tribuna

La ética nos obliga a todos

A pesar de que El País se empeñe en destacar que Sánchez y Calvo están detrás del mensaje del rey, me imagino que Zarzuela habrá tenido algo que ver. Ese empeño del periódico por resaltar la tutela a la que está sometida la Casa Real, más que fortalecer su papel lo debilita y hace pensar que la Jefatura del Estado es una marioneta en manos del Gobierno. Aunque todos sepamos que es así, a veces es recomendable no desvelar los secretos abiertamente en aras de preservar una ilusión que nos haga pensar que las cosas son de otra manera. Es como si los padres sacaran una pancarta en la cabalgata de reyes diciendo que en realidad los Magos son ellos. De todas formas, es de agradecer que la Moncloa muestre sus palpables diferencias con el socio en el ejecutivo de coalición y se manifieste como autor, promotor y defensor de todo lo contrario a lo que el otro propugna.
Cuando un matrimonio empieza a naufragar, las incompatibilidades le asoman por los costurones de sus abrigos. Hemos vivido un largo preámbulo a este discurso, en el que, dependiendo del posicionamiento político, se exigían compromisos y declaraciones de alto calado. Los que están en el extremo de la sedición no esperaban oír algo que les pudiera satisfacer, los que están por la demolición de la institución agoraban una cena de navidad con el debate monarquía o república mientras trinchaban el pavo, algunos periodistas anunciaban un desfile sobre ascuas, como en la noche de san Juan, y otros, los más, estaban propiciando algo tranquilizador y unificador, que es lo que realmente necesita el país a la vista de la crisis sanitaria y económica por la que pasa. Todos estaban calentando el encuentro, como si se fuera a jugar el partido del siglo. Se hablaba de los goles que iba a marcar Messi, o de las patadas que le iban a dar en el borde del área, pero nada de esto ocurrió. La sensación era que se había quedado en el banquillo. Hoy la prensa de gran tirada analiza las palabras del rey de manera muy positiva, sobre todo sus alusiones a la ética y a la moral, en la que nos incluye a todos. Obsérvese que no habla del compromiso que nos iguala por el sometimiento a la justicia; va más allá, incluyendo los comportamientos demostrativos de la honestidad que nos atañen a todos los ciudadanos, tengan la responsabilidad que tengan.
Si existe un llamado genérico a la preservación de esos valores es por qué, de alguna forma, la sociedad detecta un déficit en su observación, y esto incluye a la coherencia de las decisiones políticas, a las homilías de los obispos, a la demagogia del populismo, a las veleidades nacionalistas, y a los dictados transgresores de Jorge Javier Vázquez. El rey ha hecho una referencia a preservar el espíritu de la Transición, bajo el marco de la Constitución que nos ha traído paz y beneficio por partes iguales, y en esta obligación se ha incluido encabezándola como primera persona del Estado. El ambiente en el que se ha desarrollado el discurso disponía de dos escenarios. Uno, alegórico y amable, con un árbol de Navidad, con bolas y lazos rojos, y una escueta representación del belén, sin pastores, sin mula, sin buey, y sin ángeles, con un san José de pie, como en una foto de estudio, luciendo un manto amarillo. No me he querido preguntar qué significaba ese color, acostumbrados como estamos a verlo con una sencilla capa de estameña de tonos menos ostentosos y significativos.
En un segundo ambiente, más oficial, serio y comprometedor, estaban las banderas de España y de Europa, garantizando que lo que ante ellas se iba a declarar lo era con la solemnidad suficiente. No había fotografías familiares. Debe ser que el tiempo requería que fuera una declaración unipersonal, cogiendo el toro por los cuernos, sin necesidad de ningún otro arropamiento. La cámara llegó al primer plano, como decía mi amigo Víctor Falcón, realizador de televisión, metida hasta el fondo de la garganta, para pronunciar esas palabras tan esperadas, tan comedidas, tan profundas, y tan llenas de intención y de compromiso inclusivo: “Los principios éticos y morales obligan a todos y están por encima de cualquier consideración, incluso de las personales o familiares”. A propósito, anoche se llegó a un acuerdo con lo del brexit.

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