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El adiós de un gigante

Los daños causados en el plato del radiotelescopio de Arecibo por la rotura de unos cables de soporte en agosto y noviembre hacen peligrar su integridad estructural, por lo que se ha decidido desmantelar la mítica instalación tras casi seis décadas de servicio a la ciencia
La imponente instalación se había convertido en una estampa icónica que fue popularizada en los años 90 por películas como Contact, Goldeneye o Species. DA

Situado en Arecibo, al norte de la isla de Puerto Rico, el radiotelescopio que recibe su nombre del municipio en el que se asienta, comenzó a ser construido en el verano de 1960 en una depresión natural en las montañas de la región. La instalación entró en funcionamiento en noviembre de 1963 y no tardaría en comenzar a producir resultados que nutrieron de datos a investigaciones llevadas a cabo por astrónomos a lo largo y ancho del mundo. Hasta su construcción no había existido una instalación de estas características y proporciones y su puesta en marcha supuso un gran salto para la radioastronomía.

El enorme plato del radiotelescopio de Arecibo tiene 305 metros de diámetro y una superficie de recolección de más de 73.000 metros cuadrados, lo que otorga a esta instalación científica una estampa monumental. El receptor se sitúa en una plataforma que supera las 900 toneladas de peso y que se mantiene suspendida en el aire por un entramado de 18 cables de acero unidos mediante tres grandes torres de hormigón que sostienen la estructura a una altura de 150 metros del suelo.

Sin embargo, en la madrugada del 10 de agosto, uno de esos cables de acero que soporta la estructura se partió inesperadamente, provocando una grieta de más de treinta metros y graves daños en el plato del telescopio. No mucho después, el 8 de noviembre, la rotura de un segundo cable atravesaba la antena principal del instrumento, dejando herida de muerte a la instalación. Se cree que la rotura de este segundo cable fue una consecuencia de la tensión generada en la estructura por la ausencia del que se había roto en agosto.

Daños causados en el plato del radiotelescopio por la rotura de uno de los cables de sujeción de la estructura. DA

La UCF (University of Central Florida), gestora de la instalación, contrató a tres empresas diferentes de ingeniería para evaluar los daños, realizar un análisis de la situación y presentar posibles líneas de trabajo para la reparación del radiotelescopio. Lamentablemente, las tres coincidieron en la imposibilidad de reparar la instalación sin comprometer la seguridad de los trabajadores, el personal del centro y la propia estructura, recomendando su clausura definitiva.

Así las cosas, el pasado jueves, se hacía pública la decisión de desmantelar el radiotelescopio. “Nos desanima ver un recurso científico tan importante retirado, pero la seguridad es nuestra principal prioridad”, se lamentaba Alexander N. Cartwright, presidente de la UCF.

Aunque el radiotelescopio se encontraba operativo y en funcionamiento, algunas secciones de la instalación seguían siendo sometidas aún a reparaciones y operaciones de mantenimiento tras haber sufrido algunos daños en 2017 a causa del huracán María. Sin embargo, la rotura de los cables de soporte y el severo estropicio ocasionado en ambos incidentes marca la despedida de este gigante de la astronomía.

El de Arecibo mantuvo su condición de mayor radiotelescopio del mundo hasta la finalización en 2016 de FAST, una estructura de 500 metros de diámetro construido por China en la provincia de Guizhou, al suroeste del país.

EL ICONO

El radiotelescopio de Arecibo pasó a formar parte de la cultura popular debido a su inclusión en varias películas y series en la década de los años 90 del pasado siglo, destacando sus apariciones en Contact (1997), adaptación cinematográfica de la novela del célebre astrofísico y divulgador Carl Sagan, James Bond Goldeneye (1995) o Species (1995), y en la serie Expediente X (1994).

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