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Arboricidio lagunero

Sobre la conciencia de los responsables de los jardines, y del propio alcalde de Aguere, quede el arboricidio que se está cometiendo en La Laguna. Soy más concreto, en la calle Concepción Salazar. Se trata de una zona residencial a la que están privando de su principal riqueza: los árboles. Los vecinos están cabreados y se manifiestan; protestan porque los árboles se están arrancando sin piedad, merced a una política errática de los encargados de conservar el patrimonio botánico de una zona, la Vega, que es un privilegio natural. Ya se sabe que al mago le gusta devastar, pero no me imaginaba yo que lo harían hasta ese punto. Ya alguna vez habíamos denunciado el arrancado de árboles, de eucaliptus centenarios, para trasladarlos a otros municipios, favoreciendo a intereses privados. No voy a entrar en más detalles, porque los momentos actuales no están para relatos concretos, azotados como estamos por la pavorosa pandemia. Pero, hombre, no sean burros, no desmantelen el patrimonio botánico de una ciudad cuya belleza reside en gran parte en su riqueza arbórea, cuya vegetación aumenta día a día gracias al estanque que tiene bajo sus raíces. ¿Qué pretenden hacer con una zona residencial? ¿Crear acaso una vía rápida? Este lugar está para pasear a la sombra de los árboles, no para dar paso al velillo ran-ran con el coche tuneado, para que haga piruetas sobre el asfalto. Tengan vergüenza y no acaben con la vegetación ubérrima lagunera, que está en la historia y que no estorba, con una fronda forestal hermosa que ha sido patrimonio de los laguneros desde hace siglos. Dejen la sierra en casa y pónganse a inventar otra cosa. No arranquen los árboles, ni acaben con sus vidas hermosas, que no molestaban a nadie. No sean rebenques ni alteren la ecología de las ciudades. No cometan más arboricidios.

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