ha asegurado que los Gobiernos autonómicos que dependen de Vox no peligran, a pesar de la “agresión” de Casado, y que los ataques de Casado contra Vox “no van a tener una respuesta”. “Tranquilidad a los españoles que han comprobado que hay alternativas en Andalucía, en Murcia y en Madrid”, ha añadido.

En un momento del debate Casado le advirtió a Abascal: “¡Hasta aquí hemos llegado!”. Está por ver si se trata de un reconocimiento de que es incapaz de ir más allá.

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