La parte más conocida de una prueba PCR y de la que más se habla suele ser precisamente la recogida de la muestra, donde se usa un hisopo nasal, es decir, el bastoncillo que se introduce en la garganta y ambas fosas nasales (por separado, por supuesto). Si bien el procedimiento puede ser molesto, raramente produce dolor.
Aún así, siempre es posible que se produzcan situaciones raras, muy raras o extremadamente raras. Y es precisamente en este último grupo donde podría catalogarse el caso de una mujer originaria de Estados Unidos, la cual sufrió una fuga de líquido cefaloraquídeo tras someterse a una recogida de muestra por sospecha de COVID-19.
El caso, único en el mundo por el momento tras haberse realizado millones de pruebas PCR en todo el planeta, ha sido publicado recientemente en la revista JAMA Otoralyngology – Head & Neck Surgery. La afectada es una mujer de 40 años, pero hay que puntualizar que en su caso se juntaron una serie de eventos improbables en una misma persona.
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